Fue orden de las bases, ``sin importar las consecuencias'', indica Culpa a la estrategia gubernamental de ``olvido y achicamiento'' Nueva delegación oficial y liberar a presuntos zapatistas, condiciones ``Juego del gobierno'', hablar de ``una guerrilla mala y una buena'' A nadie benefician planteamientos irreductibles, expresa la SG Sí se han aplicado los acuerdos de la primera mesa, asegura No buscamos ni necesitamos su ayuda, escribe Marcos al EPR
Se retira el EZLN del diálogo y exige ``seriedad'' al gobierno
Comunicado del Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México, 29 de agosto de 1996.
Al pueblo de México:
A los pueblos y gobiernos del mundo:
Hermanos:
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional informa sobre su valoración de la situación actual y el resultado de la consulta con las bases de apoyo zapatistas.
I. El diálogo de San Andrés, fracaso de la estrategia gubernamental del ``olvido'' y el ``achicamiento''.
El ``olvido''. Después de los primeros acuerdos de San Andrés, en el tema de ``Derechos y Cultura Indígena'', el gobierno desplegó su estrategia de alargar el cumplimiento de estos acuerdos y dificultar hasta el absurdo cualquier medida que apuntara a su concreción. Como advertimos los zapatistas desde un principio, los papeles no garantizan nada, y no se traducen en soluciones a la grave situación de los pueblos indios si no se acompañan de acciones concretas. El EZLN aceptó los acuerdos con el objetivo de demostrar a los pueblos indios, a la nación mexicana y a la opinión pública internacional, que el gobierno no quiere solucionar de fondo la problemática indígena nacional. El gobierno aparenta que tiene disposición para hacerlo, pero de ninguna manera está dispuesto a modificar radicalmente la relación entre la nación y los indígenas mexicanos.
Siete meses después, el llamado tema 1 de San Andrés está en cero, como si nada se hubiera dialogado, como si no se hubiera negociado nada, como si nada se hubiera acordado. Los acuerdos en ``Derechos y Cultura Indígena'' no se han cumplido ni se ha hecho nada para cumplirlos. Son sólo papel muerto. Sigue sin instalarse la Comisión de Seguimiento y Verificación, base fundamental para el cumplimiento de acuerdos.
La delegación gubernamental puede hacer caso omiso de este detalle, lo puede minimizar la Cocopa, lo puede pasar por alto la Conai, lo puede ``olvidar'' la prensa, puede no darle mucha importancia la sociedad civil. Pero los pueblos indígenas no. La mesa de San Andrés reitera su proyecto de fracaso en la medida en que lo que se acuerda no se cumple.
El ``achicamiento''. Durante todo el desarrollo de la llamada ``Mesa 2 de Democraia y Justicia'', la delegación gubernamental basó su estrategia de negociación en la intransigencia y la cerrazón. Empeñada en hacer fracasar la negociación de este tema, el gobierno buscó reducir la mesa de Democracia y Justicia, primero, a cuestiones locales, y luego, a puras declaraciones abstractas.
Mientras la reforma electoral estaba empantanada en las dirigencias de los partidos políticos con registro, el gobierno usó el ``sube y baja'' del perfil de la mesa de San Andrés con el fin de presionar a las organizaciones políticas para que aceptaran una reforma vaga e indefinida. Pero no ha hecho sino diferir su crisis hasta el momento en que se discutan las leyes reglamentarias y las reformas constitucionales específicas. ``Poco en Bucareli y nada en San Andrés'' fue la consigna que, aun a riesgo de reventar todo el diálogo de San Andrés, siguió la delegación gubernamental. Primero con la ceguera, la mudez y la sordera heredadas de su patrón, el ahora fugitivo Carlos Salinas de Gortari; después con la falta de propuestas concretas y, finalmente, con la burla a un esfuerzo serio de la delegación zapatista y el grupo de asesores, el gobierno transitó por toda la etapa de negociación de este tema con la meta del fracaso total. Lo lograron.
Ratificando su intransigencia a siquiera discutir los temas fundamentales de la vida política del país, el gobierno ratificó su postura frente a la reforma del Estado: discutir abstracciones y no reformar nada. Ratificando a la actual delegación gubernamental, el gobierno ratificó su actual política indigenista: prepotencia, racismo e intolerancia. El gobierno insiste en ver a los indígenas como sujetos de recibir limosnas y fotografías, pero no como actores políticos.
II. Los presuntos zapatistas, rehenes del terrorismo de Estado.
El titular de la PGR, el señor Lozano Gracia, incapaz e inepto para dar con los verdaderos autores de los grandes crímenes que han sacudido al país en los últimos años, cómplice de los grandes cárteles del narcotráfico, y empeñado en ocultar la responsabilidad del señor Carlos Salinas de Gortari en los magnicidios y en el robo al erario nacional, trata de levantar su pobre imagen a costa de la condena de los presuntos zapatistas, en contubernio con el Poder Judicial que representa el señor Jorge Luis Silva Banda, quien dio por valederas declaraciones arrancadas con tortura.
