La Jornada 21 de agosto de 1996

TRIFULCA EN BALDERAS Y ARTICULO 123

Desmanes cometidos por más de 5 mil jóvenes que exigieron boletos para el concierto de aniversario de la estación radiofónica Alfa, dejaron como resultado varios vehículos destrozados, una patrulla dañada, una veintena de lesionados, seis detenidos y el cierre de comercios en cuatro calles del Centro Histórico.

La falta de previsión y organización del Grupo Radio Centro, para convocar a jóvenes a recoger 3 mil entradas para el concierto, incluyó ausencia de medidas de seguridad y de presencia de la fuerza pública para controlar cualquier brote de violencia.


Rescate de una adolescente a punto de ser
agredida por los demandantes de entradas
para un acto musical en el aniversario de
la radiodifusora Alfa; los granaderos también
apoyaron a un menor que era lanzado al aire
por una eufórica muchedumbre.
Foto: Omar Meneses

Durante horas la falta de presencia policiaca permitió el robo a dos camiones repartidores, la destrucción de un taxi ecológico, saqueo a un lechero, falta de respeto a mujeres y caos vial en calles del primer cuadro.

La disculpa de la organización radiofónica sólo fue ``no esperamos que vinieran tantos''; para el gobierno del Distrito Federal, la culpa era de los ``chavos'' porque no se formaban, y el control de la situación quedó a cargo de la policía.

Por la noche, el Departamento del Distrito Federal hizo un llamado ``a los grupos que han venido manifestándose'' para que ajusten el ejercicio de sus derechos a la forma ordenada y pacífica que prescriben las leyes, con el propósito de preservar y mejorar la convivencia social en la capital.

El concierto de aniversario de Alfa está programado para el próximo 13 de septiembre y la repartición de los 3 mil boletos sería el inicio de una campaña de promoción que culminaría el mismo día del acto musical.

La desorganización provocó que los promotores tuvieran que solicitar a la empresa concesionaria del Palacio de los Deportes el envío de 5 mil entradas más, ante la gran demanda.

Sin embargo, muchos de los jóvenes entrevistados apenas recordaban el nombre de alguno de los grupos participantes, la mayoría ni siquiera sabía bien quiénes tocarán en ese concierto, que no representa un gran gasto para la Organización Radio Centro, ya que los grupos fueron invitados por las disqueras.

Entre los grupos invitados por Alfa destacan los exponentes de ritmos musicales como dance, house y tecno, entre ellos la estadunidense Gillette, los españoles Héroes del Silencio, Pandora (grupo inglés), Scatman y Zhivago.

La convocatoria fue lanzada al aire por Enrique Aguilera, ``la voz Alfa'', quien durante las horas de desorden sólo atinaba a pedir calma a los ``exigentes'' jóvenes apostados en las puertas de su radiodifusora y zonas aledañas.

Desde las 22 horas del lunes, cientos de adolescentes comenzaron a arribar a las instalaciones de Organizacion Radio Centro, localizadas en Artículo 123 número 90, ataviados con cobijas, sarapes, gruesas chamarras y bien armados con bebidas embriagantes para, dijeron, ``resistir el frío''.

Los jóvenes, deseosos de alcanzar un boleto para el concierto de aniversario de Alfa a realizarse el próximo 13 de septiembre, se hicieron acompañar de familiares, estacionaron sus coches hasta en doble fila sobre las calles de Artículo 123 y Balderas y con sus autoestéreos a todo volumen se pasaron horas gritando y bebiendo.

La noche fue larga para los vecinos de calles aledañas como Victoria y Revillagigedo. El sonar de vidrios rotos, el griterío y el retumbar de cortinas metálicas que parecían ceder ante los empujones, los hizo asomarse a la calle, aunque inmediatamente regresaban a sus domicilios para no ser víctimas de posibles actos de agresión.

Algunas mujeres que transitaban por las calles fueron agredidas por intentos de ``meterles mano'' o de ``plano fajárselas'', según relataron.

Por la madrugada, los supuestos aficionados al rock detuvieron un camión de hielo que cruzaba por la calle Victoria, al que saquearon. El hielo sirvió como proyectil contra otros vehículos en la avenida Balderas.

Más tarde, ya cerca de las 6 de la mañana, un automóvil Tsuru gris, conducido por Nuria Mendoza, se convirtió en el ``blanco'' de los jóvenes y terminó con todos los vidrios rotos y la carrocería dañada, sin importarles que la conductora estuviera dentro.

Al filo de las 7 de la mañana dos ``osados'' camiones repartidores de refresco trataron de cruzar por el lugar pero perdieron su mercancía en el intento. A esa hora el número de jóvenes había aumentado hasta cerca de 2 mil 500, y en vialidades como Juárez, Balderas, Eje Central, Reforma y Chapultepec los conductores tenían ya problemas de circulación por la aglomeración.

Nadie se salvó. Si el que pasaba era obeso le gritaban: ``Pinche panzota...'' y otros improperios. Si eran mujeres, los silbidos eran los menos. En grupos de cinco o más se acercaban hasta ``darles su torteada''.

Cerca de las 10 horas miles de jóvenes se arremolinaban y empujaban sin parar afuera de Organización Radio Centro. Los vehículos estacionados frente al inmueble fueron destruidos como simple diversión. La convocatoria superó las expectativas. ``Nunca nos imaginamos que vendrían tantos, por eso no solicitamos presencia policiaca'', aseguró el conductor de Alfa, Enrique Aguilera. Nadie fue capaz de moverlos del lugar ni organizarlos.

