El FBI, tras la pista de un hombre blanco ``americano''
David Brooks, corresponsal, Washington, 27 de julio El símbolo de paz, de la unidad mundial, los Juegos Olímpicos, tembló esta mañana al estallar una bomba en Atlanta, y casi instantáneamente y durante horas los medios inundaron este país con imágenes de sangre, heridos, y una situación caótica que pone en jaque a cualquier idea de que Estados Unidos es invulnerable a la violencia que tanto deplora en otras partes del mundo. Y peor, todo indica que el ``terrorista'', fue un hombre blanco y americano.
Escenas que se producen a sólo diez días del aún misterioso fin del vuelo 800 de TWA, y poco después del aniversario del atentado en la ciudad de Oklahoma, y de repente se derrumba lo poco que quedaba de la sensación de que ser habitante del país más poderoso del mundo era vivir en un lugar seguro. El país está bajo ataque, pero al parecer, de sus propios terroristas.
Imágenes que cambian de sentido en un instante. La banda de rock que tocaba en el Parque Centenario en los momentos en que estalló la bomba se llama Jack Mack and the Heart Attack (Jack Mack y el Ataque de Corazón). El lema de la empresa ATT, cuyo centro olímpico esta directamente sobre el parque, y que estaba desplegado por todas partes: ``ATT, Share the Experience'' (ATT, Comparte la Experiencia).
Y la experiencia fue compartida. Los medios llenan el espacio audiovisual estadunidense con comentarios de testigos, de expertos en explosivos, terrorismo, acciones policiacas y políticos hablando sin descansar sobre este caso y sus implicaciones.
``Desafortunadamente, es un mundo inseguro'', fue la consigna repetida. Pero, como lo expresó William Webster, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), ``no podemos permitir que los terroristas piensen que están ganando''. Sin embargo, el clima de tensión y ansiedad que esto ha creado a nivel nacional es, a pesar de todo, un logro de este acto.
``Este país no es tan seguro como debiera ser'', comentó una mujer a la cadena ABC. Mientras tanto, los medios informan sobre qué tan fácil es fabricar una bomba del tipo que fue utilizada en Atlanta; hay manuales, o instrucciones accesibles a través del Internet.
De hecho, se informó, la fabricación de estas bombas empieza a ser un problema que enfrenta a través del país la policía estadunidense, y en este país se han registrado miles de casos de fabricación de estos explosivos desde 1990. Se recuerda que sólo hace unos meses se arrestó a un miembro de una milicia en Georgia, acusado de fabricar y almacenar ``bombas tubo''.
Más de 30 mil agentes de seguridad pública, la fuerza de seguridad más grande jamás conformada en tiempos de paz -como se ufanaban los organizadores en Atlanta- están desplegados en esa ciudad del sur del país. No se sabe cuántos estaban entrenados para detectar a hombres anglosajones sin acento como posibles terroristas.
``Los juegos continuarán'', fue el grito de repudio del presidente Bill Clinton, pero el país está ahora menos preocupado por cuál de sus atletas logrará oro, y más por cuál de sus terroristas fue el culpable de crear una inseguridad tal que permanecerá mucho después de que se clausuren estos eventos olímpicos