El encuentro formal de la nueva directiva perredista con el presidente de la República ofrece una visión afortunada de civilidad política que contrasta con el contexto de ruptura y enfrentamiento en el que se dieron las relaciones anteriores entre las dos instancias.
El simple hecho del diálogo directo tiene por sí mismo un peso y una importancia trascendente que puede significar el inicio de una relación sana y madura entre el gobierno federal y un partido de oposición, al que hasta ahora parecía negársele la interlocución en aras de un forzado proyecto de bipartidismo. Pero más allá del marco formal, que incluyó la insólita conferencia de prensa ofrecida por el dirigente Andrés Manuel López Obrador y el vocero presidencial Carlos Almada en la residencia oficial de Los Pinos, el encuentro permitió la presentación de un documento de propuestas y exigencias que resumen la oposición de un partido al gobierno pero, también, que abren la posibilidad de acuerdos mínimos sobre los cuales pueda transitarse en momentos como los actuales en los que resulta urgente privilegiar los consensos por sobre los disensos.
Puntillosos como fueron los perredistas en la impugnación del modelo económico en curso, recibieron de parte del presidente Zedillo una oferta destacable: estudiar y analizar una propuesta alternativa de política económica que en un mes le será presentada por el PRD. Desde luego, el presidente Zedillo defendió las políticas que aplica pero, según el vocero Almada, también dijo estar en la mejor disposición de escuchar proyectos articulados alternos para analizarlos, revisarlos y, ``en función de su viabilidad, podrían considerarse algunos elementos para su aplicación''. La disposición presidencial a la confrontación de proyectos será más redituable si sus resultados muestran apertura a la polémica pero también a la corrección y al enriquecimiento.
Otro punto en el que hubo un principio de acuerdo es en la generación de una iniciativa de ley para frenar la corrupción política. En ese particular destaca la insistencia del PRD en denunciar los operativos que a su ver están en marcha en varios estados para propiciar victorias priístas a partir del uso pervertido del gasto público.
Los resultados específicos de este primer encuentro están por verse, sobre todo a la luz de las palabras de López Obrador al precisar que su partido está por un diálogo ``que rinda frutos'', pero de entrada se puede coincidir en que este paso histórico afianza el sistema de partidos, erosiona las tendencias bipartidistas y rebasa las tendencias aislacionistas y confrontacionistas que predominaron durante el sexenio recién pasado.