En Las Maravillas, ``montaje'' para aparentar viviendas habitadas
Días antes de que se consumara el desalojo, los habitantes de Las Maravillas se enteraron de la medida e intentaron impedirla por la vía de los hechos. Apresuradamente construyeron pies de casa para simular un asentamiento consolidado.
Los 37 mil metros cuadrados del predio se convirtieron virtualmente en un montaje cinematográfico, donde cada terreno susceptible de demolición fue bardeado para que a nivel del piso pareciera una casa bien construida con habitaciones, aunque sólo tuvieran un cuarto con cortinas en las ventanas y dentro una cama, una estufa y un ropero que nunca fueron utilizados, para ``demostrar'' a la hora del desalojo, el pasado 19 de julio, que estaban ``habitadas''.
Ese día, a la voz de Morales, los defraudados compradores corrieron a la construcción más cercana al ver que los buldozers procederían a realizar la demolición.
Las Maravillas fue un bello cuento donde los ``honrados e iletrados propietarios del lote'' vendieron a precios de oferta predios de 96 metros cuadrados en pagos de mil pesos mensuales. Los colonos creyeron en una escritura falsa, según la cual el terreno no estaba en la zona protegida hasta el mes de mayo, cuando Erasmo inició el juicio de amparo que sigue en litigio.
Habitantes de Las Maravillas indican que llegaron ahí no en 1989 o 1991, como asegura Morales, representante de los colonos y asesor legal de los fraccionadores Jesús Flores Flores y Mario Lara Solís. ``Compramos en 1994, 95 o 96, pero Erasmo nos pidió que dijéramos que habitamos aquí desde 1989 o dos años después y nos cambió los contratos de compra-venta con la fecha original de adquisición por otros con fechas atrasadas'', dijeron.
El 19 de julio, cuando más de 300 granaderos y 600 empleados de la delegación Iztapalapa procedieron a la demolición, todo pareció real, los enseres quedaron bajo los escombros, hubo gente molesta y Erasmo aseguró que delegación actuaba ilegalmente pues había un juicio de amparo interpuesto contra la autoridad administrativa. No mostró, sin embargo, el amparo que beneficiaba sólo construcciones a nombre de Flores Flores y Lara Solís, que también autorizaba a la delegación a clausurar obras en proceso y demoler las desocupadas, de acuerdo con la Ley de Asentamientos y la Ley de Construcciones capitalinas.
Morales, quien recibió enganches y pagos mensuales inclusive en especie automóviles, televisores y refrigeradores consideró que para ``detener el desalojo bastaba que los dueños levantaran bardas y construyeran pequeños cuartos. Nadie podría decir que no estábamos habitando''.
No imaginó que mediante fotografías aéreas la delegación supo que hasta mayo de 1996 sólo unas 25 casas estaban habitadas y 80 más en proceso.
A quienes no tenían recursos para comprar los materiales necesarios Erasmo se los proporcionó a crédito, ``por lo menos para levantar las bardas'', de una tienda de materiales cercana a Las Maravillas.
La historia creada por Erasmo se mantuvo hasta que documentos oficiales demostraron que la escrituras son falsas, que Morales no es abogado, que el pago de predial no está registrado en la Tesorería del DDF en una cuenta conocida y que los contratos fueron celebrados sin la presencia de un notario público.
Todo iba bien hasta que los verdaderos habitantes tuvieron diferencias y temores y empezaron a contar la verdadera historia de Las Maravillas.
Ahora los cerca de 240 compradores se percatan de que en septiembre el sueño podría terminar en nuevo desalojo.
En tanto, el delegado político en Iztapalapa, Jaime Aguilar Alvarez, aseguró que esperarán que el juez primero en materia administrativa determine si Las Maravillas es o no suelo protegido.
Asimismo, plenamente convencido de que el juez dictará sentencia en favor de la delegación, dijo que se procederá a desalojar a las más de 141 personas que habitan el lugar y que inclusive podría utilizarse la fuerza pública.
En otro orden, en la carretera Picacho-Ajusco, un grupo de personas que intentó posesionarse de un predio en el bosque de Tlalpan fue desalojado pacíficamente, luego de dialogar con el delegado Alfonso del Río Pintado. (Gustavo Castillo García.)