Capturan al presunto capo Pedro Lupercio
De los corresponsales Mediante una operación del Ejército y la Policía Judicial Federal en la ciudad de Aguascalientes, en las primeras horas de ayer fueron detenidos los presuntos narcotraficantes Pedro Lupercio Serratos y su hermano Oscar Gerardo, además de dos de sus cómplices, confirmó anoche la Procuraduría General de la República (PGR) en un comunicado.
Anoche, el agente del Ministerio Público Federal Gilberto García, ratificó que los detenidos ``están resguardados'' en la XIV Zona Militar con sede en Aguascalientes, y que en el transcurso de la madrugada serían trasladados a un penal de alta seguridad, presumiblemente el de Almoloya de Juárez, estado de México. Un avión de la PGR, matrícula XC-AA70, arribó al aeropuerto Jesús Terán de Aguascalientes desde las 17 horas, cuando ya había un fuerte dispositivo militar en la terminal aérea y en la sede de la delegación estatal de la PGR.
En su boletín de prensa, la PGR afirma que la captura de los Lupercio Serratos se logró junto con los hermanos José Manuel y Luis Guillermo Navarrete Pintado, este último ex agente de la PJF.
Desde el mediodía de ayer, una fuente de la delegación de la PGR en Chihuahua dio a conocer la versión de la captura de los buscados narcotraficantes ``en un punto del Bajío, entre Aguascalientes y Jalisco''. La delegación de Aguascalientes negó la información, aunque se conoció del fuerte operativo montado por la Secretaría de la Defensa Nacional y la PGR.
Hace 15 días llegó a Aguascalientes
El corresponsal en Aguascalientes, Carlos A. Gutiérrez, informó que vecinos del fraccionamiento Residencial del Parque, entrevistados por La Jornada, comentaron que alrededor de las 7 de la mañana miembros del Ejército y de la PJF realizaron un amplio operativo para capturar a dos presuntos narcotraficantes.
Según los testimonios, los soldados y agentes arribaron ``muy de mañana'' al fraccionamiento y rodearon la residencia 201 del Circuito El Tule. Los militares sacaron de la finca, ``cubiertos con sábanas, como encapuchados'', a cuatro individuos a punta de pistola. Los detenidos fueron subidos en una camioneta Suburban gris placas 622-WTE.
Se escuchó un balazo y, al parecer, habrían sacado también un cadáver, dijo otro vecino, pero no se confirmó.
De acuerdo con Miguel Angel Blancas, de la policía privada del fraccionamiento, los militares y agentes ingresaron ``por la fuerza'' y sin dar explicaciones. Se apoderaron del fraccionamiento para emprender la búsqueda y captura de los presuntos narcotraficantes.
Al mismo tiempo, un centenar de integrantes de la XIV Zona Militar rodeaban el lugar, de acceso restringido, y en una espectacular movilización, que incluyó la utilización de cuatro tanquetas, mantuvieron incomunicadas y recluidas en sus casas a unas 150 familias, suspendieron el servicio de intercomunicación y, entre el asombro, desconcierto y temor, los vecinos permanecieron sitiados hasta que el operativo concluyó, media hora después.
Otros vecinos relataron cómo sus viviendas fueron allanadas por los policías y militares, quienes los obligaron a tirarse al piso ``por su seguridad'', mientras se escuchaban fuertes ruidos en las azoteas por las que se desplazaron para rodear el domicilio en donde se encontraban los sujetos aprehendidos.
Los vecinos de la finca dijeron a La Jornada que desde hacía unas semanas la residencia habría sido alquilada a un individuo de nombre Oscar Herrera. Sin embargo, la casa había sido habitada desde hace unos 15 días por un matrimonio joven con dos niños. Según comentarios de los propios inquilinos, su origen era jalisciense. ``De hecho son personas amables'', dijeron vecinos que los trataron.
El comunicado de la PGR dice que al momento de ser detenidos los Lupercio Serratos tenían en la finca el arsenal siguiente: un fusil AK-47, dos rifles R-15, tres pistolas 9 mm, una pistola .380, diversos cargadores y 103 cartuchos para arma de 9 mm.
Dijo la PGR que en el operativo se decomisaron 2.6 kilogramos de cocaína, dos vehículos (un Grand Marquis y una pickup, ambas modelo 1994). También les incautaron 9 mil 580 pesos y mil 340 dolares.
En EU, orden de aprehensión contra Pedro Lupercio
El nombre de Pedro Lupercio comenzó a atraer la atención en Jalisco el 29 de enero de 1993, cuando en el cruce de las avenidas Patria y Pablo Neruda presuntos gatilleros a su servicio intentaron asesinar a Tomás Colsa McGregor, quien junto con Miguel Angel Ontiveros Castañeda fueron detenidos por la policía municipal de Zapopan.
Pedro Lupercio, quien se hace llamar Alberto Valencia o Valentín Parra y utiliza los apodos de El Cachorro o El Rápido, tiene pendiente una orden de aprehensión en Estados Unidos por traslado de diez toneladas de cocaína que, en 1992, fue internada en México por el estado de Chiapas, además de ser acusado en Guadalajara por tentativa de homicidio, asociación delictuosa y homicidio.
La base de Pedro Lupercio se hallaría en Jalisco, donde su familia tiene varios negocios y donde hace unos meses se afirma que Lupercio Serratos ordenó ``ejecutar'' a cinco individuos en una finca presumiblemente rentada por la secretaria del procurador de justicia del estado, en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga. En este caso se vinculó al oficial mayor del gobierno panista de Jalisco, Saúl Tapia, con el narco. Se le obligó a presentar la renuncia.
Las investigaciones realizadas por el Ejercito concluyeron que los cinco cadáveres exhumados eran de personas que habrían robado a los capos de Jalisco un cargamento de 460 kilos de cocaína, por lo que fueron torturados y asesinados en un claro ajuste de cuentas ordenado por Pedro Lupercio Serratos, presunto propietario de la droga.
De acuerdo con informes de la inteligencia militar, Pedro Lupercio y sus socios, los Arellano Félix, pretendían controlar las rutas de la droga en los estados del Pacífico y del sur, así como las del centro-norte de México. La alianza de los Lupercio Serratos con los hermanos Arellano Félix, jefes del cártel de Tijuana, concentraría el tráfico y control de estupefacientes en estas familias. (Alejandro Romero Ruiz, Carlos A. Gutiérrez y Gerardo Rico, corresponsales)