La Jornada 16 de agosto de 1996

Dice Diego Fernández cómo se podría gobernar al DF

Cristina Pacheco Con su habitual energía, el Jefe Diego contesta al teléfono: ``¿En qué te puedo servir? Ahora ¿de qué quieres que te hable?'', pregunta, listo a echar mano del extenso y preciso vocabulario con que suele transformar toda conversación en un debate. Mi respuesta es directa: ``La opinión de Víctor Orduña --responsable de asuntos electorales del PAN-- sintetiza la opinión de muchos de tus correligionarios. Ellos afirman que podrías ser el mejor candidato para gobernar el Distrito Federal en los tres últimos años del siglo''.

DFC: Por supuesto que agradezco muchísimo a quienes piensan que puedo ser regente de la ciudad; pero la vida me ha enseñado que la política es mucho más que un cargo público y una candidatura; mucho más que el gobierno de una ciudad o de una república. La política es, ante todo, una actividad de servicio. Sí creo con toda sinceridad que mis áreas de trabajo por México no se ubican en un cargo específico, sino en apoyar a mi partido para su crecimiento en todo el país, en impulsar a mis candidatos a alcaldes, a regidores, a alcaldes o gobernadores, entonces mi conciencia debe ser respetada por mí. Debo atender a ese reclamo de mi conciencia de que mejor trabaje en otras áreas y apoye a quien resulte candidato para gobernar el Distrito Federal.


Diego Fernández de Cevallos. Foto: Carlos Cisneros

Es más, suelo hacer una broma que espero se tome como tal: digo que estoy impedido constitucionalmente para ser regente porque existe un artículo transitorio, según el cual quien ya tuvo ese cargo no puede volver a ocuparlo. Y como yo siempre he sido re-gente, ya no puedo ser Regente. Esto es broma, lo demás es en serio.

Amar y servir a México

-Concibes la política como una actividad de servicio. ¿No crees que aceptar la candidatura representa una oportunidad de ejercer la política a ese nivel, precisamente gobernando el Distrito Federal?

--No niego la honrosísima responsabilidad de poder gobernar el Distrito Federal. No se trata de una actitud vanidosa de que si aspiré a la Presidencia, ahora no me pueda ver aspirando a gobernar sólo el DF. No se trata de eso. Lo que pasa es que hay muchas razones que sería muy difícil comentar en una entrevista. Pienso que uno de los problemas de nuestros políticos, en términos generales, es que sirven lo mismo para un barrido que para un fregado; igual los vemos aspirando aquí que aspirando allá, y cuando no llegan, se quedan suspirando. Por fortuna he aprendido, de muchos otros políticos que también existen, que debemos respetarnos a nosotros mismos, que los tiempos tienen sus tiempos y que en este momento cualquiera que llegue a la regencia de la ciudad tiene una enorme responsabilidad y enormes posibilidades de servicio.

Eso no lo niego, pero también pienso que en mi partido tengo un lugar que nadie busca, no es muy cotizado ni muy requerido; sin embargo es muy importante, porque significa andar impulsando en todas las candidaturas que quienes queden allí, pueden hacer un trabajo y un desempeño para lograr el voto, para merecerlo y para servir con él. De esta manera estoy muy realizado como hombre político, como hombre que en la política ha tenido una actividad que mucho le agradece a la vida y a Dios. No necesito ser regente para seguir amando y sirviendo a México.

Descongestionar la capital

--Vives en esta ciudad y te interesa quién pueda ser el futuro regente que, apoyado en el voto, alcance ese cargo. ¿Qué cualidades debe reunir?

--Déjame decirte que me ganan las ganas, como oposicionista, de decirte: ``Cualquiera que no sea del PRI'', pero esto no se vale. Lo digo con cierto dejo de broma. Lo que necesitamos es un cambio en la forma de ver al Distrito Federal y de entender la vida humana en él. Pongamos un caso: ¿qué requiere el Distrito Federal para resolver sus muchísimos problemas? Te diría algo que a lo mejor a alguien no le parece muy razonable: el DF requiere todo el dinero del mundo para resolver sus problemas, pero con la condición de que la mayor parte de ese dinero se invierta afuera del DF.

Este es un problema. Para gobernar bien el DF, se tiene que firmar un pacto con el gobierno central y con la vida toda del país, en lo político y en lo económico, para entender que debemos descongestionar la vida humana en esta capital.

--¿Esto sería posible sin dar apoyo al campo y, por lo menos, a las cien ciudades más importantes del país?

--Claro que no. Tú me estás diciendo exactamente que coincidimos. Lo que necesitamos es descongestionar, descentralizar la vida del DF. Si aquí seguimos haciendo a lo loco calles, jardines, escuelas, centros comerciales, estamos trayendo para acá a todos los albañiles que todavía se encuentran buscando trabajo en el interior de la República y, con ellos, traemos a todos los plomeros y a todos los comerciantes y a todos los desempleados. Por eso, para gobernar bien la capital se necesita hacer un macroproyecto, que implica ver a la República como un conjunto.