Con la condena a los presuntos zapatistas de Yanga, el gobierno federal insiste en tratar al EZLN como si fuera una pandilla de delincuentes a la que se entretiene con una mesa de negociación mientras se le golpea y se siembra el terror entre todo el que tenga que ver o haya podido tener que ver con el zapatismo. En sentido contrario a la PGR y al Poder Judicial, el subsecretario de Gobernación, el señor Núñez, declara que ``el gobierno no negocia con delincuentes y terroristas'' (para argumentar por qué no negocian con el EPR), pero trata y condena como delincuentes a ciudadanos acusados de ser parte del EZLN, organización con la que negocia.
Los presuntos zapatistas son disputados por las parcelas del poder dentro del gobierno. Ese monumento a la ineptitud , la PGR, los usa para remendar su descosida imagen; el Ejecutivo federal los usa como argumento del ``Estado de derecho''; la delegación gubernamental los usa para tratar de obtener ventajas en la mesa de San Andrés, y el Poder Judicial los usa para ratificar que su pago a la justicia es tan lejano como convenga al gobierno. Rehenes disputados por el poder para someter al EZLN: en eso se han convertido los ciudadanos presuntos zapatistas.
III. El ``Estado de derecho'' en Chiapas: militarización, desgobierno, represión y persecución.
En el suroriental estado mexicano de Chiapas, el cómplice del ladrón Raúl Salinas de Gortari y supuesto ``gobernador'' del estado, el señor Ruiz Ferro, ha tratado en vano de dar careta legal al estado de sitio en que vive la población chiapaneca. Con el único aval del centro (que declara sin rubor alguno que ``Ruiz Ferro gobierna con el apoyo de la mayoría de los chiapanecos'', olvidando que este señor no fue elegido por los chiapanecos sino impuesto por los militares), Ruiz Ferro y su banda (encabezada por Eraclio Zepeda y Uriel Jarquín) han sumido en el terror a miles de familias indígenas por medio de los escuadrones paramiliares que, paradójicamente, se nombran guardias blancas.
Con la torpe ayuda del señor Carlos Rojas y su fallido programa de ``Solidaridad'', el señor Ruiz Ferro pretende engañar a la opinión pública nacional e internacional con una derrama económica que no tiene más destinatario que sus cuentas bancarias, las de funcionarios del más diverso tipo y las de ``líderes'' corruptos que han vendido sus movimientos y su gente a cambio de un beneficio personal y un engaño colectivo.
En el norte del estado funciona, de facto, un poder que no tiene nada de ``Estado de derecho''. Ni el gobierno federal, ni el estatal, ni los militares, ni el EZLN: en el norte de Chiapas gobierna la brutalidad de una guerra civil que es ya inocultable. En su afán de remediar su pobre imagen, el ``gobierno'' del estado viola la ley federal del 11 de marzo de 1995 y detiene ilegalmente a zapatistas bases de apoyo en el norte de Chiapas. Remedando la caricatura que está al frente de la PGR, el señor Ruiz Ferro ordena golpear zapatistas y apoyar guardias blancas para simular que hay ley en Chiapas.
Por su parte, los verdaderos gobernantes de Chiapas (es decir, los militares), siguen sus planes de aniquilamiento no sólo de los zapatistas, sino de toda persona digna y rebelde en estas tierras del sureste. A pesar de las acciones militares del EPR en otras partes del país, la cantidad de tropas federales en el teatro de operaciones del sureste no ha disminuido. Al contrario, ha aumentado y mejorado la calidad de su técnica y de la composición de sus soldados. El sistema político mexicano sabe que su real desafío está en las montañas del sureste mexicano. Tropas aerotransportadas, especializadas en la persecución y aniquilamiento en terreno selvático, han sido colocadas en los diferentes puntos de despliegue militar dentro de la llamada ``zona de conflicto''. Los patrullajes por aire y tierra continúan y aumentan su tiempo y frecuencia. Las columnas terrestres han incorporado tanquetas y armamento pesado en sus convoyes. Hay una creciente inquietud dentro de las guarniciones federales y ha aumentado el número de deserciones entre la tropa gubernamental (como siempre ocurre cuando los federales se preparan para una acción ofensiva) y son ya incontrolables los rumores de que el Ejército prepara una acción relámpago contra los zapatistas... como respuesta a las acciones del EPR. En este contexto, las comunidades indígenas son usadas como rehenes de una negociación que pretende lo imposible: la rendición incondicional de los zapatistas.
