RECHAZO A UN BASURERO RADIACTIVO
Rubén Villalpando, corresponsal y Angeles Cruz La estatua de la Libertad estuvo ayer en Paseo de la Reforma, pasó junto al Angel de la Independencia y con gesto de desagrado por la basura que llevaba en su mano derecha (en lugar de la tradicional antorcha) y tapándose la nariz con la izquierda, llegó hasta la embajada de Estados Unidos para ``mostrar su repudio a todos los desechos que ese país ha depositado en México''.
La agrupación ecologista Greenpeace organizó la manifestación para expresar su rechazo a la posible instalación de un basurero para desechos radiactivos en Sierra Blanca, Texas, a 32 kilómetros de la frontera con México.
Singular estatua de la Libertad de Greenpeace en su
protesta por la intención del gobierno de EU de abrir
un tiradero radiactivo cerca de la frontera.
Foto: José Antonio López
Varios grupos ecologistas de la zona, así como siete de los ocho condados cercanos a Sierra Blanca, así como la mayoría de los residentes se oponen al proyecto que lleva cinco años de trámites, porque al decir de las diversas organizaciones pro ambientales, afectará a la ecología y a la población.
Greenpeace ha mencionado que en ese lugar se registran temblores, fracturas geológicas y problemas de erosión. Además, el suelo es permeable, por lo que es muy alta la posibilidad de que se contaminen con las corrientes subterráneas y las aguas del río Bravo.
Indica la organización que el proyecto de Sierra Blanca viola el Acuerdo de la Paz, firmado en 1983 por México y Estados Unidos para proteger el medio ambiente de la zona fronteriza.
Por eso, Greenpeace trajo ayer a la capital del país a la estatua de la Libertad, y de la glorieta de la Diana Cazadora la trasladó a la embajada estadunidense, donde antes de que la vigilancia policiaca pudiera hacer algo, activistas de esa organización se encadenaron a los accesos principales del inmueble.
Ahí estuvieron con mantas de repudio al tiradero de Sierra Blanca y con la Estatua de la Libertad enfrente. En grupos de dos, los activistas estaban unidos por unas esposas, que minutos más tarde fueron rotas por el personal de seguridad de la embajada.
Eran las 11:30 horas cuando se intensificó el movimiento en el interior de la representación diplomática, mientras afuera la expectación creció ante la posibilidad de un desalojo de los integrantes de Greenpeace.
Sin embargo, los empleados sólo sacaron unas pinzas para cortar cable, rompieron las esposas de dos jóvenes que ahí estaban y abrieron nuevamente la puerta principal, lo que obligó a ambos a sentarse en el suelo para continuar con su protesta, que se prolongó por dos horas.
Por otra parte, durante la audiencia celebrada en Sierra Blanca, se presentó una carta firmada por unas mil personas de grupos ecologistas y defensores de derechos humanos que se oponen al proyecto.
Algunos participantes protestaron contra el juez del condado de Hudspeth, James Peace, por el apoyo que ha dado al proyecto y porque ha intentado limitar las protestas de quienes se han pronunciado en contra del mismo.
También asistieron integrantes de la tribu Tiguas, que también se oponen al tiradero porque en caso de aprobarse ocupará terrenos que eran de su propiedad.
A su vez, Richard Boren, coordinador de la Alianza Internacional Ecologista del Bravo, afirmó que existe una ley federal que prohíbe la instalación de confinamientos nucleares en zonas donde se registran temblores, y en Sierra Blanca ocurren estos fenómenos.
Indicó que el 9 de septiembre se llevará a cabo la segunda audiencia en El Paso, Texas, considerada la ciudad más cercana a Sierra Blanca