Hay personas, grupos y gentes muy calificadas que podrán entender esta problemática. No se trata simplemente de grillar aquí adentro y decir cosas sin ton ni son. Para hacer un proyecto que evite que esta macrocefalia siga adelante en su carrera de locura que ya parece incontenible, creo que sí se pueden lograr consensos fundamentales para descentralizar la vida de la República en todos los órdenes y descongestionar la vida en el Distrito Federal. Esta es sólo una parte de la problemática. Hay muchísimas cosas más qué hacer. Son muy interesantes y creo que Acción Nacional las tiene bien vistas y bien proyectadas para la próxima campaña.

Democracia y pluralidad

--¿A quién de tu partido propondrías para contender por la regencia?

--Tengo varios candidatos. Como dicen en las apuestas: sigo recibiendo propuestas. Dentro del PAN hay dos personas a las que han mencionado --y yo las he mencionado también-- con capacidades y dimensiones humanas que pueden proyectarlos como muy buenos candidatos. Uno de ellos es el ex jefe nacional Carlos Castillo Peraza: un hombre conocido, reconocido, respetado, capaz de entender muy bien y servir muy bien desde la jefatura del DF. Otro prospecto que tenemos --los partidos políticos deben tener varias opciones, varias cartas, si no no pueden jugar-- es precisamente Francisco Paoli Bolio. El, durante mucho tiempo, fue hombre de universidad. Ha sido maestro, director y rector; ha sido asambleísta y diputado federal. Paoli Bolio es muy conocido y respetado en el medio político.

--Un regente debe tener una sensibilidad muy especial para entender esta maraña de problemas y de intereses.

--En efecto, no se puede ocultar que es una maraña un conglomerado humano de estas proporciones, con su zona conurbada. Pero esto tiene un correlativo: como estamos en una figura jurídico-política que es el Distrito Federal --no un estado de la República--, que es el asiento de los poderes de la Unión y de la vida política del país, tenemos la necesidad de entender esto con todo lo que de ello se deriva. Pensemos por ejemplo en el agua potable: la que requiere el DF la recibe, en su mayor proporción, de otras partes de la República. Además, todos los desechos del DF salen al exterior. Para no hablar de otros servicios, sólo estos dos elementos --el agua y la basura del DF-- implican una complejísima realidad política y económica que no podemos soslayar y tiene que verse en su gran conjunto.

--En cuanto a tus candidatos, ¿el PAN es de tu misma opinión?

--Como lo sabe la sociedad, en el PAN se tiene la viejísima costumbre de celebrar convenciones, asambleas y, por supuesto, de sujetar a votaciones al candidato que en su caso resulte. Así las cosas, en el DF sin duda vamos a tener un trámite absolutamente democrático en el que varios precandidatos competirán internamente. Así resultarán legítimos de origen y podrán ser representantes de una fuerza democrática como Acción Nacional. Nosotros sabemos que para que haya democracia tiene que haber competencia, pluralidad, varias opciones de las cuales el público --en su condición de elector-- elija a la que considere la mejor propuesta de gobierno. Pero no puede haber buenas propuestas democráticas si en el interior de los partidos no se celebran estos procedimientos, que tomen en cuenta a las membresías. No dudo de que una vez más Acción Nacional va a tener un proceso interno competido, difícil, interesante, pero profundamente democrático. De esta manera podremos decir que tenemos derecho de ofrecer una propuesta democrática porque somos capaces de vivir internamente la democracia. Y desde luego esto es lo que todos los ciudadanos debemos pedir a los otros partidos políticos.

El 97 y el 2000

--Tener a un panista en el gobierno del DF reafirmaría la posición del PAN como segunda fuerza política mexicana.

--Sólo se puede hablar de Acción Nacional como segunda fuerza política del país si nos atenemos a ciertos números de gobierno; pero en una buena y justa competencia tal vez no seríamos la segunda fuerza, porque tenemos un crecimiento muy consolidado y realmente, todavía en las últimas elecciones, hemos estado compitiendo contra una maquinaria de gobierno. Se ha avanzado mucho, los mexicanos hemos logrado un gran avance en materia electoral, pero todavía queda mucho por hacer. Creo que la regencia de la ciudad de México y la mayoría eventual que pudiéramos ganar en el Congreso de la Unión nos iría perfilando para el año 2000. Lógicamente eso puede ser normal en un país que se modifica y avanza, y puede ser lógico si estamos llegando a un nuevo siglo y con ello a nuevas expectativas de vida para todos los mexicanos. Posibilidades de cambios, de alternancias, de tratar de ser mejores.

Para mí y para mi partido lo más importante no es si llegamos o no llegamos a ser una mayoría en el Congreso o a ganar la regencia o la Presidencia de la República. Ese es un punto al que deben aspirar todos los partidos: ganar las elecciones. Para nosotros lo más importante es justificar que ganara un candidato de Acción Nacional o que ganara una mayoría de este partido. En una palabra: lo importante no es sólo ganar una elección, sino merecer el respeto y el reconocimiento de los ciudadanos por que en el ejercicio del poder se haga el mejor y más eficaz esfuerzo para el buen gobierno de la ciudad y de la República.

Esto significa que nos interesa ganar para que el pueblo gane. No pensamos ganar todos los puestos públicos porque eso sería totalitario. Tenemos que conquistar los espacios que nos debe reconocer la sociedad por nuestro esfuerzo, si es que lo merecemos; después, merecer que se respeten esos lugares porque estamos cumpliendo con el gobierno