Marco Rascón
El terrible espejo

Teatro, pantomima, tragedia, comedia, son formas que asume la política en tiempos de crisis severa y más cuando se dice que en México, la forma de fondo y vivimos los tiempos del retorno autoritario.

El rito presidencialista, esta agotado. Una asamblea muerta, enterrada por el mismo poder, ya no es ni siquiera para el mismo Jefe del Ejecutivo, un escenario para la estabilidad y la unidad nacional que demanda. ¿Por qué refugiarse en un formato, de supuestas relaciones igualitarias entre poderes, para continuar con la misma práctica casi monárquica? ¿Le sirve al país, le genera confianza un informe que no puede informar nada, porque la verdad desestabiliza?

El congreso mexicano involutivo y sin credibilidad, comparte la misma debilidad del Estado en su conjunto, al haberse roto ya los mecanismos consensuales anteriores y sustentarse ahora, fundamentalmente en razones de fuerza la conducción del país. ¡La fuerza del Estado! gritó el presidente sin matices en su climax, tras un disurso obsecado en sus ideas y la obsesión de continuar con la misma política que ha llevado al país al desastre. ¡Qué nadie se mueva! para llevar adelante este golpe militar perfecto, anunciado contra el EPR, pero dirigido contra todo el pueblo de México y sus derechos.

Una máscara de cerdo masacrado, simbolo del Estado autoritario, reducido y privatizado; 30 frases del discurso triunfalista y cínico de los que mandaron el país al desastre, lograron unir en un instante a los fantasmas y jefes de los partidos que le entregaron al país este producto neoliberal, muy parecido a los trochiles de marranos. Justamente cuando Zedillo hablaba de la tolerancia, la legalidad y las relaciones respetuosas Diego Fernández de Ceballos, Santiago Oñate, Felipe Calderón y Cecilia Soto, investida como candidata a la presidencia en la Secretaría de Gobernación en tiempos de Salinas, se lanzaron sobre el Congreso ``a meterlo en orden''.

¿Se extrañaron que nadie de los diputados protestara ante la aparición del cerdo? Fue muy sencillo: Zedillo en esos momentos, no le habla a esa asamblea, sino a la televisión, a una cámara. El pragmatismo aportado por Salinas, fue no se ve, ni se oye, porque para eso, existen el vollumen y buenos camarógrafos. La diferencia es muy simple: una interrupción del discurso, lo ven 60 millones, una máscara y unos carteles y las crónicas detalladas, lo verán solo, menos de un millón. Diego, llenó la diferencia.

Habiendo disparado nuevamente al aire, me cayeron cuatro patos, en una foto que guardaré por siempre: juntos en una misma lucha, Diego Fernández, Santiago Oñate, Cecilia Soto y Felipe Calderón con los rostros descompuestos alterando el orden en la cámara desde la zona de invitados; es decir PRT y PAN defendiendo integramente el discurso del autoritarismo y del salinismo en descomposición.

Más grave aún, los intentos de Santiago Oñate y Diego Fernández, pidiendoles a otros a que bajaran a quitar la máscara. Varios se quedaron en el camino, pero uno llegó: el presidetne del Congreso del Trabajo, Víctor Flores. Para la historia, juntos los charros, Diego, Oñate, Soto y Calderón atentando en público contra el fuero de un legislador y el Congreso pues ellos salieron a defender el rito y no al presidente que lo que quería era acabar de leer ante la televisión e irse.

Siento plena satisfacción, de haber ejercido el fuero constitucional y siento satisfacción también por todos los otros diputados y senadores de esta legislatura, que pese a su disgusto y desacuerdo, nunca atentaron contra ese derecho fundamental del Congreso Mexicano. Este fuero fue violado precisamente por los jefes de los partidos, ideológicos y ``líderes morales'' del PRI y PAN, pues ellos ordenaron atentar contra ese dercho que son las garantías de cada legislador para poder expresarse y, teóricamente, mantener el equilibiro de poderes. ¿A estos reformadores del Estado, debemos atenernos?

Tengo todas las pruebas públicas para proceder políticametne en contra de Diego Fernández de Ceballos, Santiago Oñate, Cecilia Soto, Felipe Calderón y el responsable directo Víctor Flores por atentar contra el fuero constitucional de un diputado y por tanto del Congreso.

El poder se sustenta en mitos y por eso no resiste la crítica abierta y en igualidad de condiciones. La reverencia a los mitos es parte del ritual y una máscara hace caer otras, pues devela la naturaleza de las cosas. Como me veas, te convertiras.

El poder no tiene ningún elemento humorístico, porque el humor y la risa solo se pueden acompañar de la libertad plena. Lo irreverente irrita a los políticos y entre los políticos a quiénes mejor representan el sustento del ritual y las mentiras, es decir, a los más intolerantes.

Con gran satisfacción, esta noche habrá con los amigos, pozole de puerco. No muchas veces se logra exhibir al poder y la intolerancia.