La Jornada 15 de agosto de 1996

Impiden colonos nuevo desalojo en Ixtapaluca

Pascual Salanueva Camargo Ante el temor de que las pocas casas que quedan en pie pudieran ser destruidas por los trascavos y granaderos, centenas de habitantes de la colonia La Cañada, municipio de Ixtapaluca, estado de México, permanecieron toda la noche en las afueras de sus domicilios derruidos, con la esperanza de proteger los pocos enseres que les quedaban y la amenaza de ser echados de sus predios.

Ayer, aproximadamente a las 19:30 horas, al descubrir la presencia de alrededor de 600 granaderos, centenares de familias que permanecían a la expectativa volvieron a reunirse y de esa manera impidieron el acceso de policías mexiquenses que, antes de marcharse, los amenazaron con volver para desalojarlos definitivamente.

Ante el temor por tal advertencia, mujeres, hombres y niños montaron guardia en lo que quedaba de sus hogares y para atenuar el frío encendieron fogatas para calentarse y hacerle ver a la policía que no se marcharían.

Durante una visita que realizó anoche La Jornada a ese lugar, los centenares de colonos manifestaron que además de la destrucción de sus casas, los granaderos robaron todo lo que pudieron y que tenían más valor, dejándolos prácticamente con el solo terreno donde tendrán que volver a construir sus nuevas viviendas.

En su afán de no dejar nada en pie, los trascavos no sólo se fueron contra las casas, sino contra tres cuartos que iban a servir de escuela para los niños y una pequeña iglesia que habían erigido todos los habitantes de la colonia La Cañada.Pese a todo, en su afán de defender su patrimonio que les costó tres años de esfuerzo, expresaron estar decididos, si continúan las agresiones en su contra, a realizar una marcha desde ese poblado a Los Pinos, para informar personalmente al presidente de la República de todo lo que está ocurriendo.

Informaron que desde hace tres años firmaron un convenio con los ejidatarios propietarios del monte en que vivían, y que inclusive se efectuó una asamblea en la cual aquéllos firmaron un acta en donde aceptaban vender a cerca de 800 familias las 12 hectáreas que ocupan, y a partir de entonces no han dejado de pagarles.

La construcción de las casas, agregaron, se comenzó a hacer a la vista de todos, tanto de los habitantes del municipio como de las autoridades, y jamás les dijeron nada. No fue sino hasta tres meses atrás cuando se esparció el rumor de que el cerro estaba catalogado como reserva ecológica.

Alguno de los entrevistados recordó que hace una semana vieron en los alrededores a varios agentes judiciales que con toda seguridad hacían un reconomiento del lugar, para posteriormente desalojar a los moradores.

Asimismo, indicaron que es extraño que los quieran desalojar del cerro al cual hasta antes de ellos casi nadie hacía caso, por lo que suponen que algunas autoridades podrían estar confabuladas para vender las 12 hectáreas al mejor postor y en lugar de las chozas que habitaban levantar condominios.Pero los afectados no quieren marcharse pues aseguran que no tienen a donde ir, además de que les costó dinero y esfuerzo levantar sus viviendas y darle forma a las calles.

Los desalojados permanecen alertas ante algunas fogatas frente a lo que fueron sus hogares.