La Jornada 20 de agosto de 1996

El gobierno, con capacidad para atender los peores problemas, señala

Salvador Guerrero Chiprés El clima político del país no corresponde a uno de inestabilidad, consideró el subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Arturo Núñez Jiménez. Sostuvo que el gobierno federal mantiene su capacidad de dar respuesta y solución institucional a todos los problemas que se presenten por muy graves que puedan parecer.

Esta capacidad, subrayó, ha sido acreditada ``una y otra vez'' en los últimos tiempos.

Aseguró, por otra parte, que no existe la intolerancia oficial que un sector de la jerarquía católica atribuyó al gobierno.

El subsecretario de Gobierno consideró la amplitud de las reformas constitucionales, de carácter electoral, como un elemento para facilitar el entendimiento de todos los partidos políticos cuando empiece la discusión de la ley secundaria en el próximo periodo ordinario de sesiones que comienza con el informe presidencial.

Indicó que el trabajo para presentar la iniciativa sobre asuntos indígenas evoluciona con la colaboración del Instituto Nacional Indigenista y las secretarías de la Reforma Agraria y de Desarrollo Social.

Núñez Jiménez abandonaba la sede de Gobernación cuando fue abordado por los periodistas. Después de tres preguntas sobre aspectos de la reforma política del Estado, los reporteros presentaron el cuestionamiento inevitable.

--¿Qué nueva información hay del EPR?

--Hasta aquí dejaría mi respuesta. Del EPR no tengo ninguna información.

--¿Qué percibe la secretaría sobre el caso Colosio, sobre la inconformidad en algunos estados y en la ciudad de México?

--Una sociedad con problemas que se encauzan institucionalmente y que se expresa con libertad. En todos los casos hemos buscado, junto con los actores promoventes y los interesados, las soluciones acordes a cada circunstancia.

--Los obispos se quejan de que existe intolerancia gubernamental...

--No la hay. Todos debemos ser muy respetuosos del marco jurídico que les compete a los poderes públicos y a las asociaciones religiosas.

--¿Está de acuerdo en que en el país se vive un clima con signos de inestabilidad?

--Desde luego que no. Las sociedades sospechosamente tranquilas lo son no porque no haya problemas, sino porque se inhibe y prohíbe su expresión. En una sociedad libre y democrática el que los problemas afloren no debe ser motivo de inquietud. Grave sería que no se les encontrara solución, pero afortunadamente se ha acreditado en el país, una y otra vez, que los problemas que se plantean, por más complejos y difíciles que se adviertan, tienen una solución institucional.

Destacó la actitud del gobierno federal de constituirse, por ejemplo durante el proceso de reforma electoral, en ``coadyuvante'' para propiciar el destrabamiento de las diferencias entre los cuatro partidos con representación en el Congreso