La Jornada 31 de agosto de 1996

PROYECTO CARRETERO REACTIVADO

Alberto Nájar Con sigilo, en ocasiones subrepticiamente, los preparativos para construir la carretera La Venta-Colegio Militar están en marcha, a pesar de que oficialmente no se ha otorgado autorización alguna para la obra, que afectaría a 35 mil habitantes de cuatro delegaciones al surponiente del Distrito Federal.

A lo largo de 23 kilómetros la autopista concebida como libramiento cruza por cinco pueblos, dos zonas de reserva ecológica y al menos dos más de recarga hidrológica. En su mayor parte, el trazo proyectado sigue la ruta de un tendido eléctrico en desuso, aunque en varios tramos pasa por el fondo de cañadas cubiertas de pinos o bien perfora algunos cerros.

En las áreas afectadas priva la desinformación sobre el proyecto, pues según los pobladores tanto las autoridades delegacionales como empleados de Tribasa --la empresa concesionaria-- practican un doble juego: por un lado afirman desconocer si la obra se llevará o no a cabo, mientras por el otro realizan mediciones, rellenan el terreno en las zonas irregulares y hasta invitan a los vecinos a que vendan sus propiedades ``antes de que sea demasiado tarde''.

En tanto, quienes sí conocen del proyecto advierten que están dispuestos a llegar hasta donde sea necesario para proteger sus propiedades. ``Aquí va a haber muertos'', comenta uno de ellos. ``Nomás que veamos las chingadas máquinas y se las quemamos''.

Los caminos de la vida

El proyecto de la carretera fue suspendido en 1993 y reactivado al inicio de la actual administración. El trazo inicia en el poblado de La Venta, junto a la primera caseta de cobro de la autopista a Toluca, cruza por el barrio de Santa Rosa Xochiaca, el pueblo de San Bartolo Ameyalco, el paraje El Caballito, la zona habitacional de San Pedro Mártir y desemboca en la autopista México-Cuernavaca, precisamente frente a las instalaciones del Colegio Militar.

En este recorrido la cinta asfáltica atravesaría por el Parque Ecológico del Ajusco, en las faldas del volcán y a cargo del Centro de Ecología de la UNAM; divide en dos la reserva de Los Dinamos y afecta una parte del Desierto de los Leones. También pasa por zonas de recarga hidrológica como El Cedral y el Ocotal, perfora el cerro Atesquillo, donde nace un manantial del que se abastecen 30 mil personas y que con las obras ``se desviaría o de plano se va a secar'', según afirma el consejero ciudadano Maximino Rodríguez.

Además de estos impactos ambientales, las obras causarían estragos en zonas habitacionales, especialmente en San Pedro Mártir, donde virtualmente desaparecerían las colonias Tecorral, Clavel Sur y Kilómetro 21, las cuales están asentadas dentro del área por donde pasará la carretera.

En esa zona viven aproximadamente dos mil personas y presenta problemas de regularización en la tenencia de la tierra, a pesar de lo cual cuentan con servicios básicos como electricidad, agua potable, líneas telefónicas y a partir de este año iniciaron las obras para introducir drenaje.

Entre los lugareños el sentimiento generalizado es de confusión por el proyecto, pues mientras que en reuniones con funcionarios de la delegación Tlalpan les afirman que está suspendido, empleados de Tribasa realizan visitas para invitar a los vecinos a que acepten un buen arreglo ahora, antes de que sea demasiado tarde.

Esto le sucedió a Asunción Silva Hernández, vecino de Tecorral, a quien incluso le ofrecieron comprarle su propiedad, ``pero no me dijeron cu«Anto van a pagar por metro; tengo que ir a una oficina del Centro para saber''. La condición fue, sin embargo, que los interesados en vender su terreno acudieran solos, sin el apoyo de organizaciones de ninguna especie.

Para Silva Hernández el anterior es el único contacto que ha tenido con alguna persona que le explique detalles del proyecto, pues anteriormente todo era confusión y rumores. Con la visita dedujo que la construcción es un hecho, por lo cual decidió prepararse para resistir.

``Ellos dicen que lo aprobaron, falta saber lo que digamos nosotros. En cuanto veamos una chingada máquina se las quemamos, no nos vamos a detener para defender lo único que tenemos. Aquí seguro va a haber muertos'', advierte.

Israel Guadarrama, líder del Movimiento Popular de Pueblos y Colonias del Sur, denuncia que las autoridades y la empresa concesionaria juegan con la gente, pues a unos les dicen que no se construirá la carretera, a otros les garantizan que no habrá expropiaciones y a unos más les prometen reubicación en Iztapalapa. ``Tal parece que nos quieren cansar para que se más facil que nos corran'', añadió.

Y mientras los preparativos para arrancar las obras continúan. A principios de este año se instalaron depósitos de maquinaria en las poblaciones por donde pasará el camino; también se construyeron caminos de ataque por donde pasarán los camiones cargados con materiales para construcción; en algunas partes topógrafos independientes realizan mediciones presuntamente para realizar obras de pavimentación... pero en el cauce de arroyos.

Al otro extremo de la carretera, en el poblado de La Venta, en Cuajimalpa, la información también es escasa y cuando se da a conocer presenta contradicciones. Angel Guerrero, presidente de la colonia, comenta que en la delegación por fin reconocieron la existencia del proyecto, pero les dijeron que no se afectaría a ninguna de las casas.

Sin embargo, de acuerdo con el proyecto, en el lugar donde ahora se ubican casas y restaurantes, a la orilla de la autopista a Tolua, se construiría una garza para dar acceso a la carretera e incluso se pretende instalar allí mismo una caseta de cobro.

Los actuales habitantes de La Venta son descendientes de michoacanos originarios de Jiquilpan, a quienes el presidente Lázaro Cárdenas les concedió el terreno en 1937. Francisco Reyes Cárdenas, único sobreviviente de los primeros 20 pobladores, recuerda que general les dio empleo en el Desierto de Los Leones, como jardineros o guardabosques; casi 60 años después la principal actividad es la venta de comida.

A diferencia de los puntos anteriores, donde las obras destruirían decenas de casas, en San Bartolo Ameyalco la principal afectación será el agua, pues al perforar un túnel de 200 metros en el cerro Atesquillo se desviará un manantial del que se abastecen los 30 mil pobladores. El consejero ciudadano Maximino Rodríguez comenta además que se cortaría un número indeterminado de árboles, pues la carretera pasaría por el fondo de la cañada de Huayatlaco.

Pese a la desinformación y las muestras de descontento de quienes resultarán afectados, el proyecto sigue en marcha. Según Rafael López De la Cerda, del Frente Cualocotla, con esto sólo se demuestra la insensibilidad que caracteriza a las autoridades. ``La verdad, quisiéramos un regente que fuera más gente'', concluye