El grupo armado ``no nos deja otra opción'' que aniquilarlo, señala alta fuente militar
Jesús Aranda Las fuerzas armadas no tienen otra opción más que ``ponerles en la madre'' a los miembros del presunto Ejército Popular Revolucionario (EPR) porque son ellos los que se han negado a negociar con el gobierno, además de que continúan sus ataques contra los efectivos militares adscritos a Guerrero, señaló una alta fuente del Ejército Mexicano.
Añadió que si bien los individuos que conforman el grupo rebelde no pasan de un centenar y tampoco atentan contra la seguridad nacional, lo cierto es que el Ejército no puede descuidar o desatender la situación, porque se podría convertir en un problema mayor: ``En este asunto no podemos andar con medias tintas''.
Negó que atrás del llamado EPR pudiera haber ``políticos resentidos'', aunque sí lo integran personas resentidas de movimientos urbanos que tradicionalmente han sostenido métodos marginales de lucha social. Externó sus sospechas por las armas de alto poder con que cuenta ese grupo, lo que hace presumible incluso la participación de narcotraficantes ``locales'' en el equipamiento del EPR.
La fuente militar, que pidió el anonimato, rechazó que Inteligencia Militar se haya equivocado o no haya diagnosticado a tiempo la aparición del EPR, o que le haya faltado eficacia para detectarlo oportunamente. Sabemos, señaló, que en estados como Guerrero o en la propia zona de la Huasteca hay grupos reducidos de ``gente acelerada'' que recluta gente para organizar movimientos armados, pero ninguno de esos movimientos cuenta con una estructura de guerrilla y base social ni ha podido crecer o consolidarse a lo largo del tiempo, por lo que tampoco representan un problema de seguridad nacional.
Sin embargo, aceptó que en condiciones de crisis económica, falta de empleo, injusticia social y errores graves atribuibles a los gobiernos estatales y municipales se crean condiciones coyunturales que dan lugar al surgimiento de grupos armados.
Rechazó que el EPR forme parte de una guerrilla organizada, y aseguró que incluso los diferentes ataques que han sufrido los soldados en Guerrero son obra de las mismas personas y no de diferentes grupos armados.
Es decir, explicó, un puñado de individuos ha realizado las agresiones tratando de aparentar que su fuerza es mayor de la que en verdad tiene.
La fuente castrense insistió en que las fuerzas armadas actúan en Guerrero conforme a derecho para la preservación de la paz social, máxime cuando la dirigencia rebelde ha declarado su intención de derrocar al gobierno y de negarse rotundamente a entablar diálogo con éste.
Respecto de si el enorme número de militares que peina el estado de Guerrero en busca de los rebeldes no es exagerado y contraproducente por sus resultados, la fuente aseveró que, en primer lugar, las fuerzas armadas no pueden permitir que un grupo de individuos aproveche las circunstancias para fortalecerse, como tampoco ``nos vamos a quedar con los brazos cruzados en espera de nuevos ataques''.
Nos preocupa efectivamente, dijo, el riesgo que tienen que correr nuestros soldados en la sierra guerrerense, pero están cumpliendo con su obligación de evitar que ese problema crezca.