La Jornada Semanal, 25 de agosto de 1996


Entrevista con Pete Townshend

Cómo opera la mente en un nivel neurótico

John Harris

El guitarrista y compositor Pete Townshend ha vivido con tal intensidad suicida que sorprende que hoy en día sea uno de los más lúcidos (y sobrios!) analistas de la cultura pop. Ofrecemos una conversación con el creador de Tommy y otros himnos de una generación.



Involuntario gurú de varias generaciones, el rompeguitarras más célebre del orbe vive un segundo, tercero o quizá cuarto aire. Pete Townshend, líder vitalicio del poderoso The Who, recién lanzó al mercado Coolwalkingsmoothtalkingstraightsmokingfirestocking, una compacta recopilación de su trabajo como solista. Y sigue vivito y rockanroleando: el pasado 29 de junio interpretó su ópera-rock Quadrophenia con Roger Daltrey, John Entwistle e invitados en el Hyde Park londinense; la segunda quincena de julio hizo lo mismo en el neoyorquino Madison Square Garden. En este extracto de la entrevista publicada en el número de junio de la revista británica Q, Townshend habla de Tommy, de Keith Moon, de sus experiencias con estimulantes y de su guía espiritual, Meher Baba. Alguna vez cantó "espero morir antes de llegar a viejo hablando de mi generación". No se le hizo. Demos gracias a Dios. [N. del T.]

La obra original, la versión cinematográfica de Ken Russell, ahora la puesta en escena en el West End es la cuarta o quinta reencarnación de Tommy. Después de todas estas versiones, qué es lo que persiste en ella? Qué es lo esencial?

Algo muy simple y hasta contradictorio. Y es que el sufrimiento, ya sea autoinfligido o proveniente de fuera, conduce al crecimiento espiritual. Esto suena peligroso, porque lo que en cierto modo estás diciendo es que está bien abusar de los niños, "porque así crecerán espiritualmente". Es una idea oriental y debe estar apoyada en una aceptación del karma. Es lo que creo a pesar de mi monstruoso intelecto. Requiere de una extraordinaria suspensión de la incredulidad vivir con esto, y no estoy seguro de que yo lo haya logrado. Si hubiera sido así, ciertamente no hubiera hecho muchas de las cosas que he hecho, porque hubiera pensado: "Carajo, si me comporto de esta manera voy a pagar por ello en algún momento de mi vida." Pero creo que cualquier cosa que uno haga, de cualquier modo que se comporte, así sea bien o mal, sirve para crecer espiritualmente.

Hace poco, apareció un artículo en el Sunday Telegraph en donde se interpretaba a Tommy como el reflejo de tu propia infancia. Sugería que, dentro de ciertos límites alegóricos, algunas de las cosas que le pasaban a él te habían sucedido a ti. Es cierto?

Definitivamente, hay cosas que yo arrojé ahí de modo inconsciente cuando armé el argumento de Tommy. Yo no sabía que mi madre tenía un amante que estaba listo para casarse con ella y ser mi padre. Yo no sabía que mi padre le había dicho: "Te puedes largar a Aden con este cuate, pero no te puedes llevar a Pete; yo me quedo con él." De dónde saqué la idea de una mujer viviendo con un amante, teniendo un hijo, el padre yéndose, desapareciendo, y todos viviendo en una familia disfuncional? Es la historia de mi vida, pero yo ciertamente no era consciente de todo ello. Supongo que soy una muestra de cómo operan los mecanismos de la mente en un nivel psicológico y neurótico.

De dónde viene el personaje del tío Ernie? El abuso infantil difícilmente era reconocido en 1969.

De nueva cuenta, creo que fue algo inconsciente. Es muy posible que cuando yo estaba con mi abuela, su novio entrara a mi recámara. No sé muy bien lo que pasaba, pero eso ha rondado por mi mente. He tratado de sacarlo a través de la terapia y no he tenido éxito. Ella me hacía llamarle "tío" a todos sus novios, y tenía varios. Creo que de ahí viene. De hecho, yo le dije a John Entwistle (bajista de The Who): "Tengo esta canción acerca de un viejo tío pederasta pero no puedo escribirla; te la echarías?", y regresó con ella dos días después.

Entonces, el episodio del tío Ernie ha sido una fuente constante de problemas?

