La incursión en el acto de aniversario fue ``respuesta política'' a la militarización, dicen
Salvador Guerrero Chiprés /II La matanza de 17 campesinos en el vado de Aguas Blancas, municipio de Coyuca de Benítez, el 28 de junio de 1995, correspondió a ``un acto típico de contrainsurgencia''. Fue un ``mensaje de escarmiento'' decidido ``por el Ejecutivo federal'', el cual intentaba ``amedrentar e inhibir el desarrollo de la lucha política y el posible desarrollo de fuerzas revolucionarias armadas'' que aparecieron en Guerrero precisamente un año después, afirmaron a La Jornada los comandantes Vicente y Oscar del Ejército Popular Revolucionario (EPR).
Los dirigentes del EPR en el valle de México, integrantes de la comandancia general de esa organización, expresaron que la cobertura federal y priísta dada al ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, correspondió al intento de disminuir al máximo la posibilidad de que se afectara, primero, la representación del Ejecutivo estatal, y en segundo término, la responsabilidad federal en un acto de cuya preparación ``el Ejecutivo federal estuvo al tanto'', expresó el comandante Oscar.
Los comandantes Vicente y
Oscar, de la dirigencia
del Ejército Popular
Revolucionario, durante la
entrevista con La Jornada. Foto:
Pedro Valtierra
Esta es la primera versión que se hace pública, desde la clandestinidad, del punto de vista del grupo armado que apareció el 28 de junio de 1996, cuando se conmemoraba un año del asesinato de guerrerenses integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur (OCSS).
La guardia cambia cada 20 minutos. Ni el mejor observador notaría más que el movimiento del pañuelo rojo ante la silenciosa respiración de los escoltas asignados durante la entrevista.
El comandante Oscar señala que el propósito de la aparición del Ejército Popular Revolucionario ``correspondía a la necesidad de dar respuesta política a la militarización y represión incrementada por el gobierno en el país y particularmente en Guerrero''.
Alude a la matanza del año anterior en contra de ``una organización campesina, como muchas de las que hay en el estado, de Guerrero''.
Descalifica ``por absurdas'' las versiones propaladas acerca del supuesto vínculo del EPR con grupos de presión en Guerrero, ligados a Rubén Figueroa Alcocer o con sectores del narcotráfico en la entidad, que es la primera productora de amapola en el país.
``El gobierno no solamente trató de desvirtuar, de deformar, sino que permitió la total impunidad en el castigo a los autores de esta masacre, que es de todos sabido, fue en principio Rubén Figueroa'', señala el mando militar, siempre con la metralleta Uzi vertical sobre el muslo; por momentos la abraza con las dos manos.
Los entrevistados lamentan el ``comentario apresurado'' de Cuauhtémoc Cárdenas, que los señaló como parte de ``una pantomima'' y reconoce ``la habilidad propagandística'' del secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet Chemor, quien dijo poco después lo mismo para emparentar la reacción del gobierno a la del Partido de la Revolución Democrática (PRD), adoptando incluso posturas más críticas.
El reportero recuerda que en ese acto Cárdenas Solórzano ya se había retirado del presidium en Aguas Blancas, Guerrero. Habían pasado cinco minutos, cuando a las 15:50 de ese 28 de junio apareció el comando del EPR:
``Nuestra presentación se iba a hacer independientemente de las personalidades que ahí estuvieran. Nos interesaba que estaban ahí los afectados por esa represión'', señala a los enviados el comandante Vicente.
En la historia del estado de Guerrero, recuerdan, ha quedado el levantamiento de Genaro Vázquez Rojas. Resultó, dicen, de la represión del Movimiento Cívico Guerrerense, cuando mataron a ocho campesinos.
Afirman no olvidar que en un mitin en una escuela de Atoyac, en 1967, fueron asesinados nueve campesinos con lo que Lucio Cabañas dio por cerrada la lucha electoral.
--¿De quiénes fue la responsabilidad de la matanza de junio de 1995? ¿Habría intención de contener la aparición de un nuevo grupo armado, en este caso el EPR?