La aparición del Ejército Popular Revolucionario no ha sido leída por el gobierno como un nuevo y urgente llamado a abrir los espacios de participación democrática, a cesar con la impunidad y a modificar la política económica. No, el gobierno ha leído la aparición del EPR como la posibilidad de tender la trampa de la opción entre ``guerrilla buena'' y ``guerrilla mala'' en la negociación con el EZLN. Esperando el lógico deslinde del EZLN respecto al EPR, el gobierno espera que los zapatistas ``ahora sí'' acepten cualquier cosa que se les ofrezca y lo acompañen (al gobierno) en su campaña de ataques en contra del EPR. Se equivoca el gobierno. Aquí, en las montañas del sureste mexicano, no hay ``guerrilla buena'' y ``guerrilla mala'': hay ciudadanos rebeldes en armas que no tienen espacios democráticos de participación política pacífica y sí tienen una base social harta de declaraciones de bonanza y repunte económicos, y de realidades de miseria. Somos diferentes al EPR, pero no somos sus contrarios.
Por otro lado, la Secretaría de Gobernación, a través de Migración, los militares y las autoridades estatales realizan una campaña permanente de persecución y hostigamiento contra extranjeros. Hombres y mujeres de todo el mundo han venido a prestar su ayuda a comunidades indígenas para que vivan, mientras el gobierno busca que mueran. Estos extranjeros son acusados de ``colaborar con el EZLN'', olvidando que no es al EZLN al que vienen a ayudar, sino a las comunidades indígenas; olvidando que hay una ley que prohíbe la investigación policiaca y el ejercicio de acciones penales en asuntos referentes al EZLN, y olvidando que lo que buscan las autoridades no es la defensa de la soberanía nacional sino la eliminación de ``testigos incómodos'' de la guerra genocida que pretenden llevar adelante.
A nivel nacional, el gobierno lleva adelante una doble estrategia de comunicación y prensa respecto a los zapatistas: silencio y hostigamiento. Silencio ante el clima violento que se vive en todo el territorio chiapaneco y hostigamiento contra todo lo que tenga que ver o pudiera tener que ver con el zapatismo. Ahora atacan a los miembros del FZLN, a los asesores en la mesa de San Andrés y a los extranjeros. Mañana acusarán a los invitados. Después a la población indígena. Entonces estará listo el escenario virtual de la guerra real.
Hermanos y Hermanas:
¿Cómo mantener una negociación en estos términos? ¿Cómo continuar un diálogo cuya mesa se sostiene sobre la muerte y la privación de la libertad de rehenes en las cárceles y en los poblados indígenas? ¿Qué hacer en una mesa de negociación cuyo objetivo es la simulación y hacer avanzar la opción de la solución violenta? ¿Debemos permitir que la mesa de San Andrés se convierta en la ``pantomima'' que desea la delegación gubernamental?
En estos días el CCRI, jefatura indígena y suprema del EZLN, ha realizado una consulta con decenas de miles de hombres y mujeres indígenas. En ella hemos preguntado a nuestros pueblos sobre lo ocurrido en la fracasada mesa 2 de ``Democracia y Justicia'' del diálogo de San Andrés. Pero también hemos consultado lo que piensan los pueblos de lo que pasa y lo que deberíamos hacer ahora. La consulta ha servido para que los pueblos expresen su desencanto por los resultados de San Andrés y para ratificar su decisión de luchar, hasta las últimas consecuencias, por la democracia, la libertad y la justicia.
Los pueblos zapatistas se han manifestado por la paz, pero no a cualquier precio. Se han pronunciado por la paz nueva que se basa en el respeto y la dignidad, la paz de vida, y no por la paz que busca el aniquilamiento, la rendición y el engaño, la paz de muerte. ``No dejarse engañar, no venderse, no rendirse'', ésta es la orden que nos dan los pueblos.
Por tanto:
Los pueblos han ordenado a la delegación del EZLN en el diálogo de San Andrés que suspenda su participación en las sesiones con la delegación gubernamental y que no asistan a la reunión programada para el 4 de septiembre próximo sin importar las consecuencias de esta decisión, hasta que el gobierno se comprometa con seriedad en la vía política.
Los pueblos han ordenado a la CG del EZLN que tome las medidas necesarias para proteger al CCRI y para defender a los pueblos en el caso de que sean atacados. Los pueblos ratificaron su decisión de resistir peleando si son agredidos por las tropas gubernamentales.
En consecuencia, este Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional declara:
Primero. El CCRI-CG del EZLN ha suspendido su participación en los diálogos de San Andrés y avisa que su delegación no asistirá a la sesión programada para el día 4 de septiembre de 1996, ni a las posteriores, hasta que existan garantías de un compromiso serio por parte del gobierno.
