La Jornada 21 de agosto de 1996

EU vendió a México en 84-93 diez veces más armamento y equipo militar que de 1950 a 83

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Washington, 20 de agosto El gobierno estadunidense otorgó licencias para la venta de más de 400 millones de dólares en equipo militar, armas y municiones a México entre 1984 y 1993, comparado con un total de 41 millones de dólares entre 1950 y 1983, según un informe publicado por la Federación de Científicos Americanos (FAS, por sus iniciales en inglés).

El nuevo informe, cuyo título es Una plaga de armas, se centra en las ventas de armamentos livianos y pequeñas armas a gobiernos, pandillas urbanas, cárteles de narcotraficantes, fuerzas de seguridad y grupos guerrilleros en América Latina, y calcula que en promedio unos 500 millones de tales armas ingresaron en la región cada año durante la primera parte de esta década.

Aunque la venta de tales armamentos es sólo una ligera porción del total de todas las ventas de armamento a México y América Latina que se examinaron en esta investigación, los autores Michael Klare y David Andersen argumentan que este tipo de pequeñas armas y equipo son la causa de gran parte de las muertes violentas en la región.

``América Latina ha sido inundada con cantidades masivas de pequeñas armas y armamento liviano, que nutren una epidemia mortal de violencia política y criminal'', señalan los autores de este informe. Estas ventas son extremamente peligrosas, indican, porque ``el armamento pesado usualmente está confinado a los arsenales de las fuerzas armadas regulares, (pero) el armamento liviano es adquirido por los militares, la policía y otras fuerzas de seguridad, junto con grupos guerrilleros, bandas, narcotraficantes, milicias privadas y otros actores no estatales''.

En una introducción a este informe, el ex presidente costarricense Oscar Arias Sánchez añade que ``todos los estudios indican que, tanto en la esfera militar y la criminal, el porcentaje más alto de muertes violentas ocurre del uso de armamentos livianos y pequeñas armas''.

De acuerdo con la investigación, el Departamento de Estado emitió licencias para la venta de 234 millones de dólares en equipo militar comercial, armas y municiones a México entre 1984 y 1993, y el Pentágono autorizó otros 173 millones en ventas militares al exterior a México durante este mismo periodo, aunque esto incluyó en gran parte armamento pesado y piezas grandes de equipo militar.

Las estadísticas sobre la transferencia de armas pequeñas son muy difíciles de documentar, y los autores señalan que esta información es aún más difícil de evaluar porque frecuentemente este tipo de armas se vende a un grupo sólo para ser adquirido por otro más.

Los autores únicamente lograron documentar las licencias estadunidenses para la venta de unos 34.4 millones de dólares de armas pequeñas y armamento ligero a México entre 1989 y 1993. En el pasado, empresas estadunidenses han enviado a México pistolas, rifles M-1 y M-16, carabinas y metralletas pequeñas. Además de estas ventas, el informe de FAS señala que esa organización de investigación independiente ha detectado documentos oficiales estadunidenses indicando que entre 1980 y 1993 México recibió 18.5 millones de dólares en equipo catalogado como ``escopetas, municiones para escopeta, bastones eléctricos'' y 15 millones de equipo descrito como ``grilletes, esposas, empulgueras, escudos policiacos y cascos''.

Más allá de estas transacciones legales de armas, Klare y Andersen destacan que Estados Unidos también se ha convertido en fuente principal de transferencias de armas ilegales o de mercado negro a América Latina. ``Débiles leyes de control de armas e inadecuada aplicación de leyes han hecho de Estados Unidos una de las fuentes principales de armas del mercado negro para América Latina'', declaran los autores.

Señalan que sólo dos estados tienen leyes que prohíben que un individuo compre más de un arma al mes para su uso personal. El informe indica que el EZLN ha reconocido que parte de sus armamentos fue adquirido en tiendas en El Paso y otras ciudades estadunidenses.

Pero el enfoque principal de esta investigación en su sección de armas de mercado negro, son las compras hechas por criminales y narcotraficantes.

Mientras se reconoce que mucho del armamento en América Latina se compra de personal militar corrupto o de lo que circula después de haber sido enviado a grupos guerrilleros o fuerzas contra durante la guerra fría, la investigación concluye que un canal principal de las armas pequeñas es la compra desde Estados Unidos. Gran parte de este comercio, claro, no es documentado, pero los autores citan varios ejemplos de casos conocidos para demostrar el tipo y volumen de este flujo comercial.

Los autores señalan varios documentos clasificados del Departamento de Justicia obtenidos para esta investigación, que revelan que Estados Unidos inició en 1989 un caso criminal contra personas que intentaban exportar rifles AK-47 y municiones a México, y después en 1990 el gobierno estadunidense abrió otro caso que involucraba un envío ilegal de rifles M-16, granadas y cohetes antitanque a narcotraficantes en México.

En 1993, la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, del Departamento de Tesoro, informó que la mitad de armas de fuego de origen estadunidense confiscadas fuera de ese país fueron halladas en México, y el informe añade más casos específicos de este tipo de contrabando a ese país.

De hecho, el gobierno mexicano se ha alarmado a tal nivel por este tipo de transacciones, que llegó a un acuerdo con Estados Unidos a fines de julio para formar un grupo especial de trabajo con el fin de examinar el problema.

Finalmente, la investigación señala que no todas las armas en América Latina provienen desde el exterior de la región. Varios países fabrican pequeñas armas, incluyendo manufactureros en Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, Perú, Venezuela y México. En este último país, se menciona que la Fábrica Nacional de Armas produce dos tipos de rifles de asalto, y Productos Mendoza, SA, fabrica una subametralladora de 9 milímetros