--En primer lugar, toda actuación policiaca o militar a nivel de un estado, no está desligada de la voluntad del gobierno federal. Saben perfectamente qué es lo que sucede, qué es lo que va a suceder. Obviamente aquí había toda una planificación por parte del gobierno federal, por parte de Inteligencia Militar, por parte de los altos mandos del Ejército federal. La llevaron a la práctica en ese lugar (el vado de Aguas Blancas). En cuanto a lo de prever alguna situación en relación con nosotros, consideramos que más que nada era contra el pueblo y para tratar de amedrentar e inhibir el desarrollo de la lucha política de los campesinos y el posible desarrollo de fuerzas revolucionarias armadas (de las) que ya habían tenido antecedentes en décadas anteriores. El gobierno no tenía todavía una idea concreta sobre nosotros como EPR.
Con el Ak-47 recostado en las piernas pero siempre controlado --pesa ahora 3.6 kilogramos porque tiene el cargador de 30 tiros lleno-- el comandante Vicente toma la palabra.
``Al respecto hay otros elementos que debemos señalar. Lo que aconteció en Aguas Blancas, como se menciona, fue un acto preparado, un acto típico de contrainsurgencia. La masacre fue eso. También lleva en sí un mensaje a todas aquellas organizaciones que a lo largo del país, como consecuencia de la crisis económica y de la falta de derechos políticos, vienen manifestándose de diversa manera, entonces la matanza en Aguas Blancas es un mensaje, es un escarmiento que el Estado envía a todas esas organizaciones''.
--¿Entonces ustedes sostienen que en el Ejecutivo federal o en un sector del Ejército Mexicano, se conocía anticipadamente lo que ocurriría?
--Pensamos que el Ejecutivo federal ha estado al tanto de acontecimientos tan deleznables como éste. Si bien es cierto (que) trata de delegar a las responsabilidades inferiores, eso no lo exime de su responsabilidad al frente de un gobierno represivo, asesino, que no sólo reprime a los campesinos sino que entre ellos mismos se andan matando.
En la habitación de tres por siete metros, no se advierte si hay o no luz afuera. Los dos focos de arriba están cubiertos por una tela que se extiende por todo el techo. El cuello del reportero quedó adolorido del viaje que hicieron informador y fotógrafo en tres vehículos, siempre agachados y vendados.
El gobierno, dicen, trató desde el primer momento ``de desvirtuar'' la aparición del Ejército Popular Revolucionario.
``Antes de nuestra irrupción, nuestra presentación en Aguas Blancas, se estaba desarrollando ya un proceso de militarización y represión muy fuerte en todas partes del país. Desvirtuaron información sobre nosotros para que, primero, se evitara al pueblo ver con esperanza y simpatía esta presentación de un nuevo ejército revolucionario y, en segundo lugar, para tratar de detectarnos y aniquilarnos.
``Esa fue la situación que se presentó después de nuestra presentación. Cuando el propio gobierno empieza a ver que sus planes no fructifican, que empieza a reprimir y a capturar a supuestos combatientes del EPR, que no han sido más que campesinos, algunos que han denunciado que participan en alguna organización campesina, hay otros que no, que simplemente son ciudadanos. Cuando se da esa situación, el gobierno en lugar de detenerse aumenta sus planes, aumenta la represión contra esos sectores y la extiende a otras partes del país, como sucedió con el incremento de militarización en Oaxaca, Hidalgo, etc'', comenta a La Jornada el comandante Vicente.
Agrega que en ese contexto ``hace diez días y como parte de los planes que tienen para tratar de aniquilarnos, el secretario de Gobernación mencionó que existen detectadas tres fuerzas políticas que están atrás del EPR''.
--¿Qué quieren decir exactamente con que el gobierno federal ``prepara un baño de sangre''?
--Porque esa afirmación del responsable de Gobernación es un anuncio de que golpeará a organizaciones políticas o sectores sociales vinculándolos con nosotros, aunque eso no sea cierto y con relación a nuestra organización anuncia que lo único que procede con el EPR es aniquilarlo.
