Clase política
Clase política
Aunque el procurador Antonio Lozano Gracia declaró a un periódico capitalino que Pablo Chapa Bezanilla y su equipo habían ``cometido errores...'' pero le aseguró --según sus ocho columnas-- que aún así seguirían en su cargo, el presidente Ernesto Zedillo lo desmintió por la noche: ordenó desplazar al fiscal especial del caso Colosio.
Eso no es todo, porque muy seguramente, en breve, Chapa Bezanilla será también retirado de las investigaciones de los otros asesinatos políticos: Posadas y Ruiz Massieu.
Desde Los Pinos, Carlos Almada lanzó la información que hizo ``tragar camotes'' al equipo de Lozano Gracia, particularmente a su vocero y filtrador oficial de información confidencial, Juan Ignacio Zavala.
Chapa Bezanilla, formado en el FBI, mejor policía que abogado dicen los que saben, esta misma semana sería demandado ante la PGR por los abogados defensores de Raúl Salinas de Gortari, por haber manipulado las averiguaciones para ``probar'' que el hermano del ex presidente fue el autor intelectual del asesinato de su ex cuñado, José Francisco Ruiz Massieu.
Más aún, para sustentar la demanda, los letrados presentarían un videocasete en el que se observa la rudeza del fiscal presionando a los testigos de cargo para modificar sus declaraciónes. En la grabación se tienen declaraciones del tamaulipeco Fernando Rodríguez González, ya procesado y sentenciado en Almoloya.
La Coordinación de Comunicación Social de Los Pinos, que durante la tarde y hasta las 22.30 horas negó a los reporteros de la fuente la posibilidad de alguna información de última hora, ``soltó el boletín'' ordenado por el Presidente, una vez que Televisa dio la noticia de la ``instrucción'' girada al procurador Lozano para desplazar del caso Colosio a Chapa Bezanilla.
Pero lo cierto es que el fiscal y su equipo quedaron fuera de las investigaciones de los asesinatos políticos.
Chapa Bazanilla seguirá dentro de la Procuraduría General de la República por decisión presidencial, lo que se interpreta como una forma de proteger la integridad y hasta la vida misma del abogado-policía.
Por una nueva cultura
Si algún asalariado (de esos que cobran uno, dos y hasta tres mínimos... que ganen más ya son muy escasos) se entera este mediodía que sus patrones y líderes firmaron un ``código de ética laboral'', muy seguramente hará una mala seña, una mueca de disgusto y hasta podrá exclamar un ¡qué poca!
Y es que hoy a las doce del día están citados en Los Pinos, los dirigentes de las cámaras empresariales y del sindicalismo oficial para suscribir un convenio mínimo (12 páginas) que resume los contenidos de un amplio documento (más de 200 hojas) para una nueva cultura laboral.
Claro, para el asalariado que viaja desde la madrugada en el metro para llegar a la fabrica o la oficina, quizás no signifique nada en concreto este convenio, que avalará con su firma el presidente Zedillo y que han estado negociando, concertando, jaloneando desde hace más de un año los de la Coparmex, con Carlos Abascal a la cabeza, y la CTM con el senador Juan S.Millán, como representante.
Nos cuentan --hasta no ver no creer-- que el convenio a suscribirse es interesante porque el documento base (el de las 200 hojas) en sus ocho capítulos reitera los acuerdos que el Congreso del Trabajo y las organizaciones patronales han firmado para elevar la productividad. Lo novedoso del convenio es lo que se ha denominado ``Código de Etica Laboral'' que, en pocas palabras, fija las normas para resolver conflictos laborales ``sin que se requieran enmiendas de fondo o una nueva Ley Federal del Trabajo'' que desde los tiempos del modernismo salinista era urgida por los empresarios como condición sine qua non para aumentar la productividad, elevar las tasas de empleo y equilibrar la economía.
Sencillísimo ¿no? Se trata de una nueva cultura laboral, de nuevas reglas del juego para patrones y sindicatos al estilo del primer mundo. Y la gente que viaja en el metro mientras lee --confiamos-- este texto, tiene razón en preguntarse si esta nueva cultura laboral lo perjudica, lo beneficia o todo lo contrario.
Pues nos aseguran que si en verdad nos aculturizamos en materia laboral, esto es si se aprende a salvar las controversias, las confrontaciones laborales de manera más civilizada, se abre por ejemplo la posibilidad de garantizar la elevación del ingreso a partir de la participación de los trabajadores en la productividad y la competitividad de las empresas. Esto sería un compromiso de ida y vuelta: el patrón acepta el compromiso de distribuir entre la planta laboral los beneficios de una mayor productividad.
Nos contaron que el presidente Zedillo no oculta su interés en dar el aval al nuevo pacto del sector privado con el sindicalismo oficial, puesto que representa ``un avance en la estabilidad'' de esta nación que para algunos agoreros se le deshacía a Zedillo entre las manos.
Y es que haciendo cuentas, en las últimas semanas no le ha ido tan mal al equipo en el gobierno: primero se concerta la reforma electoral en Bucareli y las enmiendas constitucionales pasan por unanimidad en el Congreso. Ahí la llevan los zedillistas en eso de la estabilidad política.
Luego, se hace el anuncio de la recalendarización de la deuda externa (la del sector público alcanza los 105 mil millones de dólares), se informa de prepagos al gobierno de Clinton y al FMI y de la emisión de bonos y notas en los mercados financieros internacionales y con ello --nos cuentan los que dicen que saben-- se garantiza una cierta estabilidad en los mercados financieros y mayor holgura en el uso del presupuesto público. En cristiano: dicen los economistas del gobierno que se trata de un avance hacia la estabilización de la economía.
Y para concluir con este asunto, el convenio para la nueva cultura laboral que con todo y sus casi cien años firmarán este mediodía don Fidel Velazquez, Carlos Abascal, Héctor Larios y otros lideres empresariales de nivel, por supuesto también estará el secretario Javier Bonilla y el presidente del Congreso del Trabajo, Víctor Flores, se pretende que cree condiciones de estabilidad laboral que se requieren para elevar la competitividad, reactivar la economía y crear empleos. ¿Será?.
La cosecha
Cómo lo vi se lo cuento: en aquella histórica 54 Legislatura (1988-1991) la periodista de Excélsior, Martha Anaya, solicitó una entrevista exclusiva con el líder de la Cámara de Diputados. La logró: ``Mi qerida Martha Chapa...'', la saludó efusivo el diputado Guillermo Jiménez Morales. Y Marta Anaya, que se pinta sola, con gran agilidad le lanzó un ``mire señor, yo no pinto, soy cronista parlamentaria''. Y esto viene a cuento porque la Doña María Félix, el otro día que llamó a La Jornada para felicitar a Magú y Los moneros que hacen el suplemento El Cácaro --``estoy deprimidísima pero me hicieron reir tanto con su María Candelaria... sus chistes y monos''-- dijo en su plática con el coordinador de la edición, Josexto Zaldúa, que ``una señora Chapa, creo que Martha, me organizó un homenaje''. Hoy a las seis de la tarde, en el auditorio principal del edificio del PRI, se hará el reconocimiento a la Doña. Invita al festejo la senadora María Elena Chapa. No, no es Martha, más conocida como anfitriona de grandes fiestas que por sus manzanas