Testimonios de Domiro y reacciones panistas
Encomiendas: cuidar la vida de Colosio y aclarar su muerte
Nadie sabe si el general Domiro García Reyes participó o no en el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta. Seguramente, nadie sabrá la identidad de los autores intelectuales del asesinato del ex candidato presidencial. Lo cierto es que trabajos periodísticos, como el testimonio del encargado de la seguridad de Luis Donaldo Colosio Murrieta, recogido en el libro Domiro, de los periodistas Joaquín López Dóriga y Jorge Fernández Menéndez, provocaron ya una desusada respuesta del panismo y de los defensores de la Procuraduría General de la República.
Domiro es una compilación de entrevistas y testimonios recogidos por los dos periodistas y editado por Rayuela Editores, que ya se encuentra en las librerías y que exhibe una faceta del controvertido caso, que aún no ha resuelto la PGR.
De suyo, la compilación de testimonios y entrevistas del general Domiro García Reyes constituye una defensa del militar, a quien el fiscal especial, Pablo Chapa Bezanilla, ha involucrado en el asesinato de Colosio. Sin embargo, el testimonio se convierte en materia para exhibir la manera en que la Fiscalía Especial y la propia PGR han hecho hipótesis que luego han sido incapaces de comprobar.
Una primera aproximación al texto de López Dóriga y Fernández Menéndez deja ver, desde el prólogo, que los autores transitan estrictamente por el sendero periodístico y que no afirman ni descartan alguna de las hipótesis que involucran al encargado de la seguridad de Luis Donaldo Colosio en la muerte de su jefe y ex candidato presidencial. ``El tiempo y los hechos habrán de darle su peso real a esta versión, la versión de un general: Domiro García Reyes'', dicen.Es precisamente en estas líneas donde se sintetiza la esencia del libro. Se trata de un texto en el que se ofrece la versión una parte del todo de uno de los actores centrales del asesinato de Colosio: su jefe de seguridad, el encargado de garantizar la vida del ex candidato presidencial y quien, además, perteneció al Estado Mayor Presidencial. La obra puede resultar cuestionable porque habla sólo de una de las partes, porque no acusa ni llega a conclusiones. Sin embargo, debe insistirse, es la versión de uno de los actores de ese complejo escenario en que se convirtió la muerte de Luis Donaldo Colosio.
Por encargo o no, las 170 páginas de Domiro, los testimonios y hasta la defensa que de sí mismo hace Domiro García Reyes son sólo producto de los desaciertos, de las hipótesis filtradas sin fundamento, de las incapacidades profesionales de quienes, al igual que Domiro en su misión cuidar la vida de Luis Donaldo Colosio, tuvieron la encomienda de esclarecer la muerte del candidato presidencial.
Domiro García Reyes tenía como encomienda fundamental cuidar de la vida del candidato Colosio. Ya todos saben que incumplió con esa encomienda, que, complot o no, acabaron con la vida de Luis Donaldo Colosio y que Domiro fue incapaz de evitar esa muerte, porque como él mismo lo dijo: ``Me lo mataron''. Pero también nadie ha sido capaz de demostrar con pruebas que el jefe de la seguridad de Colosio participó en el complot que terminó con la muerte del entonces candidato presidencial.
Antonio Lozano Gracia, procurador general de la República, y especialmente Pablo Chapa Bezanilla, Fiscal Especial del Caso Colosio, tenían como encomienda fundamental esclarecer el crimen de Luis Donaldo Colosio. Ya todos saben quepor lo menos hasta el momento han incumplido con esa encomienda y que, en sus desatinos, han recurrido a la filtración periodística, a la acusación sin fundamento y al juicio en los medios, antes que en los tribunales.
Lo cierto es que el libro Domiro reabrió el caso Colosio, exhibió que los encargados de las investigaciones, la Procuraduría General de la República, han sido encapaces de cumplir con su tarea, y que uno de los presuntos implicados, Domiro García Reyes, no está dispuesto a quedarse callado, sobre todo ante la ya muy próxima sentencia a Othón Cortés, el presunto segundo tirador en la muerte de Colosio.
Mientras tanto, legisladores y dirigentes panistas criticaron la recopilación de testimonios de Domiro García, y hasta reclamaron una oportunidad para que Antonio Lozano Gracia y Pablo Chapa Bezanilla dijeran su verdad. Sólo que olvidan que Lozano y Chapa no necesitan una oportunidad para eso, que están obligados no a decir su verdad, sino a aclarar el crimen y a explicar, con pruebas, las líneas de investigación, incluida la de Domiro García Reyes.