La Jornada 30 de julio de 1996

Otros mexicanos: Quintanilla, undécimo en 10 mil metros

Jorge Sepúlveda Marín, enviado Atlanta, 29 de julio No hay disculpa. Sencillamente el nivel fue muy fuerte, son las palabras de Armando Quintanilla, quien calificó como una carrera de negros los 10 mil metros disputados en el extremadamente vigilado estadio olímpico, en la que apenas pudo correr lo suficiente para terminar en el décimo primer sitio con un cronometraje de 28:09.46 minutos, a poco más de un minuto del ganador y a más de un año luz de sus ilusiones.

Los mexicanos siguen sin ganar, desde Bernardo Segura. La competencia de los 10 mil metros se desarrolló como la marcha de un tren multicolor, donde las máquinas de arrastre eran los atletas negros. Veloces e inalcanzables. Uno tras de otro, con algunos vagones que se fueron soltando para quedar a la deriva y luego otros que se adelantaban; claro, tenían la potencia para hacerlo.

Como si fuera un juego electrónico, los fondistas cambiaban de posición hacia adelante y hacia atrás, aunque los que se frenaban jamás regresaron. Armando pasó del último sitio donde inició al 19 y luego al 18, y así se fue hasta que se acomodó atrás del 10, donde pese a su mejor esfuerzo lo sorprendió el fin de la carrera.

El etiope Haile Gebrselassie venía reservándose durante un largo trecho y sin que sospecharan rebasó en los 200 metros finales al keniano Paul Tergat (27:08.17 minutos), de larga estirpe en esta distancia, para finalmente quedarse con el primer sitio con un registro de 27:07.34 e imponer récord olímpico. La tercera posición fue para el mauritano Salah Hissou (27:28.59).

En plática posterior Armando Quintanilla nada quiso justificar, aseguró que se había preparado para obtener una medalla, pero la prueba fue muy fuerte. "Incrementaron el ritmo demasiado y no pude seguirlos", aceptó.