Segundo. El EZLN no seguirá en el diálogo hasta que existan condiciones que garanticen el compromiso del gobierno en una salida seria, política e incluyente.
Liberación de todos los presuntos zapatistas actualmente presos y de las bases de apoyo zapatistas detenidos en el norte de Chiapas.
Interlocutor gubernamental con capacidad de decisión, voluntad política de negociación y de respeto a la delegación zapatista.
Instalación de la Comisión de Seguimiento y Verificación, y cumplimiento de los acuerdos de la mesa 1, ``Derechos y Cultura Indígenas''.
Propuestas serias y concretas de acuerdos para la mesa de ``Democracia y Justicia'' y compromiso de lograr acuerdos en este tema.
Fin al clima y persecución y hostigamiento militar y policiaco en contra de los indígenas chiapanecos y desaparecidos de los guardias blancas (o una ley que las reconozca institucionalmente y las uniforme para que no operen impunemente).
Estas son algunas de las condiciones mínimas que ayudarían al diálogo. Todas estas condiciones están dentro del marco legal y la voluntad política que necesita el logro de la paz.
En resumen, demandamos respeto y seriedad.
Tercero. La Comandancia General del EZLN ha tomado ya todas las disposiciones defensivas para responder al ataque que, con el pretexto de la suspensión del diálogo, las acciones del EPR o cualquier otra razón, pretenda llevar adelante el gobierno. El EZLN no realizará acción militar ofensiva alguna, pero está dispuesto a defender hasta las últimas consecuencias el derecho de los pueblos a una paz digna y justa, una paz nueva.
Cuarto. El EZLN agradece a los miembros de la Cocopa y la Conai el esfuerzo que hasta ahora han realizado para conseguir que el diálogo avance. Desgraciadamente, estos esfuerzos han sido inútiles debido a la terquedad gubernamental, que insiste en tratarnos como delincuentes.
Quinto. No vemos en el EPR a un enemigo ni a un rival. Sin embargo, el EZLN no tiene relación alguna con el EPR y la lógica política y militar del EZLN responde a su situación interna y a sus demandas propias, y no a la lógica de otras organizaciones. El EZLN advierte que los ataques gubernamentales contra el EPR pretenden afectar también a luchadores y organizaciones políticas y sociales que luchan, por medios pacíficos, por la democracia, la libertad y la justicia en México.
Sexto. El EZLN recuerda a la opinión pública nacional e internacional que, como parte de su esfuerzo de paz nueva, miles de ciudadanos mexicanos trabajan, por medios civiles y pacíficos, en la construcción del EZLN. Estos ciudadanos luchan por la paz y deben ser respetados en su vida, libertad y bienes.
Séptimo. El EZLN llama a la sociedad civil nacional e internacional a movilizarse en México y en el mundo por el cumplimiento de las condiciones necesarias para que el diálogo fructifique en la paz nueva que los pueblos zapatistas quieren, necesitan y merecen.
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montanas del Sureste Mexicano
Por el Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional México, agosto de 1996.
Rechazan los zapatistas opoyo del EPR
Ejército Zapatista de Liberación Nacional, México, 29 de agosto de 1996.
A: Los combatientes y mandos del Ejército Popular Revolucionario.
De: Subcomandante Insurgente Marcos. Comandancia General del EZLN.
Les escribo en nombre de los hombres, mujeres, niños y ancianos de las bases de apoyo del EZLN, y de los hombres y mujeres combatientes, regulares e irregulares, del EZLN. Hemos conocido sendas entrevistas dadas recientemente por su dirigencia a dos medios de prensa nacional. Acusamos recibo del tono respetioso que usan para referirse a nosotros. Nosotros respetamos a quien nos respeta. Por eso no respetamos al gobierno, porque no nos respeta.
Pero ahora sólo les escribo para una cuestión que señalan en sus declaraciones. En concreto me refiero a la parte en que declaran que ``si surgiera un desaguisado que llevara al EZLN a abandonar el diálogo, tendrían nuestro modesto apoyo, como ya tienen nuestro respeto'' (La Jornada, 27/VIII/96). Como ya se habrán enterado por la prensa, nuestros pueblos han decidido suspender su participación en un diálogo que está, de nuevo, en crisis. Las razones de esta decisión vienen en el comunicado respectivo y no las repetiré. Sólo quiero decirles que no queremos su apoyo. No lo necesitamos, no lo buscamos, no lo queremos. Nosotros tenemos nuestros recursos, modestos, es cierto, pero nuestros. Hasta ahora nos preciamos de no deberle nada a ninguna organización política, ni nacional ni extranjera. El apoyo que queremos, el que buscamos y necesitamos, es el de la sociedad civil nacional e internacional, y son movilizaciones pacíficas y civiles las que esperamos. No son armas, combatientes o acciones militares lo que necesitamos. De los primeros, armas y combatientes, tenemos suficientes. De las segundas, las acciones militares, tenemos la capacidad que tenemos y ésa nos basta. Lo que buscamos, lo que necesitamos y queremos es que toda esa gente sin partido ni organización se ponga de acuerdo en lo que no quiere y en lo que quiere y se organice para conseguirlo (de preferencia por vías civiles y pacíficas), no para tomar el poder sino para ejercerlo. Ya sé que dirán que es utópico y poco ortodoxo, pero así es el modo de los zapatistas. Ni modos.
