La Jornada 11 de septiembre de 1996

Inaplicables, las bandas de flotación cambiaria, dicen analistas

Roberto González Amador El gobierno mexicano no tiene capacidad financiera para modificar la política cambiaria y regresar al sistema de bandas de flotación, como lo demandaron el lunes industriales del sector exportador, opinaron ayer analistas financieros.

``La política industrial está sujeta al control del tipo de cambio'', comentó Antonio Castro Quiroz, director del Centro de Análisis y Proyecciones Económicas para México (CAPEM). Modificar la política cambiaria podría beneficiar a las empresas exportadoras, pero afectaría la recuperación del mercado interno, aseguró.

El lunes pasado los organismos que agrupan a los empresarios del sector exportador señalaron que la apreciación del tipo de cambio de este año había restado competitividad a las exportaciones mexicanas, y plantearon que se vuelva a establecer una banda de deslizamiento en el valor diario del peso frente al dólar, como la que prevaleció hasta el 19 de diciembre de 1994.

Antonio Castro Quiroz aseguró que la política de libre flotación cambiaria, en la que el valor del peso frente al dólar es determinado por la oferta y demanda de divisas en el mercado, es la única que puede sostener el Banco de México. ``Las reservas netas de divisas --que se sitúan en 3 mil 851 millones de dólares-- no son suficientes para llevar a cabo una política cambiaria de bandas de flotación''.

Una política de bandas de flotación como la que demandaron los industriales exportadores implica que el banco central hace uso de sus reservas de divisas, mediante intervenciones directas en el mercado cambiario para sostener un tipo de cambio con un deslizamiento diario fijo.

El director del CAPEM señaló que la revaluación en el tipo de cambio, que ahora se mantiene en un nivel similar al de diciembre de 1995, con una inflación que en los primeros siete meses del año fue de 18.5 por ciento, ha restado competitividad a las exportaciones mexicanas. Esa es la causa, dijo, de la petición de los empresarios para permitir una mayor depreciación en el valor de la moneda mexicana.

Durante los primeros seis meses de 1996 las exportaciones crecieron a la mitad de las tasas reportadas en 1995, y ahora comienza a haber en el mercado algunos productos importados que se están abaratando con relación a los del mismo tipo que se producen en México, indicó.

``Cada quien tiene sus razones y está dispuesto a defenderlas'', dijo. Por un lado, el Banco de México no tiene otra opción que mantener el régimen de libre flotación, mientras los exportadores comienzan a sentir que sus productos pierden competitividad.

Para el especialista, el punto importante es que la recuperación económica de los últimos meses comienza a ser impulsada por sectores que dependen del mercado interno. Una mayor depreciación cambiaria, que encarecería el costo de los insumos intermedios que importan para nutrir sus procesos productivos, cortaría la reactivación que empieza a darse en estos sectores, principalmente los relacionados con la construcción y algunas manufacturas.

Castro Quiroz señaló estar convencido de que el Banco de México no está dispuesto a sacrificar reservas para beneficiar al sector exportador con una mayor depreciación cambiaria.

Las exportadoras, unas 350 en todo el país, son propiedad de no más de 50 grupos industriales, y aunque las exportaciones representan el 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) ``su efecto multiplicador es limitado y no permea al resto de la economía'', apuntó.

En el caso de las exportaciones, se ha reducido su tasa de crecimiento y una parte importante de las divisas que generan es empleado en pagar las importaciones que realizan, comentó un especialista cambiario.

Un analista de una casa de bolsa comentó que las presiones de los empresarios del sector exportador para modificar la política cambiaria y permitir una mayor depreciación del peso tiene el fin de obtener más beneficios por sus ventas al exterior