La Jornada 18 de agosto de 1996

ADIOS, MANOLO

José Garduño Gómez, enviado, Monterrey, N.L., 17 de agosto Cientos de personas de todos los estratos sociales desfilaron en el transcurso de este día por la capilla ardiente con los restos del que fuera matador, empresario y ganadero de reses bravas, Manolo Martínez Ancira, fallecido ayer por la mañana en un hospital de La Jolla, California, donde se sometía a una serie de estudios y donde se intentaba transplantarle un hígado.

El arribo de los restos mortales del que fuera uno de los grandes de la torería mexicana fue en la madrugada (5:45 horas), en vuelo privado de una aeronave de la empresa Televisa. Del aeropuerto internacional Mariano Escobedo fue llevado el féretro color ocre a una de las capillas de la funeraria Benito M. Flores, en el poniente de esta ciudad.


Guardia ante el féretro de Manolo Martínez: Manolo Mejía,
Miguel Espinoza Armillita y el empresario Rafael Herrería.
Foto: Marcos García/Contraste

Apenas se abrió la capilla ardiente y comenzó este desfile interminable de personas, entre las que se contaron, desde temprana hora, el propio gobernador del estado, Benjamín Clarion, y más tarde el alcalde de esta ciudad Jesús Hinojosa.

Eso sí, desde la llegada al aeropuerto, la familia del que fuera calificado por los aficionados como El último mandón de la torería mexicana, prohibió que fueran filmados por cámaras de televisión y fotográficas de prensa los restos del torero.

En la funeraria hay incluso guardias especiales de seguridad que dejan pasar a todo mundo a la capilla ardiente, pero de ninguna manera uno puede entrar con cámaras de televisión o fotográficas.

Le sobreviven al diestro regiomontano su esposa Bertha Ibargüengotia y sus hijos Mónica, Bertha y Manolo.

Personas allegadas a la familia Martínez-Ibargüengoitia informaron que los restos mortales de Manolo Martínez serán incinerados este domingo y que de acuerdo a los deseos del mismo ex matador, sus cenizas serán llevadas y quedarán en la Plaza México, de la capital de la República.

``Hay cuatro lugares en la misma Plaza México, la más grande del mundo, donde pueden quedar. Uno, muy bien podría ser en la capilla de la misma y otro, junto a su escultura que hay ahí''.

Por lo que se sabe, en la capilla de la Plaza México están las cenizas del que fuera otro de los grandes de la fiesta de toros, Fermín Rivera, cuyas cenizas depositó su hijo Curro, luego de un homenaje que le fue brindado post morten.

También hoy era esperado aquí el escultor Humberto Peraza, para que le fuera tomada una mascarilla a la cara del fallecido torero, a fin de hacer una nueva escultura y un busto, para un monumento que se eregirá aquí, por instrucciones del gobernador interino Benjamín Clariond, mediante la Secretaría de Desarrollo Social y, tan sólo, falta la autorización de la familia, precisó Clarion.

Desde luego que a la capilla ardiente se dieron cita infinidad de miembros de la familia taurina, entre ellos Eloy Cavazos, Manuel Espinosa Armillita, Hernán Ondarza, Enrique Delgado, Manolo Arruza, Alberto Galindo El Geno, Gustavo Garza, Fernando Canales, Alfredo Ferriño e inclusive, el actor y ex torero cómico Eulalio González Piporro.

Eloy Cavazos lamentó el suceso y evocó: ``toreamos muchas tardes juntos, creo que fueron cerca de 300. Nos dimos muy buenos agarrones. Tuvimos una gran rivalidad taurina, pero en el fondo fuimos muy buenos amigos. Lo único que puedo decirles es que Manolo deja un hueco enorme en la fiesta brava, pero eso sí, siempre se le recordará como un hombre de lucha, de entrega y que siempre buscó el reconocimiento de su público con un toreo de arte''.

Mientras tanto se dijo aquí que se van a llevar a efecto una gran serie de homenajes al infortunado ex matador de toros, quien según el historiador local, don Guillermo H. Cantú, nació en esta ciudad el 10 de enero de 1946. Debutó como novillero el 1 de noviembrede 1964 en la Plaza La Aurora, de la capital mexicana y su presentación en la Plaza México fue el 20 de junio de 1965.

Señala en su libro Un demonio con pasión, don Guillermo H. Cantú, que Manolo Martínez toreó 34 novilladas en las que cortó 15 orejas, 3 rabos y una pata.

Tomó la alternativa el 7 de noviembre de 1995 en la Plaza Monumental de Monterrey, siendo su padrino El ave de las tempestades, don Lorenzo Garza, y como testigo tuvo a Humberto Moro, lidiando ganado de Mimiahuapan.

Confirmó en la Plaza México el 12 de abril de 1967 con Juan García Mondeño como padrino y Mauro Liceaga como testigo.

Confirmó en España el 22 de mayo de 1970 con Santiago Martín El Viti como padrino y de testigo Sebastián Palomo Linares.

Su primer retiro fue el 30 de mayo en Plaza México y regresó el 28 de marzo de 1987 en la Plaza Santa María de Querétaro.

Su segundo retiro fue el 4 de marzo de 1990 en la Plaza México.

Toreó mil 344 corridas, cortó mil 500 orejas, 189 rabos y dos patas. Concedió 40 alternativas. Tuvo 312 mano a mano toreados, un total de 29 encerronas.

Y en la Plaza México, en donde finalmente serán llevadas sus cenizas, toreó 91 corridas, cortó 81 orejas y 10 rabos.