La Jornada 28 de agosto de 1996

Educar a más sin masificar, el reto: Sarukhán

José Gil Olmos/ I De cada 100 jóvenes que hay en el país sólo 15 tienen la oportunidad de ingresar a la educación superior; esto es, prácticamente uno de cada siete pueden aspirar a este nivel de enseñanza, afirmó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Sarukhán Kermez, en entrevista con La Jornada.

Sin embargo, frente al crecimiento de la demanda, que según los datos de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) se estima en 27 por ciento en la última década, el reto, advirtió, es evitar caer de nueva cuenta en la ``masificación'' de las universidades públicas en detrimento de la calidad académica.

En ese sentido, el doctor en ciencias sentencia: ``Si no aumentamos la oferta de educación en el futuro, nuestro país va a estar crecientemente incapacitado para competir y funcionar adecuadamente en el ambiente globalizado, competitivo y de bloques comerciales en los que estamos metidos''.

En una amplia plática en su oficina sobre los retos de la universidad pública, Sarukhán Kermez --que dejará la rectoría de la UNAM dentro de cuatro meses, luego de una permanencia de ocho años continuos-- insistió en la necesidad de que el Estado ofrezca un mayor apoyo financiero a dichas instituciones.

A su ver, el futuro de la educación superior es ``muy promisorio'' y sin las preocupaciones de conflictos estudiantiles que organizaciones internacionales como el Banco Mundial (BM) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han previsto.

``Mire, en primer lugar, con todo respeto a estos estudios --en algunos de ellos he participado como sujeto al que le han preguntado--, es que nunca nos dicen nada que no sepamos. O sea que no vamos a descubrir en ningún reporte de la OCDE o del Banco Mundial cosas que no sepamos.

''Yo no me preocuparía, vaya, no es es que no me preocupe lo que dicen, lo que nos debe preocupar es nuestro entendimiento, nuestro conocimiento de la situación en México y para mí está muy claro: si no aumentamos la oferta de educación superior en el futuro, y tan pronto como las condiciones lo permitan, nuestro país estará crecientemente incapacitado para competir. Lo cual va a significar menos potencial para su desarrollo sano, lo menos vulnerable posible desde el punto de vista económico e industrial y lo más justo y equitativo posible para su población``, indicó.

De entrada el rector estableció lo complejo que es analizar los desafíos de más de 30 universidades públicas, por la diversidad que representan sus historias, sus tiempos de operación y las circunstancias de su entorno.

``No hay una forma de describir con un sólo término o concepto el estado de cosas de la universidad pública. Creo que igual puede uno hablar de avances y de niveles de trabajo académico, de calidad muy satisfactorios, que puede uno hablar de áreas con deficiencias importantes que requieren de mucho esfuerzo para mejorarse y de mayor atención por parte de las diferentes instituciones involucradas'', explicó.

Sostuvo que las universidades públicas no cambiarán en muchas décadas el papel trascendental que juegan y deberían de jugar todavía más en el desarrollo del país. Primero como vehículo de movilidad social, ya que, por ejemplo, citó que 75 por ciento de los jóvenes que están en la licenciatura son la primera generación de su familia en tener esos estudios.

En segundo lugar por ``el enorme esfuerzo'' de producir el nuevo conocimiento que es fundamental para la vida del país, no sólo en ciencia pura como en física, matemáticas o química, sino en áreas de las ciencias naturales, sociales y humanidades .

``Hay ahí una serie de atributos, aptitudes de las universidades públicas y de responsabilidades, que uno no puede dejar de mencionar cuando uno hace un análisis sobre el estado de las universidades públicas en este momento'', precisó.

Además del esfuerzo de ``fortalecimiento académico'', insistió en destacar una ``apertura muy grande'' en la evaluación del trabajo de las instituciones, de las personas que la forman y de los ``productos'', que son los alumnos.

Cuestionado sobre las repercusiones de la crisis política y económica nacional en las universidades públicas, rechazó que se reflejen en ``inestabilidades o problemas de organización'' y argumentó que en el caso de la política su efecto ha sido ``poner a la gente a pensar, analizar, criticar y generar ideas sobre el estado de cosas en que está el país''.

Mientras que de la crisis económica consideró que es un factor que ha impactado ``fuertemente'' a las universidades públicas como parte del sistema educativo y de los programas sociales, afectando ``la pendiente'' de su crecimiento y desarrollo.

A pesar de ello, afirmó que las universidades, en general, incluyendo a la UNAM, se han mantenido trabajando y actuando con principios académicos y docentes, como la investigación, la formación de los alumnos y la difusión de la cultura, lo cual ``es un signo muy sano, nunca de apatía o de desentendimiento'', aclaró.

Otro aspecto que Sarukhán relacionó más con la crisis económica que con la política, es que los jóvenes que tienen la oportunidad de estar en las universidades ``ven ahora que hay aprovecharlas al máximo y por ello tratan de salir mejor capacitados para enfrentar un ambiente hostil, de pocas oportunidades y de mucha competencia''.

Con una pipa que enciende frecuentemente y ante la pregunta sobre los problema que originan la creciente demanda nacional para ingresar a la educación superior, el rector acepta que el gobierno deberá destinar mayores recursos.

De acuerdo con los datos de la ANUIES, de 1984 a 1994 el crecimiento de la población escolar a nivel licenciatura en las escuelas públicas y privadas fue de 25.93 por ciento --17.4 para las primeras y 71.11 para las segundas--. Mientras que de posgrado, el aumento en ese mismo periodo es de 55.15 por ciento --61.30 en las públicas y 38.68 en las privadas.

Ante esta situación Sarukhán señaló: ``Yo preveo que debe haber un esfuerzo creciente. No digo que no lo ha habido, existe y creo que hay varias cosas que lo atestiguan. Pero debe haber un esfuerzo creciente, muy planificado, de largo plazo, de incrementar la capacidad de oferta del país a diferentes formas de entrenamiento o de formación en el nivel superior.

''En mi opinión, tenemos una proporción muy baja de jóvenes en edad para asistir a la educación superior, la cifra está entre 13 y 15 por ciento, mientras que en otros países esta cifra oscila entre 40 y 67 por ciento, países que han hecho un esfuerzo de desarrollo económico, industrial, cultural y social.

``Entonces ahí me parece que hay un margen de crecimiento que debe atenderse con mucha inteligencia, que debe tener una gran planificación, que no pueda estar sujeta a planteamientos retóricos y demagógicos de que estas cosas pueden cambiar de un año al siguiente, porque no sólamente no las cambian, sino que las empeoran, medidas que llamaríamos al vapor'', previno Sarukhán.