La Jornada Semanal, 28 de julio de 1996


Entrevista con Edward Said

A pesar de la tormenta

Edmundo Bracho

Edward Said es profesor de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su libro El mundo, el texto y el crítico contiene una lúcida reflexión sobre la condición histórica de la literatura y algunos de los mejores ensayos sobre Joseph Conrad. En Orientalismo, Said diagnosticó de una vez por todas los prejuicios que la civilización occidental tiene respecto al "oriente". Aunque padece de leucemia, no ha dejado de reflexionar en la literatura y la política. El fruto más reciente de esta ardua resistencia es Representaciones del intelectual.



Usted proviene de una minoría dentro de otra minoría: la cristiana en Palestina. En Nueva York ha dicho que se siente como si fuera la única voz palestina en una ciudad de considerable presencia judía. Cómo le afecta encontrarse siempre como minoría?

Bueno, en primer lugar nací dentro de una comunidad minoritaria. No había alternativa. Pero nunca me he considerado como miembro de una minoría, del tipo que sea. Existe una forma de pensar que es propia de la minoría, pero no es la mía. Me siento bien en muy diversos lugares. Sin embargo, cuando se trata de asuntos políticos siempre he encontrado estimulante pertenecer a la oposición. En esta etapa de mi vida me preocupa ya muy poco la necesidad de pertenencia grupal, de patriotismo. Pertenezco a una comunidad nacional, y aquí, en Nueva York, pertenezco a una comunidad de intelectuales.

Qué tan difícil ha sido para usted expresar sus posturas políticas en EU? Considera que su condición de intelectual le ha ayudado a obtener cierta receptividad como voz política palestina?

He atravesado diferentes etapas en ese sentido. En el pasado, sentía que mi función era dar a conocer la perspectiva palestina, puesto que teníamos en nuestra contra la desinformación: nadie sabíaque existíamos como pueblo. Desde los años 1968 y 69 hasta mediados de los ochenta consideré importante insistir en la presencia del pueblo palestino y decir algo sobre su historia, sus características y sus exigencias como nación. Luego, con el surgimiento de la Intifada, pensé que era muy importante respaldar el movimiento y alentar nuestra lucha por conseguir la autodeterminación y la independencia política. En 1988, cuando era miembro del Consejo Nacional Palestino, voté por la formación de dos Estados. Pero después de 1988 terminé por desilusionarme de la OLP. Entonces todose complicó para mí, pues he estado oponiéndome a ellos (a la OLP) después de que firmaron el tratado con Israel. La gran ironía es que la OLP aparecía rehabilitada a los ojos del mundo: "Arafat era un terrorista, ahora es el líder de los palestinos." Desde entonces me opongo a Arafat por su incompetencia y corrupción, y por su pésima negociación con los israelitas.

Estados Unidos dice apoyar cualquier esfuerzo democratizador en el mundo, y sin embargo mantiene con Palestina y demás países árabes una doble tabla de valores...

Eso lo ha venido haciendo con todos los Estados árabes. Quieren el control y el petróleo, y les resulta más fácil controlar el Golfo a través de los sauditas y los kuwaitíes que a través de un gobierno democrático. Los saudís son una familia real y los americanos sus patrones. Sucede igual con Egipto, que no es una democracia, pero ellos lo prefieren así, pues les resulta más conveniente negociar con Mubarak y harán todo lo posible por mantenerlo en el poder. Siempre ha sido así. Hacían lo mismo con Franco en España, con los dictadores de Vietnam del Sur... Históricamente, Estados Unidos siempre ha respaldado dictaduras.

Quizás el exilio de tantos palestinos les ha brindado la posibilidad de redimensionar las ventajas y desventajas de un sistema democrático. En todo caso, una democracia palestina significaría una exclusiva y señera condición política, pues no existe en el mundo árabe una sola democracia establecida...

Ha habido movimientos democráticos. Líbano era una democracia... Pero es verdad: en la actualidad no existen democracias en el mundo árabe. Sin embargo, sí hay grupos y gente que luchan por la democracia. Existen movimientos pro derechos humanos, movimientos de mujeres, y otros por el estilo, aunque ninguno ha podido emerger con suficiente fuerza debido a los regímenes que gobiernan.