No. No pretendo hacerme aquí el chistoso, pero me ha dado tanto pinche dinero que quisiera salir y buscar a quienquiera que sea el famoso tío Ernie y darle el beso más grande que puedan imaginarse. Ocho, diez millones de libras cuánto ha hecho? En el teatro, Tommy ha generado 150 millones de dólares. Es una cantidad monumental de dinero.

Durante tus años con The Who, deseaste en algún momento estar en compañía de personas más sensibles?

No, porque solía estar atento a David Bowie, Roxy Music gente un poco más sensible. La única cosa que extrañaba en The Who era el sexo. The Who no era sexy. Roger [Daltrey] se volvió sexy más o menos en la época de Tommy y de Woodstock se dejó crecer el pelo, se quitó la camisa, comenzó a broncearse, y en lugar de acostarse con una chava cada dos días empezó a hacerlo cada quince segundos, pero mi vida sexual no cambió. Yo empecé a acostarme con chavas cuando hice discos como solista. Durante mi vida fuera del escenario, en los tiempos de The Who, muy poca gente se me acercaba. Una de las cosas que habrás notado es que me gusta hablar, y en esa chingada época nadie hablaba conmigo (risas).

Por cuánto tiempo te mantuviste apartado de los excesos? Hasta que Keith [Moon] murió. Yo seguía viviendo una vida respetable, con uno que otro tropiezo. Bebía mucho, pero nunca tomaba drogas. Hasta la mitad de 1981 probé la cocaína, por ejemplo. Si tenía una fiesta en mi cuarto, era el único que no estaba en el baño, y nunca me pasó por la cabeza pensar lo que los demás estaban haciendo ahí. Roger tampoco usaba drogas. La muerte de Keith me hizo darme cuenta de que esta hermosa música que yo amaba, que yo creía divina, era capaz de llevar a excesos diabólicos. Y eso fue algo muy difícil de aceptar.

Es un comportamiento muy extraño: reaccionar a la muerte de Keith siguiéndolo en su loco desenfreno.

Yo no me volví exactamente desenfrenado. Sólo me aloqué. El exceso vino después. Para fines del '78 y principios del '79, había tomado una serie de decisiones loquísimas: firmar un nuevo contrato con The Who para grabar cinco discos y, en el espacio de tres meses, firmar otro contrato para hacer tres discos como solista. Así que en cinco años tenía que producir ocho discos. Escribir todas las canciones, hacer giras, relaciones públicas, grabar no había manera de que yo fuera capaz de hacerlo. Y a eso hay que agregarle que había fundado una compañía editorial muy ambiciosa, empecé a construir un estudio de grabación y también una casa. Todo era una pinche locura.

El punk había surgido y The Who no estaba funcionando; era un periodo difícil, porque nos atacaban diciendo que estábamos acabados. Y lo estábamos, porque Keith Moon no podía tocar. Manejé las cosas muy bien por cierto tiempo, pero en el trasfondo la relación con mi esposa se estaba derrumbando. Ella me había aconsejado que no firmara los dos contratos. Me dijo: "O firmas el de The Who o firmas el de solista", y yo pensé: "Ella qué sabe." Un día le dije: "Ya regresé, dame un beso", y ella se dio la vuelta. "Qué pasa le pregunté, ya no me quieres?" "No, carajo; ya no", me respondió. Y oí eso como si fuera el eco de una caverna: "Ya no te quiero, ya no te quiero"

Para ser honesto, en los diez años anteriores nunca se me había ocurrido preguntarle. Mi vida familiar había sido un sostén muy importante frente a la brutalidad que representaba The Who. De repente, eso se estaba evaporando y yo me dije: "Qué chingados está pasando?" Me doblé. Y empecé a beber bastante.

Hace tiempo fui a almorzar con el chavo que era mi chofer en esa época, y le dije: "Tengo que disculparme contigo por todo lo que hacía, como tomarme dos botellas de brandy al día." Y me respondió: "No. Eran cinco"

Cómo podías tomarte cinco botellas de brandy al día?

Debo haber tirado mucho. Este cuate me dijo: "Pete, una vez te vi tirar una botella de brandy, y te agachaste y empezaste a lamer el suelo" (risas).

