Recuperan 10 mdd del rescate de Harp
Juan Manuel Venegas y Ciro Pérez Silva Cerca de 10 millones de dólares, producto del rescate pagado por la libertad del banquero Alfredo Harp Helú, fueron recuperados por fuerzas de de seguridad nacional bajo el mando del general Mario Arturo Acosta Chaparro, en el marco de múltiples acciones para desmantelar ``varias casas de seguridad que grupos guerrilleros mantenían en el Distrito Federal''.
Fuentes gubernamentales aseguraron a La Jornada que el grupo de plagiarios está ``perfectamente identificado. Son organizaciones que tienen como bandera la violencia revolucionaria''. Los informantes precisaron que las acciones que permitieron determinar su perfil fueron planeadas desde la Coordinación de Seguridad Nacional, cuando su titular era Arsenio Farell Cubillas, y ejecutadas por el general Acosta Chaparro.
Harp Helú fue secuestrado el 14 de marzo de 1994 y liberado tres meses después. Las fuentes consultadas dijeron desconocer si los 10 millones de dólares recuperados corresponden al monto total del rescate que se pagó por la liberación del banquero. Otro funcionario, con acceso a los programas de inteligencia militar, precisó que los plagiarios de Harp están ``vinculados a grupos que tienen como bandera la violencia revolucionaria'', pertrechados en estados como Guerrero y Oaxaca y que ``mantienen casas de seguridad en las inmediaciones del Distrito Federal''.
Esas casas de seguridad controladas por los secuestradores de Harp Helú fueron ubicadas por Inteligencia Militar en delegaciones como Tláhuac, Milpa Alta y Cuajimalpa, así como en terrenos del estado de México colindantes con la capital del país.
De acuerdo con las versiones recogidas entre los funcionarios, se pudo llegar a la identificación del perfil y origen del grupo de plagiarios, porque en una de esas casas --precisamente donde se encontró el dinero-- fueron detenidos ``cinco jóvenes de la preparatoria Lasalle de Acapulco que habían contado con la intervención del padre Máximo Gómez, de Atoyac, precisamente el intermediario en la liberación de Harp''.
Los informantes agregaron que en la identificación del grupo ``se pudo confirmar que el dinero que obtuvieron por el rescate del empresario no sólo serviría para mantener a grupos armados, sino a organizaciones políticas afines que cuentan con una vida política abierta y pública''.
Esta doble utilización de los recursos ``no es práctica nueva''. En la década de los setentas ``el grupo guerrillero que secuestró a Rubén Figueroa padre ya lo había hecho: destinar recursos para financiar a organizaciones políticas y sociales que no operan en la clandestinidad y que son su soporte público''.
En ese sentido, precisaron: los secuestradores de Harp Helú, aunque vinculados con grupos ``cuya bandera es la violencia revolucionaria, también vieron en esos recursos la posibilidad de financiar a organizaciones de tipo político ajenas a la clandestinidad''.
La explicación de una de las fuentes gubernamentales consultadas es la siguiente: ``Ningún grupo clandestino puede permanecer en ese carácter por tiempo indefinido. No ha sido esa la experiencia en México y sus integrantes tampoco pueden salir de manera aislada pues carecen de un oficio o profesión y, en cambio, tienen una vocación política que los hace mantenerse activos''.