Examen único, para ocultar la calidad educativa
Pase automático, para evitar conflictos políticos
En abril de 1994, entonces candidato presidencial, Ernesto Zedillo se reunió con el magisterio el día 6 y con los rectores de las universidades públicas del país el día 14. En los dos casos habló extenso de la importancia que en su gobierno tendría la calidad de la educación pública. El aspirante presidencial se refería al tema con conocimiento de causa, pues había sido secretario de Educación.
En el primero de esos encuentros, ante miles de maestros dijo: ``Si queremos un país más democrático, tenemos que tener más y mejor educación; si queremos un país con desarrollo social, necesitamos más y mejor educación; si queremos un país con eficiencia microeconómica, necesitamos más educación y mejor capacitación...''.
Días después, en un encuentro con los rectores de universidades públicas de todo el país expuso: ``Ustedes saben muy bien que muchas de nuestras posibilidades futuras para acrecentar las oportunidades de empleo, y de que estos empleos sean mejor remunerados, estarán en función de lo que podamos hacer para mejorar la calidad de la educación superior''.
Más aún, el 1o. de diciembre de ese mismo año, en el discurso pronunciado durante la toma de posesión como presidente de México, Ernesto Zedillo se comprometió a dar ``gran atención'' a la capacitación tecnológica y la edudación media y superior, y sostuvo que la educación ``será un medio seguro para superar la pobreza''.
Las citas son importantes, a propósito del examen único que diseñó el gobierno federal para acceder a la educación media superior en las escuelas del Distrito Federal y su zona conurbada. En el fondo el examen único resultó ser sólo una estrategia dirigida a terminar con un problema político: el de los rechazados, pero que ignoró la preocupación real, a la que se refirió repetidamente el presidente: la calidad de la educación.
Y es que para no enfrentar el recurrente conflicto de los rechazados de las preparatorias, los estrategas de la educación en México inventaron el Examen Unico de Ingreso al Nivel Medio Superior, que supone competir a todos los egresados de las escuelas secundarias, por un lugar en las nueve instituciones que imparten educación media superior. En realidad el examen único es una modalidad de pase automático de la secundaria al nivel inmediato superior, en demérito de la calidad educativa, que parece no importarle a nadie.
La primera contradicción del nuevo examen, es que se obliga a competir a los egresados de secundaria, por opciones educativas que no tienen equivalencia. Lo mismo pueden acceder a una institución con pase automático a la UNAM, que por el Conalep, que es terminal y sin acceso a una carrera universitaria, sólo por citar dos ejemplos.
Pero, lo más grave, es que los egresados de secundaria tienen garantizado un lugar en cualesquiera de las nueve alternativas, sólo con cumplir tres requisitos; presentar certificado de secundaria, solicitar el examen único y presentar dicho examen. No importa la calificación, que puede ser incluso de cero, para tener un lugar. No importa el grado de conocimientos, no importa si se prepararon o no. No importa si son buenos o malos estudiantes. Ya existe el pase automático que garantiza a los egresados de secundaria, obtenido su certificado, continuar ocupando un lugar en las escuelas de nivel medio superior.
Efectivamente, como dicen las autoridades educativas, el examen único ``fue de selección y no de evaluación''. Pero que no se requirió una evaluación mínima para la selección? Si en la selección más del 50 por ciento de los estudiantes no alcanzaron los mínimos para que se les asignara la escuela que marcaron como primera opción, que habría pasado si esa asignación se realiza mediante el criterio de evaluación? Hay quienes dicen que las escuelas se habrían quedado vacías, o que el conflicto provocado por los rechazados asustaría a propios y extraños.
Pero lo peor es que las propias autoridades educativas clasifican a las instituciones de enseñanza en planteles de primera, de segunda y hasta de quinta. Y es así porque los estudiantes que en la selección obtuvieron los mejores resultados, se van a la primera opción seleccionada, es decir la UNAM y el IPN. Y en el otro extremo, los que obtuvieron baja calificación o sacaron cero, se van a las instituciones de menor demanda, es decir las de educación ténica, como el Conalep.
Por supuesto que no se propone cerrar el paso a los estudiantes egresados de secundaria o que sólo accedan al nivel medio superior aquellos con calificaciones de excelencia. No, se critica el sistema de examen único, que más bien parece diseñado para ocultar las escandalosas deficiencias del sistema educativo, en donde hay de todo, menos calidad educativa.