La llegada de la policía

Los vecinos trataron de ahuyentar a los jóvenes con agua, pero éstos lo agradecieron gritando ``¡agua, agua, agua!''

Una hora más tarde la policía se apostó sobre Artículo 123 y Balderas porque la multitud era incontrolable. La desorganización de la empresa fue tal que los directivos enviaron a un solo hombre, Gerardo Ayala, del Departamento de Mercadotecnia, a calmar a la multitud. Trató de hacerlo a grito abierto, pero su voz se perdía entre el abucheo de los jóvenes. Un granadero tuvo que prestarle un altavoz.

No hubo acuerdo. La respuesta de los solicitantes fue contundente: ``Como va, como va, como va''. En vista de que no se iban a mover del lugar, agentes del Agrupamiento de Granaderos se distribuyeron entre la multitud para controlarlos. Los empujones dejaron un saldo de por lo menos 20 desmayados, tres vidrios rotos y una persona herida.

Los uniformados, que sólo portaron escudos de acrílico, formaron tres filas a lo largo de la calle Artículo 123, que sirvieron para contener los grupos que en masa intentaban ingresar en las instalaciones de Radio Centro.

Al final, Organización Radio Centro reportó que se distribuyeron en total 8 mil boletos. Enrique Aguilera confió en que la Secretaría de Gobernación no impondrá ninguna sanción contra la radiodifusora por los desmanes cometidos, ya que dijo que los responsables sólo fueron ``grupos de muchachos''.

En los próximos días la estación de radio regalará 13 mil boletos más con los que pretende llenar el Palacio de los Deportes. Mientras, los particulares afectados buscan que la empresa les pague los daños contra sus bienes.

Los detenidos fueron Eduardo Huerta Mendoza, Luis Ricardo Torres, Jorge Antonio Hernández, René García Martínez, Héctor Morales y José Samuel Sánchez Ruiz, estos dos últimos menores de edad. Todos fueron acusados de daño en propiedad ajena y lesiones.

En tanto, la reacción del Departamento del Distrito Federal fue un boletín de prensa nocturno en el que llamó a los grupos manifestantes a ajustar el ejercicio de sus derechos a la forma ordenada y pacífica que establece la ley.

El gobierno capitalino señaló que se encuentra fuera de toda discusión el derecho a reunirse, manifestarse, reclamar y pedir cuanto convenga a sus intereses, siempre y cuando sea de manera ordenada y pacífica, pero advirtió que está prohibido terminantemente impedir el tránsito en la vía pública. (Miriam Posada y Gustavo Castillo)


Griselda Campos: Yo nada más vi cuando unos chavos se le fueron encima a una muchacha que iba pasando, empezaron a desvestirla, la tiraron y la empezaron a tocar en todo el cuerpo; bueno, en pocas palabras se la fajaron y nadie hizo ni madres. ¿Que quién va a tocar?... ahorita no me acuerdo.

Dos después de los empujones: ¿Qué pasó hijo, a poco ya tienes boleto?... ¡psss, a güevo! ¿Que quién va a tocar? No sé, pero va a estar bueno.

Después de estar más de una hora entre los empujones, cuando ya merito le tocaba entrar por su boleto, Antonio López fue puesto en el aire por brazos de jóvenes y granaderos que tuvieron que sacarlo del montón, porque estaba a punto de desmayarse. El niño de nueve años se reunió con su madre Dolores y desconsolado lloró: ``Mamá, ya no voy a poder ir al concierto''. Y un conmovido le cedió el suyo, sin saber que todavía la hermana del menor se mantuvo en la fila.

Granaderos: ¡Qué desmadre, pendejos, por qué no nos llamaron antes, todavía nos toca el partido en el Azteca! A ver si éstos se mochan con unos boletos para ir al concierto, para que valga la pena la asoleada.

Paletera: ¡A peso... a peso... a peso las paletas! ¡Orale, pinches chamacos, ya váyanse a sus casas, ya les dijeron que no va a haber nada!

Abrazados de sus cobijas, desvelados, con los cabellos revueltos, decenas de jóvenes que estaban formados sobre la calle Victoria soslayaban el ``numerazo'' de sus compañeros de fila. ``Nosotros nos quedamos aquí toda la noche y no nos vamos si no nos dan boleto''

-¿Cuándo es el concierto?

-El 23 de septiembre. (Será el 13.)

-¿Quién toca?

-Este... este... este... espérame tantito, orita te digo... este... no, pus no me acuerdo, pero son muchos extranjeros.

Alejandro Ruiz: ¡Ni madres, ni madres, esta fila es la buena, los otros son bien gandallas! Si no pueden con el paquete para qué se aventaron el boleto.

Después de aguantar empujones, masajeadas y aventones, una joven logra pasar a recoger el tan ansiado boleto. Pasa frente a un grupo de muchachos que esperan su turno. De repente la muchacha regresa por el mismo camino. Los granaderos le preguntan qué le pasó y la respuesta es simple: ``Me equivoqué de concierto, yo quiero para el de Mercurio''. Uno de sus compañeros de fila se pasa la mano por la cara sudorosa y de un suspiro suelta: ``¡Pinche vieja!