``Bueno, eso ha querido hacer desde que nos dimos a conocer, pero no ha podido. Eso lo hace para tratar de justificar su incapacidad, su ineptitud en la lucha por tratar de destruirnos; al no lograr eso, pues con el pretexto de que ya tiene detectado quiénes son los que están atrás del EPR, inicia ataques contra la población. A ese tipo de amenaza es a la que nos referimos cuando decimos que prepara un baño de sangre, porque es lo que está preparando realmente. Es a lo que damos respuesta''.
--¿Notan que, a diferencia del otro movimiento armado, ustedes hayan sido perjudicados por el aislamiento de la opinión pública, por un sector de la intelectualidad en el país?
--No lo hemos sentido así. Consideramos que ha habido un proceso de satanización, de estigmatización a determinadas organizaciones que se integraron para formar el Partido Democrático Popular Revolucionario (PDPR), extensión política del Ejército Popular Revolucionario.
Un miliciano cambia el casete que se terminó en una grabadora Sony con micrófono extensible, propiedad del EPR.
``Existe ese antecedente, pero no consideramos que estuviera justificado porque con todo y esa campaña que desató el gobierno y que algunos intelectuales, algunas personalidades públicas le dieron fe, en algunos casos con dolo, en otros casos por desconocimiento de la realidad de esas organizaciones revolucionarias, sentimos que no ha habido tal aislamiento''.
Añade que si bien ``desvirtuar'' era originalmente el objetivo gubernamental, ello ya pasó a segundo plano y ahora predomina ``la contrainformación'' que propagan entre periodistas supuestamente informados a quienes hablan de vínculos con grupos de presión y narcotraficantes.
``Eso es un total absurdo'', señala de inmediato el comandante Oscar, cuando el reportero sugiere en su pregunta tales relaciones. La demostración de ese absurdo la dan los 23 mil soldados desplegados en el estado de Guerrero, argumenta el jefe guerrillero.
``Otra fuente dice que son 19 mil. Claro a eso hay que restarle los 59 soldados que han caído'', apunta.
Una risilla espontánea se escucha entre los miembros del pelotón escolta.
``En cuanto a lo del narcotráfico podemos decir que es un recurso ya también gastado por parte del Estado mexicano y que forma parte de sus instrumentos de contrainsurgencia para tratar de desacreditar no solamente a fuerzas revolucionarias que lo están enfrentando, sino a sectores sociales, luchadores sociales que al acusarlos de que están vinculados al narcotráfico trata de restarles legitimidad y así reprimirlos fácilmente''.
El narcotráfico en México, explica, ha sido un proceso en el que ha estado inmerso el gobierno y sectores de la oligarquía financiera mexicana:
``Esto por el hecho de que la riqueza que se genera del narcotráfico ofrece mucho más velocidad de enriquecimiento, es ultrarrápido en relación con otros procesos de capitalismo supuestamente legal. No les cuesta mucho hacerlo. Invierten y ponen a los profesionales a trabajar para sus ganancias estratosféricas. Tienen facilidad de encubrir el lavado de dinero en grandes empresas. Se acerca esto al narcoestado y a la narcopolítica''.
--Dice el gobernador de Guerrero, y se menciona en cierta dependencia federal, que su propósito como grupo foquista es sembrar la incertidumbre social, textualmente citado.
--Nosotros podemos decir como el refrán: el león quiere hacer creer que todos son de su condición. El único o verdadero desestabilizador que hay en este país es el gobierno opresor, es la burguesía financiera a la que está sirviendo y no otros. Ellos son los únicos desestabilizadores de este país. Realmente, en el caso de nosotros, hemos estado actuando y emergemos como una fuerza que desarrolla la autodefensa ante esa represión, ante ese clima de violencia generalizado económica, policiaca y militarmente por parte del gobierno en contra del pueblo. En medio de un corto silencio cae al suelo un cargador. Es el cargador de baterías de la video del Ejército Popular Revolucionario