Pablo González Casanova
La voluntad de paz
¿Qué quiere decir aumentar los espacios políticos y disminuir los que se han militarizado o están en proceso de militarización? Quiere decir que en las condiciones actuales de crisis es necesario encontrar una salida democrática que responda a las legítimas demandas de la sociedad civil. Encontrar esa salida supone concretar el proceso de negociación y paz en el próximo encuentro de San Andrés mediante acuerdos puntuales para los que hay coincidencias en ambas partes. Si se logran esos acuerdos y de su firma derivan nuevas prácticas políticas, los espacios de lucha democrática e institucional reducirán los peligros cada vez mayores de una guerra interna, no sólo en Chiapas sino en México.
Descarto aquí el rebatir en detalle falsas acusaciones contra los asesores zapatistas de que están poniendo obstáculos a la construcción de los acuerdos y al proceso de paz. No me detengo tampoco en rebatir a quienes acusan a los líderes de la sociedad civil, en especial a los del PRD, de estar dando apoyo a los movimientos armados cuando en realidad están formulando las demandas de colectividades y pueblos a los que se ha ninguneado, empobrecido y faltado al respeto en sus derechos como personas y ciudadanos. Sí creo necesario aclarar que quienes piensan en términos de ``agitadores'' están ejerciendo una violencia en el análisis social y político, que es inaceptable: no quieren reconocer, ni en su conciencia, que las causas de la inestabilidad e incluso de la ingobernabilidad en algunos estados y en el país se debe a la magnitud que cobran los problemas sociales así como a la frecuente ineficacia de las luchas legales y pacíficas para resolver --así sea en parte-- esos problemas. De reconocer esta verdad elemental dependerá el que predomine una posición que se concrete en una política de democracia y justicia, y el que no sigamos con engaños y autoengaños que sólo sirven de abono a la violencia generalizada. La voluntad política de la paz sólo crecerá si nos decimos la verdad y si obramos de acuerdo con nuestra conciencia, nuestra experiencia y nuestra responsabilidad.
Me limito a la próxima mesa de San Andrés. Entre los elementos que existen para llegar a un acuerdo que permita la expansión de la democracia en los municipios, y en las zonas autónomas que formen, ya sea dentro de sus actuales distritos o mediante redistritaciones más efectivas para la representación y participación de las poblaciones, hay varios puntos de acuerdo posible o en que ambas partes pueden coincidir y que necesitan considerar, desde ahora, para que cuando vayan a San Andrés el próximo miércoles, ya estén en posibilidad de concretar acuerdos. A continuación enuncio brevemente algunos de esos puntos, insistiendo en que corresponden a coincidencias posibles de acuerdo, y que me baso para decirlo en manifestaciones y experiencias anteriores de ambas partes, útiles para perfilar un proyecto de acuerdo, desde luego, a reserva de que cada una precise el nivel de coincidencia en el momento oportuno: 1. Hay amplios antecedentes en todos los partidos y las corrientes políticas y sociales en favor de construir la democracia en México a partir del municipio y usando éste como plataforma constructiva del Estado democrático federal y nacional; 2. En la plenaria de la Mesa 1 de San Andrés se llegó a un acuerdo unánime sobre autonomías que puede ser convalidado en la próxima reunión para que los acuerdos se precisen y apliquen a todos los municipios del país, indios y no indios; 3. Parece posible llegar a un acuerdo para la reforma al artículo 115 constitucional para la democratización del municipio. Esa reforma deberá plantearse junto con el Proyecto de una Ley Orgánica de los Municipios, pues como señaló con razón algún jurista: ``La Constitución se ha reformado muchas veces, pero muy pocas se han formulado leyes orgánicas que precisen y hagan efectivos los derechos que las reformas a la Constitución otorgan sólo de manera general e inconsecuente; 4. La ley orgánica podrá considerar la posibilidad de que varios municipios se asocien en proyectos regionales con un propósito determinado --de educación, vialidad, salud, etc.-- o con varios propósitos, y que al efecto se respeten sus decisiones y su autonomía para resolver no sólo problemas lingüísticos y étnicos, sino sociales, culturales, económicos y políticos; 5. Otros elementos de posible acuerdo para la Ley Orgánica de Municipios, pueden ser: 5.1. El que los agentes municipales sean nombrados por los pobladores mediante voto secreto y directo, lo que se ajusta a los acuerdos de la mesa 1; 5.2. El que se reglamente la figura de cabildo abierto, que ya existe en nuestra legislación y que también se ajusta a las definiciones de la mesa 1; 5.3. El que se permita y aliente la organización legal de distintos tipos de consejos de ciudadanos ligados al gobierno municipal, formulación que también se dio en la mesa 1; 5.4. El que se legisle sobre justicia y derechos humanos sobre la base de los acuerdos tomados en la mesa 1, extendiendo las propuestas de reformas al conjunto de los municipios de la Nación; 5.5. El que se incluyan en la legislación nacional figuras e instituciones que ya existen en la legislación de algunas entidades federativas como, las figuras de referéndum, plebiscito e iniciativa popular en la Constitución de Chihuahua; o el reconocimiento de los llamados usos y costumbres en la Constitución de Oaxaca; 5.6. Que se proponga una reforma legislativa para que los municipios tengan derecho a participar en una más alta proporción del total de ingresos fiscales del país lo que ha sido demandado por todos los partidos de México; 5.7. Que se complementen las demandas de los partidos políticos para la reforma electoral con las que formulan muchos pueblos indios y no indios, como la aprobación de candidaturas independientes o la representación adecuada en los municipios pluriétnicos.
Esas y muchas otras demandas tienen altas probabilidades de llevar a acuerdos concretos y efectivos que aumenten el respeto a la ciudadanía y a las comunidades o localidades indias y no indias. Y existen incluso algunas demandas que a primera vista pueden ser objeto de discrepancias y las que, una vez precisados los requisitos para que no se creen problemas de ingobernabilidad, pueden ser perfectamente aceptadas por las partes, como ocurre con las figuras de rendición de cuentas y revocación de mandato.
El diálogo efectivo y el acuerdo posible son un hecho: la voluntad de paz de los actores se manifestará si el gobierno lleva una propuesta concreta que tome en cuenta acuerdos anteriores y prácticas jurídicas que signifiquen una ampliación política y democrática de los espacios nacionales. El EZLN --con todas las presiones que pueda tener en este momento en contra de su política de negociación-- debe recordar en forma reiterada y firme que el pueblo le ha fijado esa política, y que sólo con la voluntad del pueblo se hará la democracia con justicia y dignidad.