Hay una idea en la obra de Conrad que, hoy en día, es lo que más me importa: la fuerza de voluntad, el hecho de que todo puede estar desmoronándose y en el fondo de tu ser tienes sólo una idea muy simple: la de seguir trabajando, sin capitular, sin rendirte ni amedrentarte. Eso para mí es fantástico.

Diría que el concepto de democracia es parte de la experiencia occidental y que por ello no es adecuado para las culturas árabes?

No. Decir eso es caer en una falsedad tremenda. Las tradiciones democráticas dentro de la cultura e historia islámicas argumentan que los pueblos pueden gobernarse democráticamente. Además, vivimos en un sólo mundo, global, interconectado, y la democracia es parte de ese nuevo panorama. Hay muchos países occidentales que no son democráticos, se ha evidenciado el surgimiento de fuerzas neofascistas en países como Alemania e Italia. Uno debe comprender a la democracia como un deseo humano natural que puede encontrarse donde sea.

En Argelia se ha producido un vuelco fundamentalista, siendo un país de mayoría sunita.

Lo que liquidó el proceso democrático en Argelia no fue el Frente Islámico de Salvación, sino el régimen militar, con el apoyo de determinadas potencias occidentales. Nunca podremos saber qué hubieran hecho ellos en el poder. Pero no tenían un proyecto de gobierno islamista, sólo representaban el partido que se oponía al FLN; se oponían a la creciente corrupción, a las nuevas medidas económicas.

Se podría decir que existen aspectos propiamente palestinos en su trabajo literario?

No. La mayor parte de mi trabajo literario está hecho sobre la tradición occidental. Muy raras veces escribo sobre literatura árabe. Sobre el mundo árabe me interesa escribir textos políticos. Pero, académicamente, considero importante hablar sobre la tradición occidental desde la perspectiva que me da ser árabe, con un punto de vista distinto al de los demás.

Podría decirse que la naturaleza resquebrajada, discontinua y caótica de la experiencia cultural palestina es similar a las dos otras culturas postcoloniales? Pienso específicamente en la caribeña.

Sí, desde luego. Y mucho. Existen muchas similitudes. Quizá la única gran diferencia estriba en que, a diferencia de la cultura caribeña, la palestina es parte de una vieja tradición, árabe y sunita. El Caribe es mucho más nuevo. Nuestra lengua, nuestros libros son los mismos que los del resto del mundo árabe, y se trata de una muy vieja y distinguida tradición. Pero nuestra experiencia política y nuestra experiencia histórica son muy parecidas a las caribeñas.

Cómo actúa el exilio en una población sin territorio propio como la población palestina? La diáspora reafirma sus "códigos" culturales en el extranjero o éstos se "contaminan"?

Los portadores de la tradición y la cultura palestinas en realidad son las gentes de la diáspora, no los palestinos de los territorios ocupados. La poesía más notable, los ensayos, la narrativa, los trabajos culturales más descollantes han sido escritos por la diáspora. El exilio sirve de estímulo para reafirmar cultura y continuidad, mientras que los palestinos en Israel intentan sobrevivir. Y creo que el futuro de Palestina, tal como se ha presentado el panorama cultural, reside en la diáspora más que en Gaza. Además, somos la mayoría numérica: el 60% de la población palestina reside fuera de Palestina.

Usted ha dicho que los palestinos se han convertido en una suerte de comodín o propiedad pública para explicar ciertos fenómenos. Cuáles? Usted ha sido "utilizado" para explicarlos?

En el imaginario colectivo nos asociaban con el terrorismo, debido a la propaganda israelita y occidental. Desde luego, los palestinos practicaron el terrorismo, pero de modo alguno en forma comparable a lo que se les hizo a ellos. Los israelitas bombardeaban hospitales en Beirut, escuelas y campos de refugiados; todavía lo hacen, y a eso no le llaman terrorismo. Pero si un palestino sacrifica su vida para matar a un soldado israelita, entonces se le tilda de terrorista. Eso es lamentable. Y los movimientos de liberación nunca prestamos atención o importancia a la información. Nunca hubo una política coordinada de información, algo sobre lo cual yo insistíconstantemente sin que se me escuchara.

