La Jornada 4 de septiembre de 1996

Enfrentamiento y cerco a un comando rebelde cerca de Chilpancingo Son perseguidos por tierra y aire; versión de 8 guerrilleros heridos

Raúl García, corresponsal, Chilpancingo, Gro., 3 de septiembre Más de 300 soldados del Ejército Mexicano, unos cien judiciales del estado, así como agentes de la Judicial Federal y policías de la Preventiva y la Federal de Caminos, tienden un cerco a presuntos miembros del Ejército Popular Revolucionario (EPR) en las cañadas de la comunidad de Huiteco, en este municipio, luego de varios enfrentamientos y persecución desde las 3 y media de la tarde.

Versiones extraoficiales, no confirmadas por el gobierno estatal ni por el ayuntamiento de Chilpancingo, señalan que por lo menos resultaron heridos ocho presuntos guerrilleros, a quienes el Ejército Mexicano atacó también por aire con helicópteros artillados tipo Mosquito, equipados con mira de rayos infrarrojos.

Sin embargo, la Secretaría de Gobernación emitió un comunicado en el que informó que hasta las 21 horas de ayer sólo se habían localizado dos capuchas y un par de botas tipo militar en las inmediaciones de la laguna de Tixtla.

El oficial de guardia de la Policía Judicial del Estado (PJE), Freddy Luna Salinas, aseguró que ``no hubo bajas'' en esa corporación. Al cierre de esta información, el comandante Leonel Vargas Mata continuaba en Huiteco, mientras que el Ejército Mexicano no había emitido su parte de los hechos.

La movilización militar y policiaca comenzó a las 15:30 horas, cuando un taxista de la ruta Chilpancingo-Tixtla, Alfredo Bravo Cruz, militar retirado, informó a la Policía Preventiva que en el kilómetro 11 de esa vía observó a diez encapuchados con rifles que bajaban de un cerro de la comunidad de Molino del Rey hacia la presa Vicente Guerrero.

Por lo menos cinco helicópteros artillados de la 35 Zona Militar con sede en esta capital se dirigieron hacia la región, además de 20 vehículos del Ejército y otros tantos de la PJE y de la Preventiva, los cuales rodearon la presa y sitiaron el poblado.

Los presuntos miembros del EPR -quienes habrían estado repartidos en varios grupos- fueron ubicados por los helicópteros en un punto cercano a la presa Vicente Guerrero y perseguidos hasta el lugar conocido como Cerro de la Antena. Posteriormente se les descubrió en las inmediaciones de Huiteco, donde alrededor de las 11 de la noche continuaban sitiados en la barranca de Las Pilitas, entre el cerro del Osorio y el cerro de los Pozos.

De inmediato, 27 vehículos militares tipo Hummer, Oruga y tanquetas sitiaron el poblado, a unos ocho kilómetros de esta cabecera municipal y en los límites de Chilpancingo con Mártir de Cuilapan, Zumpango de Neri y Tixtla. Decenas de soldados se instalaron en puntos estratégicos de las cañadas.

Un capitán asignado a la novena Región Militar con sede en Acapulco, no identificado por su nombre, dirigió desde la comunidad de Huiteco el operativo para acorralar al grupo de guerrilleros. Por radio daba órdenes de avance a sus efectivos, aprobaba las ráfagas desde los helicópteros y regañaba al comandante Vargas Mata: ``¡Qué sus hombres se limiten a cubrir los accesos a las cañadas! ¡Todos los civiles atrás del Ejército!''

Los judiciales estatales y policías preventivos instalaron retenes en los caminos de terracería por los que se llega a Molino del Rey, Huiteco y al cerro de la Antena, mientras que los militares pusieron otro en la carretera Chilpancingo-Tixtla, en un punto cercano a la Normal Rural de Ayotzinapa, además de que se reforzaron los patrullajes en estos dos municipios, en Zumpango de Neri y Mártir de Cuilapan.

El campesino José Molina y su esposa Matilde García, ambos de unos 60 años, fueron detenidos por judiciales del estado. Al parecer encontraron en su casa dos capuchas y un par de botas tipo militar. Ambos fueron entregados al Ejército.

Un menor de edad, habitante de Huiteco, aseguró que antes de la llegada de los militares seis judiciales estatales se habían adelantado a esa población en una camioneta. Le hicieron preguntas y luego se internaron en la maleza. Más tarde, cuando los soldados ya estaban instalados en las cañadas, otro grupo de judiciales estatales llegaron preguntando a los reporteros por sus compañeros, por lo que se presume que podrían estar desaparecidos.

También está desaparecido el campesino Feliciano Castro Jiménez, quien se encontraba trabajando una parcela, según informó su esposa Lucía Martínez.

Otra habitante de Huiteco, Valenciana Castro Martínez, había dicho que no aparecían su esposo Gildardo Castro y sus hijos Raymundo y Ernesto, pero poco más tarde los campesinos llegaron a la comunidad.

Los jefes militares ordenaron a los habitantes de Huiteco apagar las luces de sus casas y permanecer en ellas hasta nuevo aviso.