La Jornada 16 de agosto de 1996

Critica la jerarquía católica la extrema situación del país

David Aponte, enviado, y David Carrizales, corresponsal Monterrey, NL, 15 de agosto El empobrecimiento de millones de mexicanos ha llegado a ``intolerables extremos de miseria''. México vive desaliento, incertidumbre, falta de credibilidad en las instituciones, violencia, corrupción e impunidad, dijo esta noche, ante el pleno de la jerarquía católica nacional, el arzobisbispo de Hermosillo, Carlos Quintero Arce.

Durante la ceremonia religiosa del 25 aniversario episcopal del arzobispo de Monterrey, cardenal Adolfo Suárez Rivera, el prelado de Sonora consideró que la Iglesia católica tiene que ser ``más misionera y evangélica y la sociedad más justa y solidaria'', en estos tiempos de crisis.

A la misa, realizada en la plaza de toros monumental Monterrey, asistieron 50 obispos del país, el cardenal Juan Sandoval Iñiguez y el nuncio apostólico, Girolamo Prigione. En las filas de los invitados especiales estuvieron los alcaldes panistas de esta ciudad, Jesús Hinojosa Tijerina; de San Pedro, Fernando Margáin, y de Guadalupe, Jesús María Elizondo. Del Partido Revolucionario Institucional acudió el secretario general de Gobierno, Juan Francisco Rivera Bedoya.

En la presentación de los arzobispos y obispos, Samuel Ruiz García, titular de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, recibió el aplauso más prolongado. Algunos sacerdotes ovacionaron de pie al prelado de Chiapas.

El arzobispo de Hermosillo, Carlos Quintero Arce, tuvo a su cargo la lectura del sermón. Al principio mencionó que la jerarquía católica debe estar al servicio de la comunidad y no del poder. La Iglesia tiene que trabajar para la familia, dijo.

Ante poco más de 10 mil fieles y cientos de sacerdotes, manifestó que en la Iglesia católica ``nadie debe sentirse aislado''. Quintero Arce recordó algunos pasajes de la vida sacerdotal y episcopal del cardenal Suárez Rivera, hombre dedicado a su comunidad, comentó. Más adelante habló de la situación social y económica de la nación. Hay que infundir esperanza frente a las diversas manifestaciones de la cultura de la muerte y una sociedad que está en riesgo de perder sus valores.

``Ante tantas circunstancias que angustian a nuestro pueblo mexicano: empobrecimiento en que están sumidos millones de hermanos nuestros hasta llegar a intolerables extremos de miseria, el desaliento, la incertidumbre, la falta de credibilidad hacia las instituciones gubernamentales, la violencia, la inseguridad, la impunidad, la corrupción'', los pastores tienen que ser vigilantes y difusores del evangelio en sus comunidades, tal y como lo ha hecho el cardenal Suárez Rivera, dijo.

El prelado llamó a los fieles a contrarrestar la violencia, la corrupción y la impunidad mediante el anuncio del evangelio. La Iglesia tiene la responsabilidad de no hacer vana la palabra de Jesucristo, añadió.

Durante la misa que duró casi tres horas, un miembro del presbiterio dio lectura a un mensaje de felicitación que envió el papa Juan Pablo II, quien dijo que el cardenal ha cumplido con toda diligencia su ministerio y ha procurado gobernar y satisfacer las necesidades de los fieles a su cargo.

Poco antes de concluir la ceremonia, el arzobispo de Monterrey manifestó que los fieles deben vivir el compromiso de la fe para llegar a tener una Iglesia viva, alegre y de reconciliación, sobre todo en una época de división. ``Debemos mantenernos unidos, como una familia'', agregó.