Todo empezó a complicarse alrededor del día de San Valentín de 1979. Yo estaba en Los Ángeles, regresé a Londres a una sesión de The Who ni siquiera pasé a la casa a saludar a mis niñas y empecé a oír los cuchicheos: "Esto está bien, pero en realidad no es grandioso." Y Kenney Jones, que era nuevo en el grupo, me dice: "Usaste el mejor material para tus discos de solista." Y me dije para mis adentros: "Quién chingados eres tú? Si estás en este pinche grupo es porque yo quiero." Roger nunca lo quiso en primera instancia.

Como sea, me automediqué. Fui con Bobby Pridden [ingeniero de sonido de The Who] y le dije: "Podrías salir y comprarme algo de coca?" Me respondió: "Tú no usas coca." Y le repliqué: "Pues ya la uso, así que ve y cómprame un poco." Fue y me compró una coca terrible, mezclada con speed. Eso fue durante la época en que trabajábamos en el primer disco con Kenney Jones, que se llamó Face Dances.

Así que escribí un par de canciones más en esas condiciones. Y terminé clavado en la heroína cuando traté de dejar de tomar. Pero mi adicción fue muy breve, comparada con la de la mayoría de la gente. Era muy complicado manejar todas las dificultades que me rodeaban.

En cierto modo, es muy difícil hablar de tomar drogas desde una posición privilegiada. Ésta no es una historia tipo John Paul Getty estoy acostado en mi cama y allí me van a entregar mi heroína y tampoco es la historia de un picudo que se convirtió en junkie. Mi historia fue: "Mañana a las nueve, tienes una entrevista con el Daily Express. A las diez, tienes que cortarte el pelo. A la una, tienes una cita con tu abogado para discutir los derechos para tal canción y tal película. A las tres, te vas a la casa a escribir una canción. A las cuatro, vas a ver a tu hija Emma por una hora y media porque cumple seis años." Mientras tanto, por dentro estás pensando: "No puedo hacer nada de esto. Nada. Necesito estar drogado. Si estoy borracho no podré hacerlo." Así que fui a ver a un doctor que me dio hipnoterapia y un medicamento llamado Ativan, y así dejé de tomar durante dos meses. Después, el Ativan dejó de funcionarme y empecé a tener ataques de ansiedad. No estaba tomando alcohol ni usando coca...

Cuando usabas coca, lo hacías sólo para poder seguir tomando?

Usé coca, pero no como otra gente. En realidad nunca me gustó demasiado. Usé mucha porque Dios mío, esto va a sonar muy vulgar podía funcionar con ella. Sólo salía y las chavas estaban ahí.

Regresando a la heroína, dijiste que hacía tu agenda más llevadera. Te la inyectabas o la fumabas?

La fumaba. Me inyecté un par de veces. Pero sabía de lo que se trataba por la experiencia de otros músicos que la habían usado, particularmente Eric [Clapton], a quien ayudé a dejarla. Así que casi tan pronto como empecé a usarla, pensé: "Muy pronto voy a tener que pararle y enfrentar lo que está mal con mi vida"; o "esto me mantendrá a través de los próximos dos meses". Pero casi a la primera semana de usarla, rastreé a Meg Patterson (doctora estadunidense especialista en rehabilitación) en California. Le dije: "Estoy usando heroína, quiero dejar de usarla, cuándo puedo verla?" Y me dijo: "Venga mañana." Le respondí: "No puedo." Y entonces me dijo: "Venga mañana o ya no venga." Así que tomé un avión y fui.

Circula la historia de que una vez te arponeaste en el baño de un centro nocturno y casi te mueres.

Sí. Ésa fue la primera vez que me pasó algo así. Estaba con Phil Lynott [cantante y solista de Thin Lizzy]. Creo que fue un speedball [mezcla de cocaína con heroína]. Le dije: "Me voy a casa, estoy cansado." Y me dijo: "Tú no quieres irte a casa." Y le dije: "No, tienes razón, no me quiero ir." Fue la primera vez que pasé un rato con Paul Weller [bajista de The Jam] y su novia, y habían sido muy amables conmigo. Fue en el Club "For Heroes". Entonces, Phil Lynott me dijo: "Te puedo dar algo que te va a despabilar." Estiré el brazo, recibí la inyección y lo siguiente que supe fue que me estaban sacando en camilla. La enfermera decía que mi corazón había dejado de latir. Me pusieron una inyección masiva de cortisona y no funcionó. Me pusieron otra debajo del pecho, y estaban a punto de darme un choque eléctrico cuando reaccioné. Creo que le debo la vida a Paul, mi chofer. Él fue quien dijo: "Hay que llevar a Pete al hospital."

