David Colmenares Páramo
Los hitos de la reforma electoral

El consenso logrado por los partidos políticos para la reforma electoral, así como las votaciones por unanimidad en las cámaras de diputados y de senadores, son un hito histórico en el desarrollo de la vida política del país, a pesar de algunas muestras de inconformidad en asuntos como el de la elección del cuarto senador.

Estas reformas constitucionales en materia electoral, aún deberán ser aprobadas por los congresos de los estados para tener el marco institucional que permita las modificaciones al código federal de instituciones y procedimientos electorales. Por supuesto que la propia dinámica social, política y económica del país hará que esta reforma sea aún perfectible en el ejercicio democrático y particularmente en el camino hacia el nuevo federalismo mexicano, que también significa democracia económica, democracia fiscal y democracia social.

Es evidente que la sociedad tiene múltiples vertientes de organización y de expresión, y que sus puntos de vista son necesarios en el debate nacional. Sin embargo lo trascendente del momento político actual, es un reforzamiento de los partidos políticos en torno al desafío democrático. Los partidos políticos son quizás la expresión más importante que la sociedad mexicana tiene hoy y su papel, siempre que sea responsable, es fundamental para el desarrollo político y social. Sin embargo existen otras formas de organización ciudadana que merecen ser escuchadas, y que sin duda desempeñarán un papel destacado en el desarrollo democrático del país.

Reconocer lo anterior, no significa menospreciar el papel de los partidos políticos, por el contrario, es dar a los mismos y al ejercicio de la política el papel fundamental que deben jugar para el bien del país y de las generaciones futuras.

Esta revitalización de los partidos políticos en un ejercicio de concertación, sin que se pierdan sus diferencias ideológicas y programáticas, sustantivas, contrasta con lo que equivocadamente ha dicho el presidente de Perú, Alberto Fujimori, quien acaba de decir a Newsweek que "los hechos demuestran que, en América Latina los partidos están perdiendo vigencia. En Perú el año pasado, prácticamente fueron borrados del mapa, sólo sobrevivió uno que pudo reinscribirse conforme a la ley. Pierden vigencia porque no son un mecanismo eficiente entre la ciudadanía y el estado, y crean una barrera. Es la barrera de las cúpulas partidarias".

Claro que está equivocado Fujimori, ya que no puede existir un gobierno democrático sin partidos políticos o sin congresos vivos. Por ello destaca aún más el papel de la Cámara de Diputados y de la de Senadores, puesto que los representantes populares de los cuatro partidos ahí representados, votaron unánimemente por las reformas. Con todas las fallas que pudiera tener o las insuficiencias que se pudieran señalar, es indudable que constituye un hito histórico, ya que la participación y corresponsabilidad ciudadana se verán ampliados y la legitimidad y transparencia de los próximos eventos electorales será mayor.

Este es un primer paso de la reforma del Estado, deberán hacerse esfuerzos similares en relación a la reforma económica y social, y en temas como el nuevo federalismo, que es algo más que descentralizar en lo fiscal responsabilidades y recursos.

La ciudadanización del Instituto Federal Electoral y su plena autonomía, la retribución de facultades a la suprema corte de justicia para entenderse de diferencias institucionales derivadas de contenciosos electorales, la definición respecto al financiamiento fundamentalmente público de los partidos políticos, la elección directa del jefe de gobierno del Distrito Federal y el acceso igualitario de los partidos políticos a los medios de comunicación electrónicos, son algunos de los componentes de este hito histórico. Es saludable para el bien de la nación que en el marco de la crisis económica más profunda de los últimos tiempos, la política emerja como elemento articulador y definitorio del futuro del país.