Sigan ustedes su camino y déjenos seguir el nuestro. No nos salven ni nos rescaten. Cualquiera que sea nuestro destino, queremos que sea nuestro. Por nosotros no se preocupen. No los atacaremos. No hemos caído en el juego del poder dominante que promueve el enfrentamiento entre la guerrilla ``buena'' y la guerrilla ``mala''. Ustedes no son nuestro enemigo ni nosotros lo seremos para ustedes. Tampoco los ubicamos como ``rivales en la conducción de la lucha en México'', entre otras cosas porque nosotros no pretendemos conducir otra lucha que no sea la de nuestra dignidad. No suscribimos ninguno de los calificativos peyorativos que ahora les adjudican a ustedes (y que ayer fueron para nosotros).
Hacer insostenibles esos calificativos, volverlos inútiles, fue algo que nos costó, además de muertos, mucho trabajo y paciencia políticos. Nuestra legitimidad no la ganamos con las armas; la conseguimos con muchos años de trabajo político con quienes ahora son nuestros jefes: las comunidades indígenas, y con el diálogo (que hemos privilegiado aun a riesgo de nuestra seguridad, autonomía e independencia) con la sociedad civil nacional e internacional. A esto me refería yo cuando declaré que el EPR tenía que ganarse su legitimidad ante el pueblo de México. No a escatimárselas, sino a señalar que no son los dirigentes políticos (aunque sean guerrilleros) los que otorgan legitimidad a un movimiento, tampoco las declaraciones de funcionarios (que, es para reír, ayer se atropellaban para decir que éramos ``terroristas'' y que no teníamos base social y éramos producto de una ``implantaación'' artificial de grupos radicales universitarios ``con ideologías de los setentas'' en medio de los indígenas. Ahora esos mismos se atropellan para decir que ustedes son ``terroristas''; en cambio, el ezetaelene ``sí tiene base social'' auténtica).
Sin embargo, lo que sí hay que remarcar, y repetir, es que somos diferentes. Y la diferencia no está, como insisten ustedes y otros en ver, en que ustedes no dialogarán con el gobierno, que sí luchan por el poder y que no han declarado la guerra, y en cambio nosotros sí dialogamos (ojo: no sólo con el gobierno, también, y sobre todo y en proporción muy superior, con la sociedad civil nacional e internacional); no luchamos por el poder y sí le declaramos la guerra al Ejército federal (desafío que nunca nos perdonarán). La diferencia está en que nuestras propuestas políticas son diametralmente distintas y esto es evidente en el discurso y la práctica de las dos organizaciones. Gracias a su aparición de ustedes, ahora mucha gente podrá entender que lo que nos hace diferentes de las organizaciones políticas existentes no son las armas y los pasamontañas, sino la propuesta política. Nosotros nos hemos trazado un camino, nuevo y radical. Tan nuevo y radical que todas las corrientes políticas nos han criticado y nos ven con fastidio, ustedes incluidos. Somos incómodos. Ni modos, así es el modo de los zapatistas.
En los momentos en que redacto esta carta, escucho las noticias sobre sus operativos militares y de propaganda en Guerrero, Oaxaca y el estado de México. De ellos les digo que me parece que reúnen la sorpresa y la contundencia, y han exhibido, una vez más, que este gobierno construye realidades virtuales sobre las declaraciones de sus funcionarios y no sobre sus acciones. Sin embargo, el operativo propagandístico en Chiapas me pareció inútil y tonto en el mejor de los casos, y provocador en el peor. Ese acto vino a colocarse en el final de nuestra consulta interna y puso en peligro la vida y libertad de los dirigentes indígenas que, en estos días, recogían los resultados de la opinión de los pueblos. ¿Ignoraban ustedes que nosotros estábamos en consulta? ¿Para qué un operativo propagandístico en Chiapas si ya habían demostrado que tienen capacidad para moverse en muchas partes de México? ¿Para alardear que también tienen simpatizantes en las zonas donde se encuentra el EZLN? ¿Cayeron ustedes en la trampa del ``juego de rivalidades'' que les propuso el gobierno? Por lo pronto, el costo de la acción no lo van a pagar ustedes sino las comunidades indígenas zapatistas (que, se los recuerdo, llevan ya casi mil días resistiendo con su rebeldía armada... y con su poesía).
