Letra S, 8 de agosto de 1996
Sobre la situación epidemiológica en México y en el mundo podríamos
decir que si bien existen buenas noticias, también existen realidades,
y la principal es que la epidemia continúa.
México ocupa en el continente el tercer lugar en cuanto al número total de casos se refiere, sin embargo respecto al número de casos por unidad de población, es decir, la tasa, nuestro país se sitúa en el octavo lugar.
Para el 1 de junio de 1996 se habían notificado a la Secretaría de Salud poco más de 27 mil casos de sida, pero tenemos que corregir este dato por el retraso de la notificación, es decir, el tiempo que transcurre entre el diagnóstico y la notificación de casos, y tenemos que corregir el subregistro, es decir, aquellos casos que nunca se notifican. Haciendo estas dos correcciones, la cifra acumulada de casos en nuestro país se acerca a los 42 mil, de los cuales cerca del 60 por ciento han fallecido.
La distribución de la epidemia nos muestra que es en hombres, de 15 a 44 años, donde se ha presentado la gran mayoría de los casos.
En nuestro país, la epidemia se inició en las grandes ciudades: en la ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Tijuana y Mérida, pero ahora se ha extendido a lo largo del territorio nacional. Las tasas nos muestran un gradiente que va del centro a la periferia y de Norte a Sur, siendo el Sur el sitio con la tasa más baja en este momento, pero también la región donde la epidemia está creciendo de manera más rápida. Es una epidemia mucho más joven, y por ello una epidemia en fase de crecimiento acelerado. Con esto quiero decir que la epidemia en México no es una, sino un conjunto de epidemias, y se localizan principalmente en la ciudad de México, el Estado de México y en Jalisco, en donde se acumulan más del 50 por ciento del total de los casos notificados a nivel nacional. Estos tres estados tienen epidemias muy maduras, muy estables, con una tendencia muy clara, digámoslo así, hacia su estabilización, pero tenemos otras regiones, particularmente las rurales, como la región centro occidente y la región sur del país (los estados de Michoacán, Oaxaca y Chiapas, por ejemplo), donde la epidemia es mucho más joven y por tanto con un crecimiento mucho más acelerado.
El sida por drogadicción intravenosa no es (todavía) un problema nacional
Los casos en hombres han ocurrido fundamentalmente en aquellos que tienen relaciones sexuales con otros hombres, aunque observamos un aumento entre hombres heterosexuales. Notamos todavía un componente pequeño en casos de sida relacionados con la drogadicción intravenosa a nivel nacional cercano al 1 por ciento. Sin embargo, éste no es el caso de algunos estados, por ejemplo el de Baja California, en la frontera con Estados Unidos, donde cerca del 15 por ciento están relacionados con la drogadicción intravenosa. Por lo tanto, no podemos afirmar que el sida por drogadicción intravenosa no es un problema en México; no lo es a nivel nacional, pero sí a nivel de ciertos estados, como los de Baja California, Jalisco y Sonora.
En cuanto a las mujeres, la epidemia se relacionó primero con las transfusiones sanguíneas, pero lo que hoy domina claramente es la infección por relaciones heterosexuales, y de hecho la manera en que se infectan las mujeres en nuestro país es por medio de relaciones sexuales desprotegidas con hombres, muchos de ellos son sus parejas con los que están casadas o con quienes viven, y, por lo tanto, no consideran de riesgo su práctica sexual. La epidemia del sida en mujeres es una epidemia creciente y esta en una fase acelerada. Los primeros mil 800 casos femeninos de sida necesitaron ocho años para que se notificaran, y los siguientes mil 800 casos, únicamente tres años. Como vemos, la epidemia en la población femenina es mucho más joven, pero es una epidemia que está creciendo de manera más rápida que en la población masculina.
Existen en México dos epidemias
Esto varía según las regiones. A nivel nacional, existen todavía seis casos de hombres por cada caso de mujer, aunque en algunos estados de la república, por ejemplo los estados del norte, como Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Durango, lo que observamos es una epidemia fundamentalmente de hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. Mientras que en las regiones del sur del país, zonas rurales de Hidalgo o de Tlaxcala, lo que observamos es una epidemia más heterosexual. ¿Qué quiere decir esto? Que en nuestro país existen fundamentalmente dos epidemias: una mucho más parecida a la epidemia en Estados Unidos, de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y fundamentalmente urbana; la otra es más parecida a la de Honduras y a la de El Caribe: una epidemia mucho más heterosexual y rural. La primera, la epidemia urbana o de hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, duplica su número de casos cada 16, 18 meses; la segunda, la rural, duplica los suyos aproximadamente cada seis o siete meses. Una epidemia más joven, pero con un crecimiento más rápido.
