Platas, octavo en trampolín
Rosalía Villanueva, enviada Atlanta, 29 de julio El sueño olímpico de Fernando Platas terminó desde el mediodía de hoy y se prolongó hasta casi la medianoche, cuando culminó en octavo lugar en el trampolín de 3 metros que fue dominado ampliamente por los chinos Ni Xiong (701.46), ganador del oro, y Zhuocheng Yu (690.93), que se quedó con la medalla de plata.
El mexicano contabilizó 619.80 puntos, para finalizar en el octavo lugar, y aunque dijo que su participación fue ``un buen resultado'', ésta hubiera sido mejor de no haber fallado dos clavados que prácticamente lo alejaron del podio de vencedores, donde se coló el defensor de Barcelona, el estadunidense Mark Lenzi (686.49 puntos), impulsado por el público y pese a su antiestética figura. Le dieron el bronce.
Apenas recuperado del resultado por la mañana en la ronda de semifinales, Fernando Platas aclaró que no llegó presionado a la competencia cuando se le señalaba como uno de los grandes favoritos, sin embargo las facciones de su rostro tenso, se observaban desde la tarde. Sus labios no se movían; desde abajo su entrenador Gustavo Osorio le indicaba las marcaciones, a un lado, Salvador Sobrino, su descubridor, también lo dirigía, a pesar de que su papel ahí era como entrenador del equipo olímpico australiano.
El moreno torso del mexicano se distinguía del grupo de 12 finalistas; lo mejor del mundo. Platas, el joven estudiante de administración, observa serio el infinito. El griterío de 13 mil gargantas en el Acuatic Center de Georgia estallaba en cuanto los clavadistas entraban al agua, durante la concentración de éstos, privaba el silencio, sólo se escuchaba la respiración de los contendientes. Fernando muy serio movía los labios como si rezara.
La primera ronda fue incierta. El saltarín salió en el quinto sitio y metió un clavado que si no fue bueno, cuando menos los verdugos jueces no lo sancionaron, pero la diferencia era por demás notoria, comparada con los chinos, monarcas del mundo y ahora del olimpismo.
Y si de cifras habláramos, diríamos que la única diferencia entre el mexicano y los asiáticos ``es que ellos tienen más experiencia y vienen trabajando desde hace muchos años, desde que son niños'', dijo Platas, quien insistía en que este resultado no lo acababa, que le fue mal, pero que no estaba derrotado porque venía la sorpresa, en alusión a la prueba de plataforma.
Con más tranquilidad y viendo que no era necesario pelear ante los asiáticos que amarraron el oro y la palata desde el día anterior, Platas tuvo su momento de inspiración al levantarse de un octavo a un séptimo sitio. Fue fugaz. Lo peor vendría después, cuando en la cuarta y quinta ronda, falló el tres y media vuelta holandés, y otro de giros, clavados que desde mucho tiempo atrás venía ejecutando y erró en el momento menos indicado para dar la oportunidad al australiano Michael Murphy (640.95 puntos) y al veterano germano Jan Hempel (622.32 puntos).
``Chingada madre, ¡cómo fui a fallarlos!'', expresó un desconsolado atleta, que para muchos era una promesa; sin embargo, Platas todavía quiso pelear y en su última ronda realizó el mejor salto del día.