La sentencia a Othón Cortés tendrá que dictarse hoy antes de la medianoche, y hasta podría distraer de sus vacaciones en Irlanda a Carlos Salinas de Gortari y a otros de sus amigos que viven en el extranjero. Tambien podría llevar al desempleo a unos cuantos e inclusive fortalecer y afianzar al sistema mexicano.
El defensor de oficio de Othón Cortés asegura que éste comparecerá hoy al mediodía en el juzgado segundo de distrito en materia penal, en Toluca. El abogado Héctor Sergio Pérez Vargas también afirma que su ``cliente'' por oficio, el acusado de hacer el segundo disparo a Luis Donaldo Colosio, saldrá libre de culpa del penal de Almoloya de Juárez.
Y no sólo el defensor apuesta a que el virtual magistrado Mario Pardo Rebolledo dicte una sentencia absolutoria. Hasta en las oficinas del Partido Revolucionario Institucional, que presidió Colosio, se comentaba que Cortés podría quedar libre, pues han resultado insostenibles las pruebas y alegatos que presentó el equipo del fiscal especial Pablo Chapa Bezanilla para demostrar que los asesinos serían sólo Aburto y Othón.
La absolución de Othón Cortés no sólo cimbraría las estructuras priístas --lo que teme el propio Santiago Oñate--, sino que podría derrumbar las bases que sostienen ``la buena moral'' panista instalada en la fiscalía de la nación. La presencia de Antonio Lozano Gracia y todo su equipo en la PGR tendría, ahora sí, sus días contados. Esto es de importancia para el sistema, que sobreviviría con o sin Lozano Gracia.
El asunto tiene más implicaciones políticas que interés en la aplicación de la justicia: la resolución que dicte el juez Pardo Rebolledo a Othón Cortés Vázquez será crucial para el curso que tomen las investigaciones del caso Colosio. Si la sentencia es absolutoria, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari habrá ganado la partida y cabría prever un empantanamiento de las indagaciones, que no llegarían a los principales implicados en el asesinato del ex candidato presidencial.
Sin embargo, si se declara culpable a Cortés Vázquez, ello será indicio de que el presidente Ernesto Zedillo ha decidido enfrentar al grupo salinista, con todas las consecuencias que ello implica, y en los próximos días se darían a conocer nuevas revelaciones sobre la participación de otros personajes.
En distintas fuentes y medios se ha confirmado que la Procuraduría General de la República tiene pruebas suficientes de que la ejecución de Colosio fue un complot preparado desde las altas esferas del poder y, en ese sentido, la resolución que emita el juez Pardo Rebolledo sobre Othón Cortés será una señal del curso que seguirán las investigaciones del caso Colosio, que, guste o no, incide en los acontecimientos políticos del presente y del futuro inmediato.
Pese al exceso y la revoltura de información que envuelve inclusive a los propios informadores, podría concluirse: si Cortés Vázquez es declarado culpable, la investigación de la fiscalía tendría que enfocarse directamente y de inmediato al ya famoso general Domiro García Reyes, responsable de la seguridad de Luis Donaldo Colosio y quien, según testigos, todos los días se reportaba con el general Arturo Cardona, ex jefe del Estado Mayor Presidencial con Carlos Salinas.
Se dice que, como el general Domiro García Reyes es una persona sumamente cuidadosa y que tenía una impecable hoja de servicios hasta la muerte de Colosio, resulta muy comprometedor que haya permitido que un ``desconocido'' (Othón Cortés Vázquez) haya conducido el vehículo en el que viajaron, junto con él, los hombres más cercanos a Colosio --Alfonso Durazo y el mayor Castillo-- desde el hospital hasta el aeropuerto de Tijuana para volar a la ciudad de México la madrugada del 24 de marzo de 1994, cuando trasladaron el cuerpo de Luis Donaldo a la capital del país.
A propósito del famoso general, una fuente militar confirmó que Domiro García Reyes estaba asignado a la Inspección General del Ejército y Fuerza Aérea en la Secretaría de la Defensa Nacional hasta antes de que lo arrestaran, la semana pasada, por órdenes directas del secretario Enrique Cervantes Aguirre.
La cosecha
Parece que el proceso judicial contra el ex gobernador de Jalisco, Guillermo Cosío Vidaurri, no procede ni preocupa al susodicho. El político jalisciense se cita con amigos de primera y de segunda en los más conocidos comederos de la capital. Ayer lo entrevistaron después de que desayunó con Pedro Ojeda Paullada en el restaurante Hacienda, muy frecuentado por políticos y periodistas. Sin más, dijo a los reporteros: ``Miren, compañeros: vivimos en un Estado de derecho, ¿o no?''... Merece comentario aparte el asalto y robo con violencia en las oficinas de la Comisión Estatal Electoral y de Filiación del PRD en el Distrito Federal. Los delincuentes asesinaron al velador y se robaron diez computadoras con archivos de información electoral de ese partido. Este asalto ocurre en días de diálogo partidista, acuerdos y concertaciones; de ahí la importancia política del hecho que, por supuesto, merece una investigación a fondo y en serio... Anoche la PGR difundió uno de sus ya característicos (por su parquedad) boletines de prensa para confirmar que la Policía Judicial de Guerrero puso a disposición del Ministerio público Federal en Chilpancingo a quien dijo llamarse Pedro Eligio Cabañas, detenido en la plaza cívica --frente al Palacio de Gobierno-- ``al ser confundido con Pedro Ascención Domínguez, alias El Buda'', buscado por homicidio. Ya detenido el presunto asesino, los eficientes policías de Guerrero ``descubrieron'' que el tal Buda era nada menos que un miembro del Ejército Popular Revolucionario