En El imperio de los sentidos, el presidente municipal de Tecamacharco, panista desde luego, ha ordenado que cambien un rótulo. Donde antes decía ``Se prohíbe cruzar apuestas'', ahora ``Se prohíbe concertar apuestas'' porque, según el alcalde, la palabra ``cruzar'' tiene connotaciones sexuales.
-Se cruzan los animalitos, mi amigo -me dice recién bajado del taxi que lo trajo de Guanajuato, a donde fue a tomar los cursillos que patrocina el gobierno de Vicente Fox para enseñar a los padres de familia que ``la vida sexual no es indispensable''.
Estamos jugando al cubilete sobre la barra del mostrador; desde el rincón, junto al biombo de los excusados, una niña descalza, con una guitarrita de apenas tres cuerdas, canta la versión chilanga de un joropo venezolano adaptado por Jesusa Rodríguez. ``Yo nací en la coladera de Insurgentes y Obregón/ Soy hermana de la espuma/ de las ratas, de los piojos/ y el olor/ del sudor./ Me arrulló la vida diaria de madrizas y el llorar/ y por eso tengo sarna/ y por eso tengo sarna/ y por eso tengo sarna/ y unas costras horrorosas/ de cristal...''
-No vea cómo avanza la moral pública allá en Guadalajara -dice el alcalde, agitando el vaso de cuero-. En el mercado, a los tomates ora les dicen ``solanáceas'', a los melones, ``cucurbitáceas'', y fíjese, los pelados aprenden tan rápido que el otro día un verdulero le espetó a otro: ``A mí, auténticas oleaginosas, semoviente''. En otra época le hubiera dicho: ``A mí, puras habas, buey''.
La criatura del rincón sigue cantando: ``Soy hermana de la esposa/ de la esposa del cuñado/ del cuñado de la niña/ de la niña que abortando/ se murió, se murió''. El señor alcalde panista azota los dados con fuerza y al destaparlos exclama:
-¡Full de putas y jotos, a la primera...!
Desde que el PAN llegó a la PGR la jerga de los tribunales ha adquirido un tono melifluo. En la era de Antonio Lozano Gracia los jueces ``obsequian'' las órdenes de captura; a las estafas en los bancos se les llama ``quebrantos'' y a la presunta maroma que a Diego Fernández de Cevallos le permitió adueñarse de dos terrenos en Acapulco por valor de 13.5 millones de dólares, se le denomina ``dación''.
-¿Menarías una dación de tabaco? -dice el tonto del pueblo con acento de gangoso.
Los eufemismos que el poder utiliza para describir sus propios actos de delincuencia, constituyen la nueva máscara de la clase política dominante -la ``politocracia'' del fin del régimen-, que durante el segundo informe de Ernesto Zedillo, en las sincronizadas personas de Santiago Oñate, Felipe Calderón, Cecilia Soto y Diego Fernández de Cevallos, saltó iracunda para exigir que alguien quitara de allí el insoportable espejo en que el diputado Marco Rascón, disfrazado de cerdo, llevaba media hora reflejando el verdadero rostro del salinismo.
El diputado Rascón -lo corroboran las buenas crónicas de Elena Gallegos en La Jornada y Ciro Gómez Leyva en Reforma- ejecutó su número de manera impecable, con ritmo, elegancia, sobriedad y aplomo, transformando la solemne asamblea del Congreso en lo que realmente era: un cabaret. A nadie extrañe ni escandalice, por tanto, que el Poder Legislativo tenga como sede un cabaret, cuando el motor económico del país está en el casino de la Bolsa, mientras el ``gobierno'' clausura un hipódromo para salvar la estabilidad del peso y ``con toda la fuerza del Estado'' acusa a un boxeador.
Rodolfo Soler, de 27 años, que habría podido llegar muy lejos en el México del neoliberalismo si no hubiera pasado aquel día por Tatahuicapan, Veracruz, murió el sábado 31 de agosto a las 2 de la tarde. Horas antes, había sorprendido lavando en el río a la señora Ana Borromeo, una robusta mujer de 48 años. Como no pudo violarla después de luchar con ella para que se tendiera sobre las lajas, le zambulló la cabeza en el agua hasta que la pobre se ahogó. Cuando Rodolfo se agachaba para escurrirse por la orilla, los hombres del pueblo lo atraparon, lo amarraron a un árbol, lo sometieron a juicio, lo condenaron a muerte, lo rociaron de gasolina y le prendieron fuego.