El Ejército federal ha aumentado la presión militar sobre los pueblos zapatistas y se están instalando ya cuarteles en el norte del estado. El gobierno ``argumenta'' que no está violando el espíritu de la ley para el diálogo, sino que estos operativos militares son ``destinados al EPR''. Ni modos, así es, nosotros no hacemos drama. Ustedes han declarado que no buscan ``interferir'' en el diálogo del EZLN. Ya lo hicieron y ustedes lo sabían. ¿Por qué mentir diciendo que ``no interferirán en el diálogo''? Nosotros no se los reclamamos, sólo les pedimos que sean consecuentes y no digan mentiras.
En fin, las demás consecuencias de sus operativos están por verse todavía. Es de esperarse que venga sobre ustedes una fuerte campaña acusándolos de ``terroristas'', ``delincuentes'' y los etcéteras que, ahora escucho, ya llenan la boca de funcionarios y líderes empresariales, que el gobierno siga en su línea de ``guerrilla buena versus guerrilla mala'' y los comparen con nosotros (comparación que tratará de favorecernos y de perjudicarlos). Pero, ¿alguien olvida la patética imagen del señor Zedillo el 9 de febrero de 1995 cuando, con los mismos argumentos con los que ahora se lanzan en contra de ustedes desató la fallida ofensiva militar que buscaba nuestro asesinato? Tal vez lo olviden los funcionarios y los medios de comunicación que, todavía hasta hace poco, clamaban por nuestro aniquilamiento, y ahora resaltan nuestra ``base social'' y la ``legitimidad'' de nuestras demandas. Nosotros no olvidamos. Es de esperarse, también, que el gobierno endurezca todavía más su posición en contra nuestra y se decida ya a la solución militar. El escenario en la opinión pública está casi listo y no nos hacemos muchas ilusiones respecto a la voluntad negociadora. En fin, ni modos.
Ustedes luchan por la toma del poder. Nosotros por democracia, libertad y justicia. No es lo mismo. Aunque ustedes tengan éxito y conquisten el poder, nosotros seguiremos luchando por democracia, libertad y justicia. No importa quién esté en el poder, los zapatistas están y estarán luchando por democracia, libertad y justicia.
Es todo, por ahora. Les reiteramos nuestra solicitud de que no lleven a cabo ninguna acción militar de apoyo a nuestra causa o a la situación en la que nos encontramos. Estamos seguros de que ustedes sabrán entender el respeto y distancia que les pedimos.
Vale. Salud y un buen parapeto para lo que se viene.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
Subcomandante Insurgente Marcos.
México, Agosto de 1996.
P.D. En una de sus primeras apariciones en la prensa, algunos de sus dirigentes declararon, palabras más o menos, que el EZLN desconoció las acciones de su frente paracentral en enero de 1994. Les rogamos que, para saber la historia del EZLN, recurran a nosotros y no a los informes de desertores, del CISEN u otro organismo de ``inteligencia''. Ya ven que sobre ustedes dicen muchas cosas y nosotros no hemos intentado siquiera hacer la ``historia'' del EPR. Gracias.
El Informe no mostró disposición a lograr la paz: Marcos a Zedillo
Ejército Zapatista de Liberación Nacional. México, 1 de septiembre de 1996.
Al: Señor Ernesto Zedillo Ponce de León
Señor Zedillo:
Acabo de escuchar su segundo Informe de Gobierno. Esperamos, inútilmente, alguna señal que nos indicara su disposición seria a lograr la paz. De hecho, su discurso de hoy está bastante alejado de lo que declaró a la televisión el día 30 de agosto de 1996, y muy cercano al discurso del 5 de febrero de 1995, que precedió a la traición de este año. Tal vez han vuelto a su lado los que le aconsajeron la solución militar en 1993. Tal vez nunca se alejaron de usted. En todo caso, lo que le aconsejaron en esos días, y ahora le reiteran, no contempla el avance de este país, sino su descomposición total. ¿Les hará usted caso de nuevo?
Nosotros no queremos ni el poder ni su puesto de usted. Es más, no nos importa si ahí está sentado usted, el PRI, el PAN, el PRD, el PT o el ERP-PRDP. Como quiera lucharemos por democracia, libertad y justicia.
La delegación que usted mandó a representarlo en el diálogo de San Andrés ha tratado con desprecio, racismo y prepotencia a nuestros jefes indígenas, ha hecho todo lo posible por retrasar el diálogo y por no llegar a soluciones, no ha hecho ninguna propuesta seria para llegar a acuerdos, y los ya logrados no se han cumplido. Su delegación ha logrado que la mesa de San Andrés tenga un nuevo fracaso que puede ser definitivo. Nuestra gente no puede seguir en el diálogo que han impuesto sus enviados. Estamos dispuestos a la paz, pero no a la que pretende su delegación. Nuestra paz es otra paz; es una de la que estemos orgullosos nosotros y nuestros hijos.