En niños se observa que el riesgo principal de infección es haber nacido de mujeres que se encontraban infectadas. Sí, la transmisión perinatal es hoy en día la principal vía de infección infantil.
En la transmisión sanguínea del padecimiento, la política nacional de sida ha sido un éxito, pues se ha logrado controlarla. A partir de 1985 hubo un crecimiento muy rápido de casos de sida transmisional, y a partir de 1990-1991 una tendencia importante a la disminución.
La epidemia del sida se ruraliza y si bien son rurales sólo 4 por ciento de los casos en México, en algunos estados de la república (Michoacán, Tlaxcala, Hidalgo) se concentra la gran mayoría de ellos. Existe una relación muy importante de estos casos con la migración temporal hacia los Estados Unidos. Los trabajadores migratorios resultan ser hoy en día una causa muy importante de que la epidemia de sida en nuestro país se esté ruralizando y ésta es otra de las grandes lecciones de la epidemia: los flujos migratorios han contribuido de manera muy importante a los movimientos de este virus.
¿Qué problemas importantes tenemos en la vigilancia epidemiológica en nuestro país? Un problema capital es que el año pasado más del 40 por ciento de los casos notificados fueron captados por certificado de defunción. Esto lleva a que el número de casos con factor de riesgo desconocido sea alto, y cada vez mayor, y la razón para ello es que en el certificado de defunción no se consigna la manera de adquisición del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Esta situación nos obliga obviamente a replantear nuestro sistema de vigilancia epidemiológica.
Comparando dos periodos de cinco años, 1985-1990 y 1991-1996, vemos claramente lo que ha pasado con la epidemia en nuestro país. En trabajadoras sexuales, la seroprevalencia ha pasado de 0.9 por ciento a menos de 0.5 o 0.6 por ciento, lo que quiere decir que se ha mantenido bastante estable. Pero vemos con preocupación cómo en reclusos ha pasado del 1.4 al 3.8 por ciento; en prisioneras, de 0.6 al 3 por ciento; en mujeres embarazadas del cero al 0.2 por ciento; y en donadores de sangre y población general del 0.5 al 0.4 por ciento. ¿Qué quiere decir esto? Que la epidemia se encuentra centrada en los grupos inicialmente afectados: en hombres que tienen relaciones sexuales con hombres; donde la seroprevalencia no ha subido de manera muy importante, pero se mantiene bastante estable entre 15 y 17 por ciento.
Entre los adolescentes el uso del condón ha aumentado
Por último, quiero presentarles datos interesante en cuanto a prevención, a partir de un estudio del comportamiento sexual de los hombres en la ciudad de México. Si dividimos a la población por cohortes, es decir, los nacidos en los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta, veremos claramente como la edad de inicio de la primera relación sexual ha pasado de los 17.5 años en los nacidos en los cuarenta, a los 16.4 años para aquellos nacidos en los setenta. Sin embargo, la primera vez que se utilizó el condón, ya sea para prevenirse del embarazo o de una enfermedad de transmisión sexual o del sida, entre los nacidos en los cuarenta fue alrededor de los 26 o 27 años, y en los nacidos en los setenta fue alrededor de los 17 años. Esto quiere decir que aunque el uso del condón todavía no está tan diseminado como nos gustaría, entre los adolescentes el tiempo que transcurre entre el inicio de la actividad sexual y el inicio del uso del condón ha disminuido: antes era de diez años, hoy en día es de un año, y esto quiere decir que es entre los adolescentes donde hemos observado un aumento importante en el uso del condón.
¿Hacia dónde va la epidemia en nuestro país? A principios de este año, decíamos que han ocurrido en el país 180 mil infecciones por el VIH, de los cuales 39 mil desarrollaron sida. Calculamos unos 42 mil a mediados de este año y unas 22 mil muertes por sida en total en nuestro país. Esto nos habla de una epidemia muy importante, una epidemia creciente y que tiene ya un impacto en el Sistema Nacional de Salud, y también un creciente impacto a nivel económico y a nivel social por la población a la que afecta: hombres y mujeres en edad productiva y reproductiva
Transcripción parcial de la ponencia del doctor Carlos del Río, coordinador de Conasida, en el Centro Médico Nacional. Julio 12 de 1996.
Agradecemos a los laboratorios Jansen el material videográfico proporcionado