Pone en marcha Zedillo la descentralización del sector salud
Elena Gallegos Para dejar atrás el centralismo, hacer efectivo el derecho a la salud, dar un uso más eficiente al gasto social y atacar la marginación y la pobreza, el gobierno inició la descentralización de los servicios de salud pública, lo que implica la transferencia a las autoridades estatales de 6 mil 132 millones de pesos, así como el manejo de alrededor de 7 mil hospitales y 103 mil trabajadores entre personal médico y administrativo.
Luego de la firma de los convenios correspondientes entre los gobiernos federal y los 31 estatales, el presidente Ernesto Zedillo calificó el proceso como uno de los pasos más importantes de su administración en la construcción del nuevo federalismo y dijo que de esta manera se eliminará la duplicidad de funciones y se dedicarán más fondos a la atención de los enfermos.
Insistió en que esta acción incidirá en una más férrea unidad: ``Democracia y federalismo se traducirán en una mayor fortaleza nacional''. Luego detalló que la Secretaría de Salud mantendrá las responsabilidades de normar, coordinar y evaluar.
Fue el secretario Juan Ramón de la Fuente quien explicó los propósitos de la descentralización. Los enmarcó en cinco grandes apartados: devolver a los estados lo que se les tomó durante la implacable dinámica centralista; construir gradualmente sistemas estatales más eficientes y flexibles; mejorar la calidad y ampliar la cobertura; compartir responsabilidades, recursos y decisiones donde se generan los problemas, y dar mayor orden y armonía a la vida nacional.
Por los gobernadores, la mayoría de ellos reunidos en la residencia oficial, tomó la palabra Enrique Burgos, de Querétaro. De entrada dijo que, independientemente de la militancia política de cada uno de ellos, ``si prestamos oídos a la Constitución, no podemos dudar que al Estado concierne normar la salud, vigilarla y atenderla como un reclamo de justicia social''.
En su opinión, el dilema no es privatización o estatización de los servicios de salud, sino la adopción de formas de gestión pública que, como las que propone el acuerdo signado, resultan pertinentes, eficientes y capaces de responder a los complejos desafíos que plantea el cumplimiento de los deberes éticos y políticos del Estado.
Para el presidente Zedillo, objetivo fundamental de la descentralización será el de acercar la toma de decisiones y presupuestos de los servicios de salud a los lugares en que éstos se prestan, lo que a su vez fortalecerá a cada entidad federativa y, por ende, a la República toda.
Aseguró que con ello se tendrán estructuras más ágiles y sensibles a los problemas locales, lo que permitirá atacar los rezagos que aún se tienen en la materia. Otro de los fines centrales será el de aplicar eficazmente acciones preventivas.
El Ejecutivo se refirió con insistencia al hecho de que la descentralización abonará en la unidad nacional. Sostuvo que ésta responde al espíritu federalista y es congruente con el Plan Nacional de Desarrollo.
Desde el centro de una amplia mesa en forma de C -en una de cuyas orillas la figura de Esteban Moctezuma atrajo todo tipo de especulaciones- el Presidente dijo a los gobernadores que será el Consejo Nacional de Salud, integrado por el secretario del ramo y los 31 jefes estatales, el que, tomando en cuenta las características propias de cada entidad y región, ``unificará criterios y mantendrá una política nacional de prevención y combate a las endemias, epidemias y demás enfermedades que afectan a la población''.
También señaló que la descentralización plantea una profunda redistribución de competencias entre los tres órdenes de gobierno y que bajo la gestión de los gobiernos estatales se integrará a los servicios de salud a la población que no es derechohabiente de las instituciones de seguridad social, ``construyendo así una nueva etapa en la salud de los mexicanos''.
A su vez, De la Fuente detalló los propósitos de la descentralización y aseguró que ésta reconoce las diferencias locales y regionales, coloca a la sociedad en el centro de la acción pública, respeta el poder del ciudadano y modifica las relaciones del Ejecutivo con los gobiernos de los estados y los demás órganos de poder.
Calificó el acuerdo como útil para la democracia y viable para la política, ``sin ser ajeno a la norma y a la conducta jurídica''.
Para el funcionario, en la medida en que se transfieren recursos a las entidades federativas y se trasladen, junto con éstos, funciones, es posible solucionar el problema que plantea la concentración de poder. ``La naturaleza de un Estado al que corresponde un número elevado de obligaciones públicas, favorece el centralismo, de manera que son muchos los nudos que se deben deshacer para liberar a nuestro sistema federal'', puntualizó De la Fuente.
De este modo, añadió, la puesta en marcha de la descentralización de los servicios de salud pública, ``derrumba mitos y supera prejuicios que se alzaban contra ella''.
Explicó: había quienes planteaban que en un marco de estrechez económica no se podía descentralizar; otros sostenían que las entidades no estaban preparadas para operar sus propios sistemas y unos más dudaban de la madurez del sindicato y su compromiso con las instituciones de salud.
Ahora, indicó De la Fuente, se demuestra en los hechos que los tiempos difíciles son de oportunidades para introducir cambios que los buenos tiempos suelen diferir, ``y la sociedad mexicana ha mostrado que si bien reclama, con razón, servicios públicos cada vez más eficientes, reclama todavía con más vigor que los mandatos constitucionales -y el federalismo es uno de ellos- sean cada vez más eficientes''.
Durante el acto y a lo largo de todos los discursos, desde el del presidente Zedillo haste el del secretario de Salud y el del gobernador Burgos, se hicieron reconocimientos al sindicato de trabajadores de esa dependencia y a la FSTSE ``por su constructiva participación en el proceso''.
En respuesta, los dirigentes Joel Ayala Almeida y Héctor Valdés Romo, ratificaron su compromiso de participar en la modernización de la administración pública. El acto se realizó en el salón Adolfo López Mateos de la casa presidencial. Ahí estuvieron también la señora Nilda Patricia Velasco de Zedillo y los secretarios Emilio Chuayffet, de Gobernación, y Arsenio Farell, de la Contraloría y Desarrollo Administrativo