La semana pasada, exactamente el 9 de agosto, salió esta noticia en la página 42 de La Jornada: ``Una mujer de 65 años fue violada y luego asesinada a puñaladas, mientras su nieta de nueve años fue ultrajada y mutilada de la mano derecha por dos sujetos. La niña alcanzó a escribir a lápiz el nombre de Bernardo Carlos Sevilla, antes de que le cortaran la mano''. ¿Una noticia inusual? ¿Apenas otra nota roja, una más entre las múltiples que aparecen diariamente en los periódicos, semejante a las que diariamente también se oyen en conversaciones privadas, repetidas con temor de boca en boca, símbolo de una violencia desatada que ataca a la ciudad, a sus habitantes, de puerta en puerta, de calle en calle? Además de reiterar la violencia, el derramamiento de sangre, esta nota roja es más explícita aún que otras notas rojas, habla de ciertos rituales, rituales celebrados casi exclusivamente en honor de las mujeres. ¿Un asesinato? Sí, pero antes, un ultraje, la violación. No importa que la mujer asesinada sea ya mayor, quizá poco atractiva, no importa, se la asesina, pero antes se la viola. Y a la niña la dejan viva, marcada para siempre. ¿Cómo puede seguir viviendo una niña que a los nueve años de su edad ha sido ``desflorada'' y mutilada. ¿No dice estas misma palabras Marco, el hermano de Tito Andrónico, al ver a su sobrina, Lavinia, salvajemente violada por los enemigos de su padre, cortadas sus dos manos y su lengua para que no denuncie a su violador, en la sanguinolenta tragedia de Shakespeare?: ``¿Qué mano feroz y sin piedad te ha mutilado así? ¿Quién ha cortado y despojado a tu cuerpo de sus dos ramas, de sus dulces huesos, a cuya sombra han querido dormir los reyes, sin lograr obtener una dicha tan grande como la mitad de tu ternura? ¿Por qué no me respondes? ¡Ay! un arroyo carmesí de sangre humeante, como una fuente hirviente y agitada por el viento, sale y desciende entre tus dos labios de rosa y va y viene con el aliento de la respiración. Seguramente algún nuevo Tereo ha profanado tu flor (Some Tereus hath deflowered thee) y para impedir que descubras su delito te ha cortado la lengua (cut thy tongue)... La bella Filomela no ha perdido sino la lengua y llegó a bordar sus sentimientos sobre un enojoso cañamazo, pero a ti, amable sobrina, te ha sido quitado este recurso. Has encontrado un Tereo más infame, que ha cortado tus lindos dedos, que habrían bordado mejor que los de Filomela''. Y la vida de Filomela, quien vivió mucho antes que Lavinia (personaje de una gesta romana y de un drama de Shakespeare), y aún mucho antes que la niña violada y mutilada de la nota roja del 9 de agosto, fue narrada antes así por Ovidio en Las metamorfosis: ``Filomela es una de las hijas de Pandión, rey de Atenas. Tenía una hermana llamada Procne. Habiendo estallado la guerra por una cuestión de fronteras, entre Pandión y su vecino el tebano Lábdaco, aquél llamó en su ayuda al tracio Tereo, hijo de Ares, gracias al cual obtuvo la victoria: Entonces dio al aliado en matrimonio a su hija Procne. Al poco tiempo tuvieron un hijo, Itis. Pero Tereo se enamoró de su cuñada Filomela; la violó y, para que no pudiera quejarse, le cortó la lengua, pero la joven encontró el medio de que su hermana se enterase, bordando sus desgracias en una tela''. Lavinia, a su vez, descubre que su historia ha sido narrada en las páginas de un libro escrito por Ovidio, y que las circunstancias son casi idénticas; e, imitando a Marco, quien traza su nombre en la arena con el bastón que sostiene en la boca y guía con sus pies: ``¡Escribe, cara sobrina, y revela aquí el crimen que los dioses quieren que se descubra para tomar de él venganza! ¡Que el cielo guíe este buril para que imprima netamente tus dolores, a fin de que conozcamos los traidores y la verdad!''. Y Lavinia, por fin, toma el bastón con sus dientes y, guiándole con sus muñones, escribe sobre la arena el nombre de sus violadores: ``Estupro, Quirón, Demetrio''. ¿Conocía la niña de la nota roja del 9 de agosto las historias de Lavinia y Filomela? ¿Hasta cuándo se les dará a todos los violadores el nombre genérico de Tereo y a Filomela el nombre de todas las violadas? ¿Hasta cuándo se repetirá el mismo gesto, el gesto abyecto de quienes, haciendo gala de su fuerza viril, ``desfloran'' y mutilan para siempre a una niña? ¿Hasta cuándo esa misma niña dejará de escribir con lo que le resta de cuerpo esa misma --¿eterna?-- historia reiterativa?