La Jornada 13 de agosto de 1996

En marcha, la competencia en telefonía de larga distancia

Elena Gallegos Entre las risas del auditorio, el presidente Ernesto Zedillo comentó: ``Me parece que sí sirve el alambrito de aquí a Monterrey. Me oye bien, señor gobernador, ¿verdad?''

Dos enormes pantallas reproducían las imágenes del Presidente y de su interlocutor, el gobernador Benjamín Clariond Reyes, quien presto le respondió: ``¡Sí!''

``Acá se le escucha y se le ve muy bien'', le devolvió Zedillo y Clariond ya no cupo del gusto.

Ambos inauguraban la nueva red de larga distancia, Avantel. En el centro de atención de la empresa, inversionistas, ejecutivos y cientos de invitados atestiguaban la charla.

El Presidente se refirió al hecho de que los dirigentes de la nueva compañía hubiesen cumplido en tiempo y forma con sus planes de inversión y construcción. Remató la frase: ``Estoy seguro de que los regiomontanos valorarán mucho el significado de que esta red haya arrancado en Monterrey''.

--Pues sí --secundó Clariond--, además de que se crean 800 empleos y muy bien remunerados, por cierto.

--No esperaba menos de usted --bromeó el Presidente.

--Aparte nos va a traer un buen ahorro, y ya sabe que eso nos gusta mucho --aludió el gobernador a una de las características de sus paisanos.

--De nuevo, no esperaba menos de usted, gobernador.

Ya en confianza, Clariond aprovechó para hablarle al Presidente de la ampliación del puente fronterizo de Colombia.

--Ya veo que está usted aprovechando el viaje --reclamó divertido Zedillo.

--Hasta ahorita no le he pedido dinero --se defendió el gobernador. La gente se reía fuerte por el tono usado por Clariond, a veces más campechano que norteño.

--No --le devolvió Zedillo--, pero lo lleva implícito. Aquí tengo a mi lado al secretario de Comunicaciones, quien ya levantó las cejas porque usted, con su reconocida habilidad para persuadir, ya lo convenció de que autorizara la carretera que hacía falta para potenciar el puente.

Después, Presidente y gobernador hablaron de la importancia de la economía regiomontana en el contexto nacional. En ésas estaban cuando Clariond le dijo que ya estaba lloviendo en su tierra gracias al bombardeo de las nubes.

--A ver, a ver, espéreme --se interesó Zedillo--: ¿es el bombardeo de nubes o es la temporada de lluvias?

--¡Se juuuntan!

--Dígame... si no, para mandar los avioncitos a otro lado. Préstelos allá a Coahuila, ¿no?

--No, lo que queremos es que Coahuila bombardee más y que los aires las traigan para acá.

--¡Ah! Ya veo: aprovecha usted el gasto del gobernador de Coahuila.

La charla con el Presidente fue festejada, frase tras frase, por los espectadores. Clariond estaba tan orondo que al final, cuando le dio algunos datos sobre la recuperación del empleo en su estado, datos que Zedillo calificó de ``muy buenas noticias'', no tuvo empacho en auoelogiarse:

--Yo siempre he tratado de darle buenas noticias en lo que se ha podido, señor Presidente...