En Orientalismo escribe: "el Oriente es una parte integral de la civilización y la cultura material europea". Hasta donde desarrolla esa idea en Cultura e Imperialismo?

La transformo un poco. Deja de ser sólo una estructura imaginaria o imaginativa, que es lo que era en Orientalismo. En el nuevo libro me interesé mucho por mostrar de qué modo Occidente se había apropiado de un 85% del territorio mundial en 1914: India, África, partes de América Latina, de Asia y de China... Me preocupa entender no sólo cómo lo hicieron y por qué tuvieron la voluntad de hacerlo, sino también y aquí estriba la diferencia entre ambos libros quién resistió, de qué modo se configuró la resistencia. Es una diferencia muy importante.

Muchas prácticas culturales no-occidentales ya han penetrado en Occidente.

Sí, desde luego. Así lo expongo en mi libro. Digo incluso que es imposiblehacer distinciones marcadas entre Oriente y Occidente. Antes que nada, no existe cosa tal como Occidente, es una invención, un marbete. Occidente está repleto de elementos heterogéneos. Tome Inglaterra, por ejemplo: ese país ya no es "la nación del hombre blanco", coexisten grandes comunidades indias, caribeñas, africanas, etcétera. Lo mismo puede decirse de Estados Unidos, que siempre ha sido un país de inmigrantes, o de Francia, que ya alberga a millones de musulmanes. Las distinciones esbozadas entre culturas son en realidad ficticias, y eso debe enfatizarse, igual que el hecho de que son resultado de la conquista imperialista.

El escritor palestino Anton Shammas ha dicho que a través de su obra intenta desterritorializar la lengua hebrea, pues se ha apropiado de ella para hacerla el lenguaje de su discurso narrativo personal. Me gustaría saber qué opina usted de tal ejercicio. Hay una intención similar de desterritorialización en su uso del inglés?

Lo que Shammas está haciendo es absolutamente correcto. Podría estar escribiendo en árabe o en inglés, pero lo hace en la lengua del invasor. Cuando escribo, mi inglés no es igual al de un británico. El inglés es una lengua que ya no le pertenece exclusivamente a Inglaterra. Es un recurso de expresión para las experiencias de un palestino, de un trinitario. Si continuamos empleando el inglés, contribuimos a la desterritorialización.

En ese sentido, qué puede decirnos del ejemplo radical del keniano Ngugi Wa Thiong'o, quien abandonó el inglés para escribir en su dialecto nativo, el gikuyu, bajo la premisa militante de que toda literatura africana debe ser escrita en lenguas africanas?

Él dice que no se debe escribir en inglés por ser una lengua imperial; yo digo que sí se debe utilizar, pues entonces dejará de ser una lengua del imperio. Rushdie y Derek Walcott, entre otros muchos escritores, comparten mi opinión. Se ha convertido en nuestra lengua.

Su libro Cultura e Imperialismo se abre con un epígrafe tomado de El corazón de las tinieblas, y su primer trabajo literario fue un estudio sobre la obra de Joseph Conrad, un orientalista par excellence a la vez que un antiimperialista solapado, una figura que condensaba tal paradoja cultural en sus escritos...

Él expresaba el mundo imperialista de cierto modo. Como dice usted: era una paradoja. Por otra parte, su obra me pareció irresistible, fascinante... Encuentro muy interesante que un hombre que creció en Polonia, que luego aprendió francés, decidiera finalmente escribir en inglés, su tercera lengua. Eso me pareció fascinante. Una segunda razón que explica mi interés, es que las experiencias que él describe me han acompañado, literalmente, a través de toda mi vida: experiencias de exploración de territorios y contextos desconocidos, situaciones extremas. No hay nadie como Conrad; él fue una voz única e irrepetible. Otra razón, la más importante, es que me he dado cuenta, en la medida en que envejezco y desde que estoy enfermo [de leucemia], que Conrad me atraía porque los héroes de su obra son gente que tratan de vivir o sobrevivir de acuerdo a ciertos códigos, a valores como la lealtad y el estoicismo mientras el mundo a su alrededor se derrumba. Hay una idea en la obra de Conrad que, hoy en día, es lo que más me importa: la fuerza de voluntad, el hecho de que todo puede estar desmoronándose y en el fondo de tu ser tienes sólo una idea muy simple: la de seguir trabajando, sin capitular, sin rendirte ni amedrentarte. Eso para mí es fantástico.


