``Hoy 8 de septiembre de 1996, por mi propio derecho, vengo a denunciar los daños que me ha ocasionado la política económica del gobierno mexicano'', empieza diciendo la boleta de denuncia que más de un centenar de organizaciones presentarán este domingo a la ciudadanía, para ser respondida individualmente, como parte de la Jornada Nacional de Condena a la Política Económica del Gobierno.
Se trata de un ejercicio nuevo de carácter democrático, que busca impulsar la participación de los mexicanos en el planteamiento de sus problemas, la denuncia de la situación económica que se padece y en la definición de alternativas para buscar cambios que favorezcan a la mayoría.
La boleta contiene una serie de posibilidades de denuncia para establecer de qué manera ha sido afectado cada uno de nosotros por la política económica que por tercer sexenio se nos aplica.
Respecto del trabajo se pregunta: si he perdido el trabajo; no lo encuentro; no tengo empleo estable; me han reducido mi trabajo o no puedo trabajar.
En cuanto al patrimonio: si he perdido mi casa; están amenazados mis medios de trabajo; tuve que emigrar para sobrevivir o he sufrido asaltos o robos.
En relación a la calidad de vida: si tengo vivienda y en qué condiciones; en qué consiste mi alimentación; ¿tengo posibilidades de estudio, mis hijos menores han tenido que salir a trabajar o he sufrido represión?
Mediante estas denuncias se podrá también decir de qué manera se han enfrentado estos problemas y, lo más importante, qué acciones ciudadanas se sugieren para exigir al gobierno un cambio en la política económica, y si estamos de acuerdo en que una medida emergente es la reducción del IVA al 10 por ciento.
Esta Jornada Nacional nos llama a ``Juntar nuestras voces'' y a realizar una amplia movilización para expresar de qué manera hemos sido agraviados en nuestra economía y nuestra vida y, a la vez, demandar un cambio de modelo económico. Se quiere responder al segundo informe presidencial con testimonios personales, buscando evaluar la política económica por sus resultados en las condiciones de vida de los mexicanos, la planta productiva nacional y la situación en todas y cada una de las regiones del país.
Para muchos, el informe presidencial presentó un panorama económico en el que lo peor ya pasó y, por tanto, vamos por buen rumbo, pues la economía va mejorando, lo que contrasta con lo que millones vivimos a diario.
Con triunfalismo se viene anunciando un 7.2 por ciento de crecimiento en el segundo trimestre del año, sin añadir que la cifra resulta de comparar este crecimiento con el trimestre más deprimido del año anterior; si tomáramos un indicador más adecuado nos encontraremos que el PIB por habitante ha seguido decreciendo. Al analizar el crecimiento por ramas, tenemos que son los sectores altamente exportadores y el turismo los que crecen; no así las miles de pequeñas empresas que no crecen o siguien empequeñeciendo. Según Héctor Larios Santillá, líder empresarial, a las 15 mil empresas que cerraron en 95 hay que agregar entre mil y 3 mil empresas que quebraron en 96.
Algunas cifras más para ``documentar nuestro pesimismo''.
Según datos oficiales, en julio de 96 existen 241 mil empleados formales menos que en diciembre de 94; en junio de 96 sólo la tercera parte de los que tienen empleo tienen IMSS o ISSSTE; en las grandes ciudades el 24 por ciento de la PEA no trabaja ni una hora a la semana o tiene un empleo muy precario, pues gana menos del mínimo trabajando jornada completa. En las ciudades pequeñas el 48 por ciento de los trabajadores no tiene ninguna prestación y el 10 por ciento gana menos del mínimo; comparado con julio de 76, el salario mínimo promedio había perdido 73.83 por ciento de su poder de compra; en las grandes ciudades en junio 96 casi el 11 por ciento de los trabajadores ganan menos del salario mínimo.
Las proyecciones económicas ``independientes'' para 1996 no son tampoco halagüeñas. Frente a los pronósticos presentados por la Secretaría de Hacienda sobre el crecimiento del PIB de 3 por ciento, 20.5 por ciento de inflación y un tipo de cambio peso/dólar de 7.70 pesos; empresas consultoras como Lazard Freres pronostican 10 pesos por un dólar para 96 y 40 por ciento de inflación, Goldman Sachs y Salomon Brothers hablan de un crecimiento anual de 10 por ciento; la Bearn Stearns plantea 42 por ciento de inflación y Santander Inv. pronostica que el año terminará con una paridad de 9.80 pesos por un dólar.
Ante el discurso presidencial están millones de campesinos e indígenas en una situación de pobreza extrema; miles de jóvenes rechazados por los centros de estudios, sin más perspectiva que esperar a que cambie su condición; la mayoría de los trabajadores en la calle sin empleo o con salarios de hambre.
Todos ellos tienen la posibilidad de participar en esta jornada y tratar de hacer algo para solucionar las cosas.
Para sacar al país de la quiebra y a los mexicanos de su pobreza, es necesario cambiar de rumbo. Este domingo podemos JUNTAR NUESTRAS VOCES e insistir en QUE SI HAY OTRO CAMINO para México y la mayoría de los mexicanos.