En Estados Unidos crecen las noticias críticas sobre el gobierno mexicano. No se debe a una conspiración o campaña, sino a algo más elemental: los corresponsales están cotejando la imagen oficial con la realidad.
En febrero pasado Tim Padgett, corresponsal del semanario Newsweek, dio una conferencia en la Universidad Wabash, a la que tituló: ``Confesiones de un corresponsal gringo: Salinas también me engañó''. En 16 cuartillas Padgett cuenta algunas de sus experiencias en México. Seleccioné unos cuantos párrafos de un texto que no tiene desperdicio.
A Carlos Salinas de Gortari le reconoce haber sido un ``presidente extraordinario'' por las reformas económicas que impulsó. Sin embargo, luego lanza una afirmación que resume un sentir muy generalizado: ``nos engañó haciéndonos pensar que había modernizado a México''. Salinas cambió la ``imagen, pero no la sustancia de México''. Sus ``reformas económicas no modernizaron a México porque no transformó el aparato político corrupto, represivo e ineficiente que controla la economía mexicana''.
``Salinas nos sedujo e hizo que olvidáramos que la política en Mexico se maneja con reglas bizantinas, mafiosas. Me hubiera ido mejor durante su Presidencia de haber recordado una regla elemental que me enseñaron como joven reportero en Chicago: 'si tu mamá te dice que te quiere, verifica el hecho' ''.
''Por qué pudo Salinas engañar a los estadunidenses?'', se pregunta Padgett. La razón principal es su parecido con los estadunidenses: ``Salinas tenía un diploma de Harvard y hablaba inglés. Era igual que un estadunidense. Vestía trajes conservadores marca Armani y hablaba como un corredor de Wall Street. Era como un estadunidense''. Por sí eso no bastara, ``los columnistas dedicados al chisme aseguraban que Salinas era un aburrido en su vida sexual. Exactamente como un estadunidense (o británico)''.
Si el ex presidente mexicano pudo vender esa imagen fue por su maestría en las ``relaciones públicas''. Nos convenció agrega Padgett de que las ``inversiones que hiciéramos en México transformarían a este país en una democracia moderna, con una clase media saludable y feliz. Ahí estuvo el problema: en realidad, Carlos Salinas era un aliado de la oligarquía mexicana, y no estaba interesado en promover la democracia o la clase media''.
Padgett cuenta algunos métodos de Salinas: ``uno de sus trucos favoritos era volar por todo el país siempre acompañado de periodistas estadunidenses entregando carreteras, agua o electricidad a los pobres como si fuera un regalo suyo, en lugar de los derechos que tenían los mexicanos. Salinas era tan vanidoso como un virrey español y un emperador azteca, y como era muy consciente de su corta estatura, a menudo llevaba zapatos de plataforma''.
Tim Padgett al igual que muchos otros extranjeros y mexicanos cambió su opinión sobre Salinas y México a raíz de la rebelión zapatista. Al observar la matanza que hubo en Ocosingo en los primeros días del conflicto se dio cuenta de que ``había algo muy malo bajo la superficie del 'milagro mexicano' ''.
Padgett reconoce que ``los zapatistas fueron tan inteligentes como Salinas en las relaciones públicas. Durante una entrevista que le hice al subcomandante Marcos, éste reconoció que habían derrotado a Salinas en su propio juego: proyectaron una imagen exagerada del malestar que hay en México, al igual que Salinas había exagerado la imagen de la prosperidad''.
Padgett, al igual que muchos otros estadunidenses, ha modificado su opinión de los tecnócratas a quienes ejemplifica Salinas. ``El talón de Aquiles de los nuevos líderes tecnocráticos latinoamericanos es que la mayoría, como Zedillo, considera que la política es algo inferior a ellos; piensan que todo lo que aprendieron en la Universidad de Chicago funcionará en países como México simplemente porque así lo piensan en su magnífica arrogancia''.
En ese mismo sentido, Padgett rescata una frase de la campaña de Ernesto Zedillo (``El sabe como hacerlo!'') y agrega: ``con México en medio de enormes problemas económicos y políticos, un diputado de oposición recientemente me hizo el siguiente comentario: 'los eunucos saben cómo hacer el amor, pero éso no necesariamente significa que puedan hacerlo' ''. Después recuerda una frase del desaparecido presidente francés Georges Pompidou: hay ``tres caminos a la ruina: el vino, las mujeres y los tecnócratas''.
Estos párrafos de la conferencia de Tim Padgett a quien agradezco haberme facilitado el texto muestran el cambio en la percepción de México que aparece en reportajes y editoriales. Padgett, al igual que muchos otros corresponsales (Dudley Althaus, Sam Dillon, Dianne Solis, Esther Schrider, Mary Beth Sheridan, Carmina Danini, entre otros) están, simplemente, contrastando la versión oficial con la realidad. Ya era hora.