En lugar de actuar como delincuentes, sus verdugos se condujeron con honor y de cara a la historia: firmaron un acta con todos sus nombres, pensando quizá en que tenían que volver a fundar el mundo desde el principio, cuando no existía la idea del Estado, cuando éste simplemente era un pacto suscrito por todos los habitantes de Tatahuicapan para vivir en paz y a salvo, bajo la protección de las leyes comunes.
Si abriésemos una ``línea de investigación'' para descubrir a los autores intelectuales de la muerte de Rodolfo Soler, dice el tonto del pueblo, lo prudente sería señalar a Carlos Salinas de Gortari por haber destruido el pacto histórico que era la base del Estado mexicano; a los operadores del neoliberalismo, en el PRI y en el PAN, que desgarraron el tejido social del país y ahora mantienen en la miseria a más de 60 millones de personas; a la politocracia que manipuló las elecciones de 1988 y 1994 y cerró los caminos de la transición pacífica a la restauración de la República; pero también a los jueces, magistrados y procuradores del aparato de justicia que acabaron con la justicia, mientras los políticos del régimen se dedicaban a acabar con la política.
No es preciso ser fiscal especial para saber desde ahora que cuando encuentren a los autores intelectuales del linchamiento de Tatahuicapan, resultará que éstos son los mismos que inspiraron el doble linchamiento de Motozintla, Chiapas, donde dos ladrones anónimos fueron juzgados, sentenciados y quemados en la hoguera, el mismo día que Rodolfo Soler, a escasas semanas del secuestro de siete adolescentes en Chenalhó, también Chiapas, torturados y asesinados por un escuadrón de la muerte que arrojó sus cuerpos al fondo de una cueva.
Cuando identifiquen a los autores intelectuales de las horripilantes muertes de Tatahuicapan, Motozintla y Chenalhó, verán que éstos son los mismos que, en Otumba, estado de México, arengaron a los vecinos para el linchamiento de un ladrón más (cuya foto apareció en la primera plana de La Jornada) y los mismos que instigan a ése y a todos los ladrones pobres a robar y matar, y los mismos que convirtieron en crimen perfecto el caso Colosio, y los mismos que exoneraron a Rubén Figueroa y a Roberto Madrazo, y los mismos que enterraron el expediente de Polo Uscanga, etcétera.
Carlos Castillo Peraza, dice el tonto del pueblo que le dijo un publicista, ``se está enriqueciendo de la manera más honesta e irreprochable, a través de una empresa llamada Humanismo, Desarrollo y Democracia, SC, que tiene sus oficinas en avenida México 145-Pent House, colonia Del Carmen-Coyoacán, teléfonos 659 39 23 y 659 36 82'' y que ``se dedica a prestar asesoría en cuestiones electorales y de imagen a gobiernos y partidos políticos de América Latina''.
Pero Humanismo, Desarrollo y Democracia, SC, no sólo trabaja en el extranjero, sino que también está en vías de firmar un contrato con una dependencia del Episcopado Mexicano ``para asesorar a la Iglesia en su relación con la prensa''.
Desde la naftalina de su retiro temporal de la política, con el prestigio que le dio el haber sido un exitoso presidente del PAN, ``Castillo Peraza aguarda el año 2000 para lanzar su candidatura convertido en un hombre muy rico y con un amplio lobby latinoamericano''.
Comunicado del EZLN: ``El gobierno espera que los zapatistas `ahora sí' acepten cualquier cosa que se les ofrezca y lo acompañen (al gobierno) en su campaña de ataques en contra del EPR. Se equivoca el gobierno. Aquí, en las montañas del sureste mexicano, no hay `guerrilla buena' y `guerrilla mala': hay ciudadanos rebeldes en armas'' (La Jornada, 3 de septiembre). Editorial del periódico Reforma (a la mañana siguiente): ``Hay quienes consideran que al sub Marcos se le pasó la mano con sus compadres del EPR... Por lo demás, echan de menos un deslinde del subcomandante no tanto del EPR como del gobierno, por aquello de que ahora hay guerrilleros buenos y guerrilleros malos''. Firma: F. Bartolomé (de quien algunos sospechan que es el otro seudónimo de Catón).
En fin, los panistas...