El espionaje policiaco, ``terrorismo de Estado'': opositores en Argentina
Stella Calloni, corresponsal, Buenos Aires, 10 de septiembre El espionaje policial ordenado por el ministro del Interior, Carlos Corach, contra sacerdotes, religiosos, habitantes de villas miserias, radios zonales y periodistas, impactó en los medios políticos este día. El cariz ideológico dado a la investigación, como ya antes había sucedido con el espionaje en escuelas secundarias y universidades, ``dejó ver el mismo estilo del que se utilizó en tiempos en que se impulsó el terrorismo de Estado aquí'', fue la conclusión de los sectores consultados.
Esto, unido a los últimos discursos del presidente Carlos Menem y de su entorno, considerados ``amenazantes'' por la oposición, creó una atmósfera de suspicacia e indignación. Mientras, el gobierno festejaba el apoyo irrestricto del titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdesus, quien ``bendijo'' al nuevo ajuste en Argentina y aseguró que las medidas ``generarán empleo'', cumpliendo el plan que ese organismo impuso aquí, la situación social se agrava.
Pero un grupo de legisladores oficialistas, que participaron en encuentros con Camdesus y funcionarios del organismo internacional, demandó al FMI aliviar la presión para evitar un estrangulamiento de la economía, informó que el jefe de la bancada peronista en la Cámara de Diputados, Jorge Matzkin.
Senadores peronistas sostuvieron este día un encuentro con Menem, a quien propusieron la creación de ``un gran fondo de desempleo'', así como la elaboración de una ley que ponga límites al endeudamiento del Estado y al gasto públicos, y mecanismos que eviten ``impuestazo tras impuestazo'', dijeron fuentes legislativas a colegas de Afp.
``Se realizan actividades de captación y aprovechamiento de los distintos problemas planteados a raíz de la tenencia de tierras a fin de potencializar los mismos en provecho de distintos partidos políticos, como es el Partido Comunista, Frente Grande, Partido Obrero'', dice el informe policial, solicitado por Corach, cuyos párrafos citan varios medios locales.
Asimismo se elaboró un informe con todos los nombres de las personas que resistieron el desalojo en la Villa 31 de Retiro y también la historia de los sacerdotes católicos que trabajan en las villas miserias (ciudades perdidas) y asentamientos.
Entre ellos figura el sacerdote Julio Grassi, quien fue amigo del ex ministro Domingo Cavallo. ``Me parece terrible que suceda esto, que nos persigan a nosotros cuando estamos dando comida a la gente desesperada y no hay ninguna lista de quienes llevan drogas y violencia a las villas. Tratan de crear la desconfianza hacia los que hacemos algo'', dijo Grassi.
``Es vergonzoso que en lugar de apoyar los proyectos para viviendas y otros que impulsamos nosotros, además que ayudamos a que la gente pueda comer algo, nos persigan. Violencia es no tener agua, no tener cloacas, vivir en el hambre'', dijo un dirigente de las villas.
``Prácticamente hacemos una labor de contención dándole comida a los desempleados y desesperados y ayudamos para que la gente no explote. Esto debería agradecerlo el gobierno. Yo siento vergüenza por dar caridad cuando lo que tenemos que dar es derechos'', dijo otro sacerdote que trabaja en asentamientos en Quilmes.
La semana anterior varios sacerdotes del obispado de Formosa, limítrofe con Paraguay, decidieron seguir el trazo de un curioso cable que partía desde esa sede, para encontrarse con que estaba conectado de un edificio policial. Se descubrió entonces una red de escuchas no sólo contra el obispado sino contra políticos opositores al gobierno local justicialista.
El abogado de la Liga de los Derechos del Hombre, Eduardo Barcesat, quien también aparece en el informe de Corach, dijo que llevará adelante una querella contra el ministro.
Intimidación a opositores
En tanto, el diputado y dirigente Carlos Chacho Alvarez de la coalición de centro izquierda Frente País Solidario (Frepaso) denunció los intentos de atemorización contra el apagón de cinco minutos el próximo 12 de septiembre, que ha logrado un apoyo generalizado contra la política socioeconómica.