Si usted no sabía de esto y realmente quiere la solución justa y digna, como la queremos nosotros, entonces haga algo. Si usted ya lo sabía y de hecho ésa era su estrategia para esperar el momento oportuno para la vía militar, pues ni modos. Parece que han logrado el clima de terror que necesitaban y, es seguro, consideran que ya tienen el respaldo de la opinión pública nacional e internacional pra atacar a los zapatistas. Si es así pues entonces nos vemos en el infierno.
Vale. Salud y buen viaje a Bolivia. Dicen que hay todavía gente que cree que ahí mataron al Che.
Desde las montañas de Numancia.
Subcomandante Insurgente Marcos.
P.D. Si no somos delincuentes ni terroristas, entonces ¿por qué condenan a los presuntos zapatistas como si fueran delincuentes.
Libertad, democracia y justicia, delirio del EZLN
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
México, 30 de agosto de 1996.
A: La Sociedad Civil
Nacional e Internacional.
De: Sup Marcos.
Señora:
No sé si se acuerda de nosotros. Nos conocimos en enero de 1994. Desde entonces usted y nosotros hemos intentado encontrarnos, hablarnos y escucharnos. No ha sido fácil, es cierto. Muchas veces en lugar de encuentros hemos tenido desencuentros. Pero... ¿se acuerda usted de aquel 12 de enero, cuando usted se puso brava e impuso ese cese al fuego del que ahora el gobierno se enorgullece como ``muestra de su madurez política''. ¿Y qué tal cuando los diálogos de Catedral, en San Cristóbal? Sí, cuando los cinturones de paz. ¡Ah!, y las caravanas. Después el delirio de aquel 8 de agosto en la CND en el Guadalupe Tepeyec hoy ocupado por los militares. Y luego, a pesar de los ``errores de diciembre'' y la campaña en prensa, usted volvió a sacudir todo en el febrero de 1995 y sentó al gobierno a dialogar. ¿Recuerda la consulta? ¿Y la respuesta nuestra a la consulta? Después cuando la invitamos a sentarse en San Andrés en la mesa 1, el Foro Nacional Indígena y los arcoiris pintando el suelo. Y, más acá, el encuentro continental americano, la mesa 2, el foro especial y, hace poco, el encuentro intergaláctico. ¿Ya se acordó usted? Sí, somos los zapatistas. ¿Hay algo, señora, que le hayamos dicho y que no hayamos cumplido?
Algo tenemos que agradecer a la aparición del EPR y al escalamiento ascendente de sus acciones propagandísticas y militares. Ya quedó claro que lo que hace diferente a los zapatistas de las otras organizaciones políticas no son las armas y los pasamontañas. Lo que nos hace diferentes es nuestra propuesta política. Las organizaciones políticas, sean partidos de derecha, centro, izquierda o populares y revolucionarios, buscan el poder. Unos por la vía electoral, otros por la mentira y el fraude, otros por la vía de las armas. Unos y otros se declaran nuestros dirigentes y nos invitan a seguirlos y apoyarlos para que retengan el poder, para que lo releven o para que lo tomen. Unos y otros prometen que nos resolverán el futuro o nuestra satisfacción.
Nosotros no. No queremos que otros, más o menos de derecha, más o menos de centro, o más o menos de izquierda, decidan por nosotros. Nosotros queremos participar directamente en las decisiones que nos atañen, controlar a nuestros gobernantes, sin importar su filiación política, y obligarlos a ``mandar obedeciendo''. Nosotros no luchamos por tomar el poder; luchamos por democracia, libertad y justicia. Nuestra propuesta política es la más radical que hay en México (y tal vez en el mundo, pero es pronto para decirlo). Es tan radical que todo el espectro político tradicional (derecha, centro, izquierda y los otros de uno y otro extremos) nos critican y se deslindan de nuestro ``delirio''.
No son las armas las que nos dan radicalidad; es la nueva práctica política que proponemos y en la que estamos empeñados con miles de hombres y mujeres en México y en el mundo: la construcción de una práctica política que no busque la toma de poder sino la organización de la sociedad. Intelectuales y dirigentes políticos, de todos los tamaños, de la ultraderecha, de la derecha, del centro, de la izquierda y de la ultraizquierda, nacional e internacional, nos han criticado este despropósito. Somos tan radicales que ni siquiera encontramos acomodo en los parámetros de la ``ciencia política'' moderna. No nos estamos presumiendo, señora; sólo señalamos un hecho. ¿Hay algo más radical que pretender cambiar al mundo? Usted lo sabe porque comparte con nosotros este sueño y porque, la verdad sea reiterada, lo estamos soñando juntos.
