Ha causado escándalo el descubrimiento que en un diccionario de sinónimos utilizados por la empresa Microsoft en su versión castellana del procesador de palabras Word 6, para uso en computadoras (ordenadores, dirían los colegas españoles), aparezcan términos con aparentes connotaciones racistas y ofensivas para los mexicanos. La empresa mencionada, líder mundial en software (blandobienes?), con respetable sentido de responsabilidad, ha dicho que hará los cambios que se imponen a su diccionario, a raíz de las críticas expresadas.
El problema va más allá de la pifia de una empresa de informática y apunta hacia el significado de las palabras, así como el uso de los diccionarios. Los diccionarios que se emplean comúnmente en las computadoras, por lo general sugieren sinónimos al usuario pero no definen la palabra, ni tampoco explican los significados distintos que una misma palabra puede tener en diferentes países.
Aquí se plantean varias posibilidades. Un diccionario de sinónimos puede simplemente registrar el significado variado que tiene tal o cual palabra en distintos países, sin especificar. Si una palabra de contenido étnico, como ``indio'' o ``negro'', es utilizada despectivamente o con intención racista por algunos hablantes, el diccionario simplemente registra el hecho, pero no lo valora. De allí que algunos sinónimos empleados puedan ser ofensivos para algunos, pero son utilizados ampliamente por otros, y por eso aparecen registrados. El diccionario no toma partido. El Diccionario del español de México, preparado en El Colegio de México, registra los vocablos que están en uso en nuestro país, sin decir si están ``bien'' o ``mal'' empleados.
Algunos diccionarios (como el de la Real Academia), por el contrario, pretenden imponer el uso ``correcto'' de las palabras y son muy selectivos en cuanto a los vocablos que incorporan. Generalmente no reflejan adecuadamente el uso real que se hace en la vida cotidiana de las palabras, por lo que se les considera pesados, anticuados, y poco prácticos. Ademas de que se limitan en gran parte al uso del idioma en España.
El problema de un diccionario de sinónimos como el que se comenta, es que pretende ser una herramienta de trabajo útil, pero no discrimina en cuanto a los variados significados de una palabra. El problema se complica cuando una empresa trasnacional, cuya finalidad es esencialmente comercial y no educativa ni cultural, lanza un producto en una lengua extranjera, sin tomar en consideración las variantes sub-regionales y nacionales del idioma, con las consabidas confusiones, como en el caso mencionado. Aún más problemático resulta el hecho que cuando no existe una traducción adecuada de algún término técnico, éste simplemente se inventa. En general, las traducciones al español de las palabras inglesas utilizadas en el mundo de la informática son bastante insatisfactorias, cuando no francamente ridículas.
Ejemplo: la instrucción en inglés ''press'' puede aparecer en los distintos programas traducidos al español como ``pulsar'', ``presionar'', ``golpear'' o ``teclear''. Escoja la suya! En otro programa de Microsoft la posición de la página a imprimir aparece en inglés como ''portrait'' (vertical) o ''landscape'' (horizontal), y su traducción en castellano es ``prolongada'' y ``apaisada''. Vaya!Aplican restricciones, como ahora se dice en buen castizo...