La Jornada 7 de agosto de 1996

Zedillo: tardará años resarcir el bienestar

Carlos Fernández-Vega Pregonar que la recuperación económica restaurará de inmediato los niveles de bienestar observados antes de la crisis ``sería engañar a la gente'', advirtió el presidente Ernesto Zedillo, y subrayó que para que lo anterior suceda ``deberán transcurrir varios años, pues en el proceso de recuperación no se pueden quemar etapas; hacerlo trastocaría los avances de estos 18 meses''.

Además, subrayó, dichos niveles se sustentaron, de forma equivocada, en los esquemas que condujeron a la crisis, es decir, ``en un ingreso que no era nuestro'': 100 mil millones de dólares de capital extranjero especulativo, que si bien se consideró ingreso nacional, nunca fue productivo.

Durante un desayuno con un grupo de diez columnistas financieros de distintos medios de comunicación, que se efectuó en el salón Manuel Avila Camacho de la residencia oficial de Los Pinos, el primer mandatario consideró que si su gobierno hubiera evitado las medidas de rescate que se pusieron en práctica a lo largo de 1995, la caída del Producto Interno Bruto (PIB) no habría sido del 7 por ciento, sino --probablemente-- hasta del 15 por ciento.

Se puede decir que la presión soportada por la economía mexicana en los primeros cinco meses del año pasado, podría haber sido similar a un desplome de entre 20 y 25 por ciento del Producto, abundó el presidente Zedillo.

Remarcó que la restauración de los niveles de vida y de consumo imperantes hasta el estallido de la crisis de diciembre de 1994 no se logrará, si no se sustenta la consolidación de la recuperación económica y un crecimiento sostenido que amplíe las perspectivas de todos los mexicanos. Este, dijo, es un ``problema de aritmética'' que hay que explicar a la gente para que sienta la mejoría de la situación.

Como gobernante, indicó, la principal preocupación es la consolidación económica. ``A pesar de la recuperación que se observa es necesario señalar que no vamos a estar igual que antes de la crisis; para ello pasarán varios años; no podemos esperar un crecimiento de 15 por ciento en un año; prometerlo sería engañar a la gente'', subrayó.

El presidente Ernesto Zedillo reconoció que en enero de 1995 al comenzar la aplicación de las medidas de ajuste, ``fue descarnado decirle a la población que la situación económico-financiera del país era sumamente grave''. Por ello, anotó, ahora debe ponderarse el avance que se observa.

De enero a mayo del año pasado, sostuvo, la presión sobre la economía era de grandes proporciones, y se expresó en la pérdida masiva de divisas, altas tasas de interés, depreciación acelerada del tipo de cambio del peso, la venta extraordinaria de acciones para comprar dólares y retirarlos del país, la deuda acumulada de los Bonos de la Tesorería de la Federación (Tesobonos), la pérdida masiva de empleos y la creciente inflación, entre otros factores. ``Así que en ese momento la presión era mucho más grave que el 7 por ciento de caída con que concluyó el año''.

Indicó que la crisis ``no se puede explicar con un solo hecho'', ya que uno de los problemas fundamentales es que a lo largo del anterior sexenio la economía mexicana ``gastó'' alrededor de 100 mil millones de dólares (de capital extranjero que ingresó al país como inversión de cartera) y resulta obvio que ``los desaprovechó''.

Tan sólo en 1993, precisó, la economía captó el equivalente al 8 por ciento del PIB en ahorro externo especulativo, el Producto Interno Bruto prácticamente no creció, y México enfrentó un problema de solvencia.

Ante este panorama ``caímos en el exceso'', porque el ingreso externo fue de la misma proporción que el consumo: 100 mil millones de dólares se consumieron por el sector privado y los Tesobonos, que se reconvirtieron de deuda interna a externa, en un proceso que desgraciadamente ocurrió muy rápido, y ``ello aceleró la vulnerabilidad de la economía''.

Para el presidente Ernesto Zedillo la única forma realista de evitar la recurrencia de la crisis es fortalecer el ahorro interno. ``Aquí puede estar la gran diferencia de país''.

En México, aseguró el mandatario, ``los pobres ahorran mucho; la gente destina una parte importante de su ingreso para la adquisición de un terreno o la ampliación de su casa, entre otras cosas; ciertamente sacrifican otros consumos, pero la tasa de ahorro de la gente pobre es alta''.

En torno a la deuda pública externa consideró que el saldo real ``no ha crecido mucho'' en los últimos 18 meses, y explicó que el perfil del débito se ha mejorado notablemente.

``El perfil de vencimientos ya no es una preocupación para mi gobierno; esta situación ya no es preocupante. Si comparamos nuestra deuda con el tamaño de la economía, se podrá constatar que no hay problema''.

Calificó de ``correcto'' al actual régimen cambiario, y subrayó que su gobierno no puede comprometerse con una paridad fija. ``Actualmente tenemos un tipo de cambio nominalmente más bajo que el de diciembre de 1995, y esa es una señal de que la política cambiaria aplicada es la correcta; sería absurdo que el gobierno se abocara a dar una valuación concreta al tipo de cambio, cuando tenemos un régimen de flotación; el tipo de cambio no está sustentado en entradas masivas de capital especulativo y no hay evidencia de que estén entrando grandes flujos''.

Para el mandatario el apoyo público al sector bancario permitió hacer la diferencia ``entre una crisis acotada y una crisis controlable''.

En el asunto de los bancos, ``el gobierno ha aplicado una política ecléctica y pragmática'', pues cualquiera de los dos esquemas que se planteaban fuera de la administración pública hubiera sido desastroso: o comprar 100 por ciento de los bancos, o sacar totalmente las manos del problema. Así, ``lo que más me preocupaba era el ahorro depositado''.

El presidente Zedillo negó que la conducción económica del país conlleve fines políticos, y subrayó que ``si algo se ha observado es que la política económica deberá tener más sensibilidad política de largo plazo; no podemos sacrificar los avances, ya que México ha reducido su vulnerabilidad''.

Reiteró que el Producto Interno Bruto mostrará un crecimiento de 5 por ciento en el segundo trimestre del año y de 3 por ciento al cierre de 1996.

Sobre el proceso privatizador de las plantas petroquímicas propiedad de la nación, el presidente Zedillo subrayó que ``no hemos postergado nada por razones políticas; el proceso no se ha detenido; lo que ha surgido es un cuestionamiento de tipo jurídico, pues la licitación se hizo con base en criterios de 1992 y se está actualizando, pero lo que hagamos tendrá toda la pulcritud jurídica''.

En otro contexto, el primer mandatario dijo que los medios de comunicación ``deben estar más alertas que nunca en cuanto a las demandas y señalamientos de la opinión pública'', y subrayó que ``el equilibrio de los medios no puede venir desde el gobierno, sino de los medios mismos; no soy distante de los medios, soy respetuoso de los medios''.

Luego de casi dos horas de reunión con los columnistas financieros, el presidente Ernesto Zedillo cerró el encuentro comentando que de joven ``fui periodista y en la secundaria director del periódico de la escuela; mi participación fue en la prensa estudiantil''.