Se consumó la renuncia de De la Calle
Afp, Efe, Dpa, Ap, Ansa y Reuter, Santafé de Bogotá, 10 de septiembre El gobierno del presidente Ernesto Samper quedó hoy sumido en una nueva crisis política, luego de que el vicepresidente Humberto de la Calle formalizó su renuncia y se declaró con ``una actitud opositora'' frente al gobierno.
El Departamento de Estado dijo no tener ningún comentario sobre esta dimisión. No obstante, el vocero Nicholas Burns dijo que Estados Unidos espera que esta crisis política ``no abrume o distraiga al gobierno de su misión central que es montar una campaña agresiva y efectiva contra los narcotraficantes''.
El fin de lo que alguna vez Samper llamó un ``matrimonio indisoluble'' se veía venir, pues en los últimos días De la Calle había revivido las críticas contra el gobierno y demandaba la renuncia del presidente, al tiempo que ofrecía la propia como fórmula para superar la crisis y construir un gobierno de unidad y reconstrucción nacional.
De la Calle, quien desde que se desempeñaba como embajador en España había manifestado su inconformidad con el samperismo, tras arreciar la crisis del narcoescándalo en que se vio envuelto el presidente, indicó este martes que se apartaba de la administración para contribuir a que el jefe de Estado también abandone su cargo.
En su carta de renuncia, enviada al Senado, el vicepresidente planteó una cuadro dramático de la situación de Colombia, al señalar que es imposible derrotar a la guerrilla y que sólo se le puede contener, mientras la economía ``naufraga'' y la crisis política frena la inversión, con su secuela de pérdida de empleos.
Insistió en que ``el país se cae a pedazos'', por lo que propuso replantear la cúpula del Ejecutivo y dar lugar a un ``tercer hombre''. Apuntó que no faltan nombres para que el Congreso escoja a quien lo reemplace en la vicepresidencia, y explicó que esa persona debe estar lista para desempeñar la primera magistratura en caso de retiro del presidente.
Tras señalar que ofreció la renuncia para ``facilitar la salida de la crisis'', y que ``éste es un momento de grandeza'', subrayó que el objetivo de la remoción del presidente debe ser recuperar la gobernabilidad. Lamentó que Samper se aferre a seguir en el poder pese a la gravedad de la crisis, pero dijo que por su parte cumplía con su ``cuota de sacrificio'', pese a que algunos sectores le pidieron no retirarse.
``Dije que no sería el comandante de una guerra civil, y hoy lo reafirmo; una cosa es oponerse legítimamente al gobierno y otra hacerlo desde la vicepresidencia, tarea esta última que colocaría sobre mis hombres un fardo histórico inaceptable'', apuntó. Luego añadiría que en adelante, mantendrá una actitud de franca oposición al gobierno.
Reitera acusaciones del narcotráfico
De la Calle dio una conferencia de prensa en la que reafirmó que tenía el pleno convencimiento de que la campaña electoral de 1994 que llevó a la presidencia a Ernesto Samper había sido financiada con dinero del narcotráfico. Añadió que no había renunciado por esperar que el Congreso lo juzgara, pues éste lo absolvió en mayo.
El vicepresidente obtuvo el cargo mediante la misma campaña, pero nunca se le hicieron imputaciones, ya que se unió a Samper cuando ya estaban muy cerca los comicios. En esta perspectiva, insistió en que la justicia debe llegar hasta a la verdad y terminar con la impunidad, y de paso planteó la renuncia del titular del Interior, Horacio Serpa, al considerar que sobre él también pesan delitos por la misma campaña.
En diversas entrevistas concedidas a medios nacionales y extranjeros, De la Calle reafirmó que lo que se requiere es un nuevo gobierno. Pero también reconoció que guardó diferencias con el presidente, y que su relación política con él resultó ser más producto de la conveniencia electoral que de la compatibilidad ideológica. Fue una base programática lo que me llevó a unirme a Samper, dijo.
A partir de la fecha en que el Senado acepte la renuncia del vicepresidente tendrá un plazo de diez días para reunirse y elegir a un nuevo titular del cargo, que debe ser del mismo partido gobernante, el Liberal. Se estima que el presidente hará una propuesta, y que el Congreso, a su vez, deberá considerar un consenso al respecto.
Las reacciones ante la dimisión del vicepresidente en los medios políticos colombianos eran diversas. Adversarios de Samper consideraban que De la Calle no debió renunciar, ya que ahora le facilita la permanencia en el cargo al presidente. Por su parte el ministro del Trabajo, Orlando Obregón, comentó que estaba en su derecho de renunciar y que no por eso el gobierno se iba a paralizar ni el país a estancar.
La canciller María Emma Mejía, de visita en Brasil, acusó a De la Calle de haber desertado, y anotó que con ello no contribuía a solucionar la crisis. Dijo que si bien esto se vuelve un factor de ``perturbación'', no afecta mayormente las relaciones internacionales.
Mientras un juez confirmaba una sentencia de cinco años y tres meses de prisión contra el ex ministro de Defensa, Fernando Botero, el vocero estadunidense Nicholas Burns definió pragmáticamente que lo más importante es el combate al narcotráfico. Dijo que hay alianzas entre los narcos y los guerrilleros, y que también el gobierno colombiano sabe cómo trabajan los mafiosos.
Entre tanto, por segunda vez en la última semana, el gobierno colombiano anunció que está a punto de llegar a un acuerdo con representantes de unos 60 mil campesinos cocaleros de Caquetá, luego de que la víspera se registraran choques con el ejército.
A la par, en un hecho sin precedentes, un juez ordenó el arresto por desacato del comandante del ejército y de una brigada regional, generales Harold Bedoya y Néstor Ramírez, respectivamente, por haberse negado a levantar las barricadas que impiden las marchas de campesinos. El ministerio de Defensa dijo que apelará este fallo.