En este marco subsiste la incredibilidad ante las cifras que el gobierno proporciona para dar una imagen ``optimista''. Cada paso de ajuste significa ``una nueva estampida del desempleo y por otra parte la flexibilización laboral ya aplicada por la mayoría de las empresas, sólo tuvo como efecto más desempleo, precarización o abusos patronales'', dijeron miembros de la dirigencia sindical en un reportaje realizado por La Jornada entre distintos sectores.
El grave momento que atraviesa el país llevó a los políticos opositores a dejar atrás la preocupación electoral que parecía inmovilizarlos y de allí se gestó la unidad tendiente a realizar acciones pacíficas y esfuerzos conjuntos para que el gobierno pierda el ``autismo'' (su falta de relación con la realidad). Pero Menem continúa enviando mensajes duros a la oposición a pesar de su pérdida de popularidad desde que llegó al poder, que se ubica ya en 15 por ciento.
``Lamentablemente el presidente se aferra a cifras que nadie sabe de donde salen, y habla de espectaculares retrocesos de la pobreza y la desnutrición, de obreros millonarios y parece un discurso extraterrestre'', señaló la nueva dirección de la Confederación General del Trabajo (CGT), que prepara un paro general de 36 horas, para los días 26 y 27 de septiembre. ``Si el Banco Mundial en su informe dice que la pobreza era de 50 por ciento en 1989 y retrocedió a 16 por ciento ahora, el mundo no podrá confiar nunca en las cifras del BM'', añaden.
Los dirigentes cegetistas que exigieron la renuncia del ministro de Trabajo, Armando Caro, quien este martes afirmó que la solución al desempleo que se ubica en 17 por ciento es la flexibilización laboral propuesta por Menem, que contempla la eliminación de los contratos colectivos entre otras medidas. ``Vamos a flexibilizar sin llegar a la negación de los derechos fundamentales de los trabajadores''.
Según datos del gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Censo, (Indec), tres millones de personas viven bajo la línea de indigencia en esta capital y el Gran Buenos Aires. En 1991 los que vivían en la indigencia en esta ciudad alcanzaban a 2.4 por ciento. En 1995, esta cifra era de 4.8 por ciento. Casi medio millón de porteños son indigentes.
Las carencias en algunos barrios de esta capital son incluso mayores que en barrios del Gran Buenos Aires. En el 95, unas 60 mil personas estaban sumergidas en la pobreza cercana a la indigencia. Ahora suman 470 mil, casi medio millón de porteños. Es decir que esta cifra trepó 60 por ciento, un índice récord.
Los sectores más pobres sólo reciben 7 por ciento del total de los recursos del país y en tanto 45 por ciento va a la población de ingresos altos. ``Esto indica que nunca ha habido un periodo de mayor inequidad en el país y muestra el retroceso y la intensidad de la pobreza'' señala Carlos Chacho Alvarez, dirigente del Frepaso.
En esta capital existen barrios, como Villa Soldati, Pompeya y Bajo Flores, donde la mortalidad infantil escaló a 43 por mil y que hay provincias donde entre 40 y 60 por ciento de la población no tiene sus necesidades básicas satisfecha, según mencionan voceros de la Iglesia.
Cada día obispos y sacerdotes despliegan una verdadera ingeniería de la solidaridad. Se realizan colectas y hemos estado en diversos refugios, adonde llegan miles de personas. ``Son millones los que comen algo, un plato por día, y es todo lo que tienen, pero se hace más difícil porque la pobreza crece sin cesar'', explica un sacerdote de San Pedro Temo. Algunos hombres logran trabajos de horas o de dos días, pagados a precios de ``esclavos'' y nunca podrían acceder a pagar un hotel ``popular'', que en general cobran entre 200 y 300 dólares mensuales por un cuarto miserable y compartido.
``En este mundo vemos ahora que a partir de los 90 donde se impuso el modelo en boga, la desolación cayó para millones y llegan personas que después de 20 ó 30 años de trabajo y aportes se quedan en la calle sin indemnización ni jubilación. Estamos creando un mundo temible'' dice el sacerdote Alfonso M. en otro refugio de miserables.