El artículo 69 constitucional señala que ``A la apertura de sesiones ordinarias del primer periodo del Congreso asistirá el Presidente de la República y presentará un informe por escrito, en el que manifieste el estado general que guarda la administración pública del país''. El compromiso se podría resolver, en consecuencia, con la entrega del documento, eso sí, con cierta solemnidad y un ``ahí nos vemos'', seguido en otras fechas del ejercicio del derecho de los congresistas de mandar llamar a los Secretarios de Despacho y a los jefes de los departamentos administrativos (¿queda alguno?) para que le den cuenta ``del estado que guarden sus respectivos ramos'' (artículo 93 de la mismísima Constitución). Al fin y al cabo son ellos los que preparan, cada uno en su parcela, el Informe.
Algunos gobernadores han procedido de esa manera porque así lo indican sus respectivas constituciones. En particular José Antonio Alvarez Lima y Vicente Fox, dos gobernadores que, por cierto, han tenido un notable éxito en ponerle remedio espectacular al desempleo. En Tlaxcala y en Guanajuato las cosas se han revertido de manera impresionante. Bonito empate PRI-PAN.
Uno se pregunta, entonces, si toda la parafernalia del Informe, con las evidentes tensiones que en estos tiempos de crisis está creando, no podríamos soslayarla con sólo seguir el camino que marca la Constitución. Papelitos hablan.
En el entorno, al calor del Informe, están pasando muchas cosas. Aunque nadie duda de que las acciones de ese nuevo personaje admirador de los dos Carlos: Fuentes y Monsiváis, el EPR, siempre tienen un tinte de sospecha; su capacidad de dar la lata a niveles raros se ha puesto de manifiesto. Hoy el drama gratuito de Huatulco, absolutamente ajeno a cualquier objetivo lógico. Como también lo son los bloqueos en la carretera de Tuxtla a San Cristóbal y los disparitos enfrente de algunos cuarteles, obviamente sin plantear batalla. Todo huele a propaganda. Si no huele también a otras cosas, dados los aires militares de los interfectos y su volatilidad sospechosa.
La proximidad del Informe daría la impresión de que el EPR se hace presente para acreditar que asiste a clase y exigir, por lo mismo, que se le acredite la materia revolucionaria. Con su toquecito de cultura, pues.
En otro sentido, despierta dudas la estabilidad macroeconómica subrayada todos los días por funcionarios y empresarios, que lleva a algunos a promover el buzismo (no es religión: viene de buzo) ya que se afirma que tocamos fondo. Los datos del INEGI en el sentido de que en los últimos tres meses se ha revertido el desempleo, particularmente en el campo industrial, y que ha aumentado la contratación de trabajadores son, sin embargo, alentadores.
Pero tampoco faltan noticias curiosas de dificultades coincidentes en el rumbo de los sindicatos foristas a los que no les faltan personajes turbios de dentro, con notables apoyos de las alturas, que quieren desplazar a los dirigentes rebeldes. ¿Nos aclarará el Informe los motivos?
También llama la atención el descubrimiento de movimientos criminales en unos videos que, por lo visto, estaban en el archivo, o nuestro Búho particular los tenía bajo su custodia y nadie más los había visto. ¿Por qué no se habló antes de ello? ¿A qué se debe que ahora, en estos días precisamente, las cosas se vean tan claras y se renueve la versión del complot?
Los mexicanos nos hemos hecho unos notables desconfiados, expertos en examinar las cosas más allá de la apariencia. Hoy me daba un buen amigo una versión curiosa, vestida de tintes políticos, acerca de esta recuperación de la idea del complot expuesta por Televisa de nuevo con Ricardo Rocha. El video parecería un proyectil oportuno en contra de quien se ha visto envuelto en temas delicados por unos sospechosos préstamos de Raúl Salinas. Y entonces da la impresión que sobre la noticia periodística, por cierto que de extraordinario valor, hay una intención de afectar a los Salinas, y de paso a una empresa competidora asociada con plenos derechos al mismo apellido.
Uno no puede menos que pensar en la vieja historia, que sigue siendo vigente, de los factores reales de poder. Y tratar de descubrir, por ejemplo, la razón por la que en vísperas de su Informe, el Presidente visita Veracruz, todo sonrisas con Patricio Chirinos, un gobernador de clara estirpe salinista. ¿Compensación?
La que sí parece más que positiva es la actitud gubernamental frente a la infeliz visita del señor Eizenstat que, tratando de convencer de las bondades de la Helms-Burton, se ha encontrado con resistencias unánimes que acabaron, según cuentan las crónicas, con su paciencia. Y tal vez también con su inteligencia a partir de que ha llegado a decir, sin absoluta razón, que el tema de la cancelación de los visados es político y no comercial, y que nada tiene que ver con el TLC. ¡Vaya que sí tiene!
¿No habría sido más cómodo, señor Presidente, entregar los papelitos y esperar a que los señores del Congreso se diviertan preguntando a los Secretarios de Despacho? Todo es cuestión de reducir al mínimo el show.