La Jornada 31 de agosto de 1996

Pide el Papa por la paz ``antes que cunda el incendio''

José Antonio Román El papa Juan Pablo II advirtió a México del ``peligro y horror'' de la guerra; rechazó la violencia como camino para solucionar los problemas, y llamó al gobierno mexicano a actuar de inmediato para evitar que el ``incendio se propague'', informó ayer el nuncio apostólico, Gerónimo Prigione.

El representante papal dijo que los hechos violentos ocurridos en las últimas horas han impactado al pontífice, quien se encuentra muy preocupado y deseoso de que estos acontecimientos no se conviertan en un espiral de violencia.

En conferencia de prensa, Prigione indicó que la Iglesia no se ofrece, no pide ni exige una mediación, pero como siempre, en cada nación, está dispuesta a decir una palabra de paz y de reconciliación. ``Está disponible para ayudar a evitar la guerra''.


En el Distrito Federal, también aumentó la seguridad,
en este caso el edificio de la PGR donde estaban
detenidos cuatro sospechosos.
Foto: Ap

``Una posible mediación de la Iglesia dependerá de las partes involucradas'', respondió a pregunta expresa.

Asimismo, recordó que la historia ha demostrado que las metralletas nunca han resuelto los problemas de la humanidad, sino que los han agravado y profundizado.

Señaló que ha informado al Papa de estos hechos por medio del secretario de Estado de El Vaticano, cardenal Angelo Sodano. De la misma manera el pontífice envió un mensaje al pueblo de México. ``Me pidió que invite a todos los mexicanos a buscar caminos y soluciones pacíficas, que eviten la violencia. El Papa reza y está con los mexicanos en este momento'', dijo el nuncio.

La Iglesia repudia y condena cualquier tipo de violencia, venga de donde venga, como forma para solucionar los conflictos sociales. El comunicado de cinco puntos cita palabras del papa Pío XII, pronunciadas antes de la Segunda Guerra Mundial. ``Es con la fuerza de la razón y no con la fuerza de las armas que la justicia se abre camino... nada se pierde con la paz, todo se puede perder con la guerra''.

El punto cuatro del comunicado dice: ``El papa Juan Pablo II, reconociendo las carencias e injusticias que sufren grandes sectores del pueblo de México, hace un llamado a todas las partes involucradas en los sangrientos y dolorosos sucesos ocurridos en las últimas fechas en algunos lugares del país, a fin de que por medio del diálogo honesto, sincero y constructivo se encuentren soluciones equitativas y pacíficas a esos graves problemas sociales que pudieran haber dado origen a realizar esas manifestaciones armadas''.

Durante las preguntas, Prigione dijo que estos brotes de violencia obviamente preocupan, ``se pueden minimizar, pero no se pueden ignorar''. Por eso es necesario actuar de inmediato. ``Roma está preocupada de que este incendio se propague, hay que evitarlo''.

Insistió en que el llamado que la Iglesia hace a las partes es a sentarse a la mesa y dialogar, no a dispararse. ``Llamamos a no usar las metralletas, porque éstas nunca han resuelto los problemas de la humanidad. La metralleta complica los problemas, los agudiza, los exacerba, los agrava, jamás los ha resuelto''.

Destacó que el país está en una fase inicial de este problema, por los cual es conveniente intervenir a tiempo para prevenir males mayores. Esto sólo se logrará mediante el diálogo, invitando a las partes a buscar mediante el diálogo las posibles soluciones. ``La guerra es una locura que no resuelve los problemas, sino que destruye y mata a millones de personas, provoca sufrimientos increíbles y al final los problemas siguen igual, y se pasan a las generaciones que vienen después. De ahí la gran importancia de hacer prevalecer la razón sobre las fuerza de las armas'', dijo.

``Pido a Dios que esto no se convierta en una espiral de violencia. Por eso el Papa interviene para que no se llegue a eso, para evitarla, recordando que es con la razón y no con la fuerza de las armas, como la justicia puede triunfar''.

``La violencia no es el camino, la metralleta no resuelve los problemas, los agrava, los exacerba, no los resuelve'', concluyó Prigione