La Jornada 14 de agosto de 1996

El presunto narco Fonseca quedó en libertad en 95 porque testificó sobre el arma homicida, explica la PGR a diputados Finalmente el testimonio resultó falso

Juan Manuel Venegas y Ciro Perez Silva La Procuraduría General de la República (PGR) aceptó en octubre de 1995 dejar en libertad a un presunto narcotraficante, Héctor Fonseca Chávez, porque su testimonio fue ``fundamental'' para saber ``quién le vendió a Mario Aburto Martínez el arma que utilizó'' para asesinar a Luis Donaldo Colosio.

En la concesión de la PGR, Fonseca ``declaró'' que Marco Antonio Zamudio López había sido la persona que armó al homicida del candidato presidencial.

Esa es la versión que el ex coordinador del caso Colosio de la Fiscalía Especial, Arturo Germán Rangel, ofreció ayer a los diputados que le pidieron al procurador Fernando Antonio Lozano Gracia una explicación del porqué no se había seguido la línea de investigación que vincula a Aburto Martínez con grupos de narcotraficantes de Tijuana.

Sin embargo, la versión de Germán Rangel a los diputados se contradice con las declaraciones que Marco Antonio Zamudio y su padre, León Francisco Zamudio, rindieron ante el Ministerio Público y ante el juez.

Ambos aseguraron que Mario Aburto acudió a su casa de la colonia El Pípila, en Tijuana, tres días antes del asesinato de Colosio (20 de marzo de 1994) con la intención de comprar una pistola escuadra 9 milímetros.

En la declaración de los Zamudio --cuya copia tiene La Jornada--, se asienta que Mario Aburto iba acompañado ``por Tranquilino Sánchez Venegas y Rodolfo Mayoral Valenzuela'' y otra persona que no identificaron. Los cuatro llegaron a la casa de los Zamudio en un automóvil Mercury-Grand Marquis.

Según Marco Antonio Zamudio, Aburto le dijo: ``vengo por la pistola 9 milímetros que tú le dijiste a mi hermano (José Luis) que tenías''.

Efectivamente, los Zamudio estaban vendiendo por aquellas fechas una pistola. Pedían mil 800 pesos por ella y Aburto sólo les ofreció 800 y su vieja Taurus 38, la misma que utilizó para disparar al candidato presidencial priísta.

León Francisco Zamudio, también aseguró que no le vendieron el arma a Aburto: ``No se la vendimos. Yo me dí la vuelta para mi casa y le dije (a Mario) que si la querían costaba un millón 800, y ellos me ofrecieron una pistola Taurus, la cual ya no miré''.

La escuadra 9 milímetros, agregó León Francisco, ``la vendió mi hijo Marco Antonio después a un guardia de seguridad, o algo así, de la empresa Hyundai''.

Es decir, los Zamudio no vendieron el arma a Aburto quien, según esto, andaba queriendo cambiar su vieja Taurus.

Quién mintió: ¿El presunto narcotraficante Héctor Fonseca Chávez? ¿Arturo Germán Rangel a los diputados ayer? ¿Los Zamudio en su declaración de febrero de 1996?

La línea de investigación que nunca siguió el ahora ex fiscal Pablo Chapa Bezanilla y su grupo de investigadores, entre ellos Germán Rangel, es la que vincula a Fonseca Chávez con Aburto Martínez.

Esta relación quedó de manifiesto, cuando el propio Fonseca declaró que era vecino y amigo del homicida de Colosio, al grado de que supo que Mario ``compró una pistola'', señalando a los Zamudio como los vendedores.

La libertad de Fonseca

Existen testigos de la relación entre Fonseca y Aburto Martínez, quienes incluso aseguran que fue el presunto narcotraficante quien proporcionó un arma a Mario Aburto, días antes antes del crimen en Lomas Taurinas.

Esos testigos, se encuentran desde el 2 de octubre del año pasado presos en la penitenciaria de la ciudad de Tijuana. También ellos vivían en la colonia Buenos Aires, el populoso barrio tijuanense donde residían Aburto y Fonseca.

Se trata de Oscar Montaño Valdez, Jesús Cardona Rincón y Hugo Federico Zambrano Solís, detenidos en aquella fecha junto con Fonseca, en posesión de 58 gramos de crystal, según la averiguación previa 1807/95.

En sus declaraciones, los tres aseguraron que Mario Aburto Martínez era miembro del grupo de distribuidores de drogas que dirigía Fonseca Chávez.

Ayer, durante la reunión que el procurador Antonio Lozano Gracia y Arturo Germán Rangel sostuvieron con los diputados de la Comisión Colosio, el perredista Ramón Sosamontes pidió una explicación de porqué no se había seguido esta línea de investigación que podría haber llevado, por lo menos, a ``identificar las relaciones y contactos'' del asesino confeso de Luis Donaldo Colosio.

La explicación la dio Germán Rangel. Indicó que sí se había investigado la posibilidad de que Aburto estuviera involucrado con grupos de narcotraficantes, sin que se llegara a nada en concreto, por lo que se desechó.

Les explicó que Fonseca Chávez dejó de vivir en Tijuana y se trasladó a San Diego y que se decidió dejarlo en libertad, porque su testimonio ``fue fundamental'' para descubrir que los Zamudio le habían vendido un arma a Mario Aburto unos días antes del asesinato de Colosio.

Esta versión se contradice no sólo con las declaraciones de los Zamudio, sino también con el testimonio de los tres presuntos narcotraficantes presos en Tijuana que fueron interrogados por los investigadores de Pablo Chapa Bezanilla.