Estudian en la UNAM como revertir daños del oído interno

Juan Carlos Villa Soto ``El oído interno cumple con dos funciones. Por un lado, conduce los estímulos auditivos a la corteza cerebral en donde se interpretan como sonido; por otro lado, envía señales al cerebro acerca de la posición del cuerpo en el espacio y regula el mantenimiento de la postura y la fijación visual''. Entrevistada en su laboratorio del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, la doctora Graciela Meza señala que mientras la conciencia interviene en la audición, la función vestibular es prácticamente un reflejo.

Si el vestíbulo deja de funcionar y no se recibe la información correcta, el cuerpo no puede mantener la posición erguida, se pierde la fijación visual y esto da lugar a que la persona sienta náuseas y mareos, acotó la investigadora.

La doctora Meza, quien forma parte del consejo editorial de Primary Sensory Neuron, dijo que el oído interno es el primer órgano sensorial que se desarrolla en el embrión. ``Entre las doce y catorce semanas de gestación en el humano ya están funcionando las estructuras auditiva y vestibular''. De hecho, el desarrollo y maduración de la parte vestibular le permite al niño orientarse en el espacio y dirigirse a la posición adecuada para el nacimiento. Por otro lado, el niño percibe sonidos estando en el seno materno; si la madre habla, el corazón del niño se acelera, apuntó la entrevistada.

Con base en un enfoque experimental con roedores hemos estudiado, agregó, el desarrollo embrionario, normal y anormal, de las estructuras del oído interno. ``Estudiamos la función vestibular midiendo el reflejo de enderezamiento; la parte auditiva la examinamos a partir de medir señales eléctricas (potenciales provocados auditivos) ante estímulos sonoros. Hemos observado, dijo, que la parte vestibular se desarrolla antes que la parte auditiva.

Por otro lado, la doctora Meza reveló que han encontrado deficiencias en las funciones auditiva y vestibular cuando se administran antibióticos del tipo de la estreptomicina, y cuando se provoca hipotiroidismo congénito a los animales. ``El hipotiroidismo implica la ausencia de hormonas tiroideas. Estas hormonas son importantes para el desarrollo normal del cerebro. Además, se sabe que los niños que no tienen estas hormonas presentan retardo en el desarrollo''.

Sin embargo, los estudios de la doctora Meza indican que es posible revertir este daño cuando se administran las hormonas a los animales de laboratorio recién nacidos. En todo caso, señaló que la terapia de reemplazo hormonal evita que se presente el retraso mental en los humanos. Esta terapia, que es obligatoria en nuestro país para los niños hipotiroideos, debe iniciarse antes de los seis meses de edad y darse de por vida.

La especialista destacó la importancia de las pruebas de potenciales provocados auditivos para evaluar el restablecimiento de la función auditiva en los niños sometidos a la terapia de reemplazo, especialmente cuando aún no se ha desarrollado plenamente el lenguaje.

Con respecto a la estreptomicina, señaló que nuevamente se ha incorporado al cuadro de medicamentos al incrementarse la incidencia de tuberculosis. Recordó que este medicamento había sido retirado porque se decía que ocasionaba sordera y daño vestibular. Sin embargo, advirtió que estos daños también pueden revertirse. Nuestras investigaciones, dijo, han revelado que la interrupción de la administración del antibiótico puede inducir la reproducción de las células vestibulares y remediar el daño. ``Este hallazgo nos permite recomendar usar este medicamento con precaución y evitar los tratamientos prolongados'', precisó.

Finalmente, la investigadora comentó que en breve publicarán el libro Neurobiología de los sistemas sensoriales, con el que pretenden contribuir en la docencia del posgrado en fisiología y neurociencias.