Volviste a hacerlo después de eso?

Sí. Yo creo que estaba clínicamente loco (risas).

Tu rehabilitación fue la única razón detrás del fin de The Who?

Sí. Y eso también muestra la razón por la que Roger, que hoy en día anda muy vociferante diciendo "por qué no puede reunirse The Who?", no lo hiciera entonces. Estaba impactado por lo que había sucedido. Me dijo: "No importa; lo que queremos es que no te mueras." Yo creo que más bien no quería ser el único que quedara vivo (risas).

Cuando tocaste fondo, la rehabilitación ya era moneda corriente y había ayuda a la mano. Keith, por el contrario, murió antes de que ésta fuera adecuada, no es cierto?

No, desafortunadamente no. Keith pudo haberse beneficiado de lo que yo y otras personas hicimos para ayudar a Eric. []

Además, el proceso de toma de decisiones en Keith era infantil. Iba a una distribuidora de coches y gritaba: "Soy Keith Moon, del grupo de rock The Who, y estoy vistiendo ropa de montar! Y queremos comprar el Rolls Royce más caro! Tienen alguno que sea para el Sultán de Brunei? Yo les doy el doble." Eso es lo que hacía. Y no sé por qué. []

Envejeció con una rapidez asombrosa.

Así es. Y por las más diversas razones. Rara vez dormía. Se atiborraba una enorme cantidad de comida una vez al día, y a menudo la vomitaba inmediatamente. Pero puede decirse que su decadencia física se vinculaba con el colapsode la relación con su esposa. Ese mismo escenario también tiene significado para mí.

Tu lado religioso se despertó con el ácido?

Sí. Se desencadenó. Pero se despertó más con la lectura de los escritos de Meher Baba. Y alrededor de ese tiempo comencé a darme cuenta que no estaba marginado o desorientado; me había fortalecido de una manera en que muchos otros no lo estaban. Podía hacer cosas que Ray Davies no podía. Podía hacer cosas que los Stones no podían. Podía hacer cosas que Eric, Jimi y una bola de virtuosos no podían haber hecho. Yo podía hacer cosas que incluso los Beatles no podían hacer. Ciertamente podía hacer cosas que Brian Wilson no podía.

Cómo influyó Meher Baba en tu vida?

Lo primero que pasó fue que dejé de tomar drogas. Si al leerla, esta entrevista se convierte en lo que todas suelen convertirse, se van a saltar toda esta parte y dirán: "Ahí tienen a Townshend: tomó un chingo de drogas, hizo un chingo de lana, destrozó un chingo de guitarras y ahora está cantando sus viejas canciones en el West End." Ésa es la historia reduccionista. Lo cierto es que por muchos años no tomé droga alguna. Y de ningún modo era un gran bebedor durante ese tiempo. Y eso me distinguía de la manada.

Meher Baba te alejó del suicidio?

Hay algo de eso, pero hay otra cosa más importante. Está la cobardía implícita en el suicidio, que te obliga a asumir intelectualmente que es un acto completamente inútil. Tienes que recordar eso muy profundamente, tu racionalidad te dice: "No tiene sentido matarte, porque vas a renacer quince segundos después con exactamente los mismos problemas." Yo creo en eso.

En tu etapa posterior a The Who pareces haber desarrollado una personalidad renacentista.

Bueno, juego golf, escribo y hago otras cuarenta cosas. Nunca me permitiré pensar que sólo puedo tocar música; que no puedo ser un editor, que no puedo educar o aconsejar a otras personas espiritualmente, escalar una montaña o hacer una pintura. Éste es mi derecho como ser humano: hacer todo lo que se me antoje.

Ves cielos azules en tu horizonte?

Debo decir que nunca había sido tan feliz. Pero no sólo es por The Who. Es por dejar descansar ciertos demonios personales y encontrar la verdadera amistad, mucho de lo cual he aprendido a través del trabajo con mis cuates, quienes están en esta horrible chamba de ser arrojados juntos, íntimamente, por periodos cortos de tiempo, y luego separados. Pero como decía Stephen Stills: "Si no puedes estar con quien amas, ama a aquel con quien estás." Aprendes más sobre el arte del amor estando con gente que no se siente naturalmente atraída por ti.


Traducción y nota de Ernesto Flores