Los israelitas bombardeaban hospitales en Beirut, escuelas y campos de refugiados; todavía lo hacen, y a eso no le llaman terrorismo. Pero si un palestino sacrifica su vida para matar a un soldado israelita, entonces se le tilda de terrorista.

Ese espíritu conradiano le ha ayudado, en un plano personal, a lidiar con la leucemia y a mantener sus convicciones políticas que le han distanciado del podio oficial palestino?

Es curioso que usted me pregunte eso, porque me di cuenta hace apenas poco tiempo. He estado muy mal últimamente, y en todo lo que pienso es en Conrad, en varios personajes y figuras de Conrad, en sus cuentos y novelas. Cómo estos personajes, con todo en su contra, casi siempre sobre una barca, en medio de un maremoto; perseveran en seguir navegando? Para Conrad el símbolo es el hombre, casi siempre el capitán que, a pesar de ser víctima de una tormenta, insiste en continuar el viaje mientras el barco se despedaza. Es muy estimulante. De eso se trata. Nadie como él para descubrir la confusión y las dificultades y el hecho de que tus recursos se van mermando poco a poco; pero no cedes, sigues adelante. Eso ha estado conmigo desde siempre, y ahora más que nunca.

Podría mencionar otros trabajos que hayan tenido influencia en la evolución de sus puntos de vista?

Influencias me sobran. Por ejemplo, el filósofo italiano Vico. También Gramsci ha sido muy importante para mí... Hay tres grandes filósofos que me han significado mucho: uno es Gramsci, el otro es Lukacs sus primeros trabajos, y luego Adorno, el Adorno que escribe sobre música, que es otra de mis grandes pasiones.

Tomando en cuenta que la primera novela árabe la escribió, hace apenas 80 años, un egipcio en París, y que en Oriente la tradición oral era de gran vitalidad, se puede decir que la narración oral en el mundo árabe está perdiendo terreno ante la novela, que es, al final, un género que contribuyó enormemente a fijar actitudes imperialistas?

Sí, la tradición oral está perdiendo terreno no sólo ante la novela sino ante la televisión. La televisión se ha convertido en una fuerza incontenible en la era moderna. En Egipto, por ejemplo, el público ve telenovelas que duran años, gran parte de la población es ya adicta. Existe en ello el riesgo de que la cultura entre en algún tipo de crisis y deje de reproducirse a sí misma. Se está convirtiendo en una cultura bastarda. Al tiempo que los vínculos tradicionales se disuelven, la memoria se diluye y termina por desaparecer.

Entiendo que usted ha interpretado como negativo el que los estudiantes estén leyendo textos de crítica literaria y teoría analítica en vez de novelas y poesía.

Es algo excesivo. Yo no leo muchos ensayos teóricos, rara vez lo hago. Prefiero leer, por ejemplo, textos históricos, que un libro teórico sobre literatura. La fruición que siento leyendo una novela no puede ser jamás reemplazada por la teoría crítica. Hay que ir a la fuente, a la creación. Creo que se ha dado una saturación, y el resultado es que los estudiantes sufren de exceso de teoría, casi todos los cursos son de teoría: Derrida, estructuralismo, postcolonialismo... y la gente no lee ya libros, narrativa. Es terrible. En ese sentido soy muy conservador.

Existe el riesgo de terminar por olvidar la poesía, la ficción...?

No sólo eso, hay una tendencia a que los estudiantes se identifiquen con determinadas teorías y escuelas de pensamiento, y terminen por seguirlas como dogma. Se convierten en discípulos de una teoría específica, radicalistas de una teoría. Uno los oye decir cosas como: "Yo soy un deconstructivista ortodoxo." Qué diablos significa eso? Qué diablos significa que un estudiante de 22 años de edad te diga que es un deconstructivista o una feminista radical? Lo cierto es que no saben lo suficiente para poder decir eso. Me parece lamentable.