Heredero nato de la resistencia mexica contra los conquistadores españoles, Tepito ha sido a lo largo de 475 años un territorio autónomo de la ciudad de México. Desde tiempos prehispánicos ha concentrado actividades comerciales al aire libre que formaron parte del majestuoso tianguis de Tlatelolco. La apropiación del espacio público y la ocupación de la calle para el comercio han sido, pues, derechos históricamente conquistados.
Tepito es hoy el mercado al aire libre más grande del mundo. En los últimos cinco años creció debido al bando que prohibió el mercado ambulante en el perímetro ``A'' del Centro Histórico. En 1990 comprendía calles de alrededor de 40 manzanas; en 1996 se han incorporado 20 manzanas más de la zona comprendida entre Bolivia, Eje 1 Norte, Carmen y Vidal Alcocer.
En parte por esta anexión, pero sobre todo por la crisis devaluatoria de 1994, la zona comercial de Tepito ha sufrido cambios; de un tradicional mercado para la venta de productos extranjeros ilegales o ``fayuca'' se ha convertido en un ampliado mercado en el que predominan cada vez más productos nacionales.
La venta de mercancías extranjeras más económicas, aun las que pagan impuestos, y ahora la ampliación del mercado ambulante, son formas de comercio contrarias a las políticas económicas del actual gobierno. En realidad, siempre lo han sido, pero hoy los gremios más conservadores del comercio monopólico han exigido con mayor intolerancia su desaparición.
La razón es muy sencilla. Les beneficiaría suprimir las competencias ``desleales'' de un comercio orientado a satisfacer el consumo de grandes capas de población con ingresos medios y bajos, convirtiéndose a los grandes y monopólicos centros comerciales en las únicas opciones de consumo para esa población.
Los violentos operativos fiscales en Tepito, apoyados en las fuerzas policiacas, han resultado invariablemente un fracaso para lograr sus fines; decenas de ellos registrados desde hace décadas así lo demuestran; la zona comercial no sólo continúa, sino hasta crece. ¿Quién ampara su funcionamiento y cómo se ha llegado a conformar este vasto mercado popular de mercancías extranjeras? Su verdadero soporte no hay que buscarlo en Tepito, en sus bodegas o en los puestos de sus comerciantes; éstos, como simples empleados, sólo defienden su trabajo. La solución hay que buscarla en otro lado; entre sus reales beneficiarios, que forman parte de las intrincadas redes de corrupción existentes entre la frontera norte y la ciudad de México.
Los intimidatorios operativos contra Tepito, el último escenificado el miércoles 14 de agosto pasado, resultan por tanto absurdos, innecesarios y sólo provocan mayor irritación social. Los aprueban exclusivamente las grandes agrupaciones del comercio formal. No así la mayor parte de la ciudadanía, que es y continuará siendo la demanda real de Tepito. ¿Quién no ha comprado en Tepito y en el mercado ambulante? Todos, excepto las minorías pudientes.
La resistencia en Tepito por preservar las opciones comerciales para los estratos populares es así más necesaria frente a los impactos de las políticas modernizadoras de fin de siglo.