El Ejército disfraza de civiles las bajas recibidas, aseguran
Salvador Guerrero Chiprés /I El Ejército Popular Revolucionario (EPR) tiene ``fuerzas frescas'' en la capital del país y en algunos de los municipios más empobrecidos del estado de México, aseguraron los comandantes Vicente y Oscar, dos de los seis mandos militares de esa organización conocidos hasta ahora con ese grado.
En una casa de seguridad del EPR y del Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR), situada a menos de tres horas del centro de la ciudad de México, ambos jefes dijeron a La Jornada que después de su aparición en el vado de Aguas Blancas, el 28 de junio, han causado 59 bajas al Ejército Mexicano en operaciones en Guerrero.
Uno de los comandantes del EPR durante la
entrevista.
Foto: Pedro Valtierra
El EPR estima en 23 mil el número de soldados movilizados en aquella entidad.
Escoltados por un pelotón de 11 milicianos y un teniente, en una habitación en los alrededores del valle de México, completamente forrada de tela verde a los lados y tela aluminio al frente, con las banderas de ambas organizaciones y el estandarte nacional dispuesto detrás de los comandantes, éstos presentaron sus ``consideraciones sobre la situación política actual''.
Con la cara cubierta por una franela roja con dos pequeños agujeros para los ojos, llamaron al gobierno a desistir de su intento de ahogar en un ``baño de sangre'' al movimiento armado y convocaron a todas las organizaciones sociales a ``exigir que el gobierno renuncie a tal pretensión''.
Al no presentar al Ejército Mexicano ``un frente definido'', éste se ha visto obligado, indicaron, a ``recomponer su distribución y su conducta táctica, no sólo en Guerrero, sino en el plano nacional''.
Afirmó el comandante Oscar: ``Aún no hemos utilizado toda nuestra capacidad de combate, contamos con reservas''.
A pesar de la información con que el gobierno dispone, proveniente de inteligencia militar, añadió, ``quieren presentarnos ante la opinión pública como un problema local, como guerreristas y radicales irracionales''.
Aseguró que el Ejército Mexicano ha replegado fuerzas en Guerrero, Veracruz e Hidalgo para concentrarlas en cuarteles. Ese es un indicio, expresaron, de la preparación de una nueva ofensiva.
Respeto al EZLN
Los mandos del EPR indicaron que la supuesta rivalidad detectada por el gobierno federal entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el EPR es simplemente una observación que forma parte de ``acciones de guerra psicológica, desinformación y contrainformación''.
Respecto al EZLN, expresaron respeto a su lucha y a su decisión de terminar la fase armada con un acuerdo de paz.
Primero durante la lectura de un documento y después en la entrevista, los comandantes Vicente y Oscar señalaron que en el valle de México, de cuya comandancia regional se dijeron responsables, existen ``fuerzas frescas'' que, ``de acuerdo a la intensidad del ataque gubernamental contra el pueblo, estamos dispuestos a accionar'' a modo de ``dar un carácter más amplio a nuestro accionar''.
El pelotón escolta de ambos dirigentes militares se encontraba armado con AK-47, ametralladoras Uzi 9 milímetros, fusiles R-15 de los tipos 223 y 553, carabinas 30 M-1 y subametralladoras 9 milímetros. Algunos portaban en la fajilla escuadras Brownning, Taurus y Beretta 9 milímetros.
Horas antes de que el subsecretario de Gobierno de la Secretaría de Gobernación, Arturo Núñez Jiménez, indicara que el EPR tiene ``presencia específica'' solamente en Guerrero, los mandos de esa organización, integrantes de las llamadas Comandancia Militar y Comandancia General, señalaron que el valle de México refleja severamente la situación económica y social que padece todo el país, y que tal situación ``ancestral'' es fundamento de su existencia: ``Hay desempleo, miseria, carencia educativa, carestía; dejó de ser la posibilidad de destino migratorio para quienes entre los años sesentas y setentas buscaron aquí refugio de la pobreza en el campo'', comentó Oscar.
En un comunicado de nueve puntos, leído ante el reportero, el EPR-PDPR considera que el gobierno trata de ocultar sus bajas en combate al darles un carácter no militar, como ocurrió en el guerrerense poblado de Encinos Prietos, donde habrían fallecido treinta soldados: ``Quieren llamarles cocineros, sirvientes, compradores de comida y seguir insistiendo en que somos una pantomima''.
Su accionar, ``autodefensa''
Señalaron: ``No deseamos la guerra y no queremos declararla, pero no podemos quedarnos cruzados ante el crimen y la impunidad como forma de gobierno''. Criticaron la desaparición y el ``asesinato político'' y, en general, ``la represión masiva y selectiva'' que se ha generado en Guerrero y en otras entidades atravesadas por la sierra Madre Oriental.
El ``accionar'' del EPR, indicaron, ``tiene y tendrá un carácter de autodefensa''. Advirtieron que solamente responderán a la represión gubernamental y precisaron que no intentan sustituir la lucha legal ni obstaculizar los procesos electorales de Guerrero e Hidalgo.
Si el gobierno quiere evitar una salida militar, ``debe renunciar'' y dar paso a la conformación de un nuevo régimen, señalaron.
Rechazaron ``la política injerencista de los Estados Unidos en relación al conflicto armado interno'', la cual, dijeron, se presenta ``al recomendar descaradamente una mayor concentración de tropas, así como proporcionar equipo, armamento y asesores militares para reprimir al pueblo y aplastar el movimiento armado revolucionario''.
El comandante Oscar acusó al gobierno de mantener como rehenes a ``luchadores sociales injustamente encarcelados.
``Ante la amenaza de una mayor represión y ante el baño de sangre que prepara el gobierno, llamamos al pueblo y a las organizaciones sociales y políticas a la más amplia movilización política para exigir que renuncie a esta pretensión, que sólo agudiza el conflicto armado, y dé marcha atrás a las medidas represivas instrumentadas para aplastar el movimiento armado revolucionario y solucione las causas que han dado origen a éste'', leyó Oscar ante una cámara de video de ocho milímetros, operada por un escolta desde la parte posterior de la habitación iluminada de manera tenue.