Ahora ellos nos quieren meter en un callejón sin salida digna. Quieren que aceptemos humillaciones de los racistas que se disfrazan de delegados gubernamentales. Quieren que aceptemos limosnas y que sigamos en el papel de limosneros. Quieren que hagamos del diálogo y de la paz una pantomima. Quieren que aceptemos el papel de ``buenos'' en contra de los ``malos''. Quieren que nos vendamos. Quieren que nos rindamos. ¿Quiénes ``ellos''? Ellos, señora, los mismos que la quieren engañar a usted todos los días y que ahora le prometen el terror y el orden para dar tranquilidad a sus mercados financieros.
Señora, ¿tenemos razón en sentirnos solos ahora? Todas esas fuerzas, políticas y sociales, las personalidades y dirigentes, que aceptaron nuestra invitación a construir juntos y en paz un país nuevo, ahora caminan sin nosotros y por otros lados. ¿Dejamos de ser útiles? ¿Ya no servimos? Sea. Como quiera tenemos la satisfacción de haber abierto espacios nuevos de discusión y pensamiento en México y en el mundo. No es poco lo logrado hasta ahora a nivel nacional e internacional, y ha sido posible por usted, señora. Si ahora ya se acabó nuestro tiempo, pues que así sea.
Pero siga usted adelante, no les crea a esos que le ofertan conformismo y miedo. Y no olvide, señora, sobre todo no olvide.
¿Sabe qué? Justo ahora me recuerdo que yo le debo tres definiciones (¿o eran cuatro?). La andante caballería manda que las deudas se paguen, sobre todo cuando la línea de crédito está a la baja. Así que ahí le van:
Federales: El gobierno tiene soldados. El pueblo indígena tiene soldados. Son de piel morena los soldados del gobierno. Morenos son los soldados indígenas rebeldes. Parecen los mismos, los soldados del gobierno y los indígenas en armas. Pero los soldados del gobierno disparan para abajo, a donde están los nuestros. Los indígenas rebeldes disparan para arriba. No para matar gobiernos, dicen. Para que despierte la historia, gritan.
Jodidos: Los más poderosos de los poderosos practican una democracia curiosa, la democracia del desprecio. Para ellos no hay indios o mestizos, blancos o morenos. Para los poderosos, los otros tienen un sólo nombre: jodidos.
Uno: Uno no siempre es uno. Uno es, unas veces, tres: uno el que fue, uno el que es, uno el que puede ser. Uno es, otras veces, lo que los demás quieren que uno sea. Hoy, uno no es ninguno. En el mañana que soñamos nosotros uno será uno.
Cumplido, pues.
Disculpe usted, amable señora, si la carta me ha salido con alguna de esas cursilerías que tanto desesperan a mis críticos literarios (que los hay buenos) y a los revolucionarios serios. Es que, sabe usted, resulta que al Olivio se le ponchó su balón de futbol y se entercó en que quería reponerlo con esa luna que, allá arriba, rueda sin nadie que le haga siquiera una caricia. Así que me subí a la Ceiba ayudado del humo de la pipa y, ya arriba, y viendo cómo hacía para alcanzarla, se me ocurrió que, tal vez, alguien más, en ese preciso instante y en otro lugar, estaba también mirando esta luna llena y entonces comprendí que la luna, como el mañana, no es de nadie y es de todos. Así se lo comuniqué al Olvido, gritándole desde arriba y haciéndole señas. Fue inútil, porque mientras yo subía a la Ceiba, el Olivio aprovehcó para robarse unos dulces que yo tenía y se huyó con la misma habilidad de Carlos Salinas de Gortari. ¿No le digo? Yo siempre he pensado que ese niño tiene madera para presidente de la República o, lo menos, para hermano de Presidente.
¿En qué estaba yo? ¡Ah, sí! Se fue el Olivio y yo me quedé acá arriba, fumando y esperando, soñando que sea otra nube que está allá, más arriba, se recuesta conmigo a aliviarme el deseo y la asfixia...
Bueno, señora, no la molesto más. Sólo quería decirle eso que ya dije antes y recordarle que aquí estamos, que somos los mismos y que, reitero, detrás de nosotros estamos ustedes.
Vale. Salud y, sabe usted, para bailar y para amar sólo se necesita una pareja y una tonadita. Lo demás, créamelo usted, es más bien adorno prescindible. Por cierto, ¿me concede esta pieza?
Desde lo alto de alguna ceiba en las montañas del Sureste Mexicano.
El Sup negándose a reconocer que no sabe cómo bajarse..