La Jornada 14 de septiembre de 1996

EL TONTO DEL PUEBLO Jaime Avilés
Dislexia en el gabinete

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A veces, cuando todo parece perdido, es conveniente recordar que la victoria no existe y que los placeres de la nostalgia no pueden compararse con la alegría de la lucha.

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En agosto de 1994, después de la proclamación de Ernesto Zedillo como futuro presidente de México, al ver a varias generaciones de la izquierda hundidas en la peor depresión que se recuerde desde 1988, Marcos dijo: ``Para la izquierda, el triunfo electoral es como el orgasmo: no valora que todo lo que pasa antes del orgasmo, es mejor...''

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Una vez más, el gabinete del ``gobierno'' padece dislexia operativa. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) se coordina con la Procuraduría General de la República (PGR) para tomar decisiones políticas, pasando por encima del secretario de Gobernación.

En la fecha marcada en el calendario oficial de esta semana como ``día del secretario de Gobernación'', porque en ella comparecería ante el Congreso Emilio Chuayffet Chemor, Fernando Antonio Lozano Gracia recordó que ése, es decir el jueves, no tenía por qué no ser igualmente ``día del procurador general de justicia'', ya que a él también le tocaba comparecer en el mismo lugar y a la misma hora, cerca de Chuayffet, aunque separado de él por una pared de ambiciones divergentes.

Horas después, en cuanto ambos salieron del recinto del Poder Legislativo --ese salón de usos múltiples que a veces funciona como cabaret, y de gran calidad por cierto--, Lozano Gracia puso en marcha la jugada para detener a Juan Francisco Ealy Ortiz, director y propietario de El Universal, y apostó a esta carta buscando las ocho columnas del día siguiente.

¿Resultado?

La PGR y la SCHP ganaron las ocho columnas efectivamente, el perdedor fue Chuayffet.

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La que termina, para el secretario de Gobernación, ha sido la peor semana desde que asumió su cargo en julio de 1995. Además de la denuncia del Consejo Permanente del Episcopado contra el reglamento de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público; además del agarrón entre el PRI y el PAN; además de su desventurada colisión verbal con el diputado Adolfo Aguilar Zinser, Chuayffet recibió severas críticas por el documento que el lunes por la mañana, en todos los periódicos del país, la Secretaría de Gobernación insertó en la forma de un comunicado de 12 puntos, dirigido ``a la opinión pública'', para acusar 12 veces y 12 veces tachar de mentirosos a los zapatistas.

¿Resultado?

El impacto fue un desastre.

Después de hacer polvo las argucias del texto, Miguel Angel Granados Chapa escribió en Reforma: ``Se comprende que el gobierno acepte y enfrente la guerra propagandística del EZLN. No puede admitirse, sin embargo, que lo haga con base en mentiras''. En pocas palabras, otra forma de guerra sucia...

Mientras tanto, en El Universal, el cartonista Helioflores dibujó a Chuayffet como Pinocho, La Jornada recibió y publicó un buen número de cartas y artículos de protesta contra las falacias de Bucareli y Alianza Cívica difundió una encuesta, hecha en once estados, incluido el Distrito Federal, según la cual 75.65 por ciento de las personas consultadas considera que el EZLN ``está haciendo su mejor esfuerzo por alcanzar la paz a través del diálogo'', 72.3 por ciento quiere que el EZLN se convierta en ``movimiento político'', 86.36 por ciento cree que el diálogo de San Andrés ``es importante para el futuro de México'', 68.5 por ciento no piensa que el EZLN ``constituye un riesgo para la población civil'' y 93.2 por ciento opina que ``el Gobierno Federal (sic) debe dar muestras claras de solución a las demandas y problemas para firmar un acuerdo de paz con el EZLN''. Y en ese clima llegó entonces, desde lo alto de una ceiba de Chiapas, la expresiva respuesta de Marcos con la sola palabra ``¡JA!'', lejos de los signos de admiración y en letras gigantescas.

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No es necesario que la Cocopa exhiba públicamente la transcripción de los debates de la Mesa de San Andrés. Para que la sociedad confirme --como tantas veces han reclamado los zapatistas-- que la delegación gubernamental es ``racista, prepotente e incapaz de comprender el problema'', basta con leer de nuevo los 12 puntos del comunicado de Gobernación, que fue escrito por Marco Antonio Bernal y Jorge del Valle, el ``jefe'' y el ``estratega'' de la delegación gubernamental, que hoy aparecen como principales causantes de la lluvia de críticas y abucheos que se abatió sobre Chuayffet, quien sin embargo insiste en conservarlos en sus puestos.

No, no importa si la Secretaría de Gobernación cambia o no a sus representantes en Chiapas. Lo que importa es que cambie su actitud. Las tácticas dilatorias de Bernal y Del Valle cumplieron ya un objetivo, (bastante mezquino por lo demás). Gracias a éste, las propuestas de una franja de la sociedad que no se siente representada por los partidos políticos y prefiere manifestarse en los espacios abiertos por el EZLN, no fueron incorporadas --pese al ofrecimiento del ``gobierno''-- a la llamada reforma electoral ``definitiva''. Es una lástima, pero así fue.

¿Qué sigue? Falta la reforma del Estado. En junio, al amparo de la mesa de San Andrés y bajo el auspicio del Congreso, los zapatistas crearon un foro especial para que la sociedad discutiera precisamente eso, la reforma del Estado. ¿También serán ignoradas las demandas de ese foro?

El ``gobierno'' sabrá lo que hace (?). La nueva crisis del diálogo de San Andrés tiene la misma salida política que todos los grandes problemas que nos amenazan con la violencia: poner la mesa nacional para la reforma del Estado y convocar a ella a todos los actores políticos del país, los cuatro partidos con registro en el Congreso, los sindicatos, los patrones y los grandes movimientos sociales, entre ellos, desde luego, el EZLN acompañado de la sociedad civil zapatista.

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``No temas'', dice el tonto del pueblo, ``te voy a dictar los temas que pueden ordenar la discusión''.

Uno: Transición hacia un nuevo régimen político, punto que abarca la preparación de elecciones para un nuevo Congreso Constituyente; reglas adicionales para garantizar la limpieza de los comicios; apertura de los canales de la televisión pública para difundir tanto los debates de la propia mesa como discusiones colaterales sobre los problemas derivados de aquellos, etcétera.

Dos: Transición hacia un nuevo proyecto económico, cuyo objetivo central sea la reactivación económica del país, mediante inversiones productivas no inferiores a 35 mil millones de dólares, en el campo como en las ciudades.

Tres: Transición hacia un nuevo modelo de política social, destinado a fortalecer los aparatos de salud pública, ampliar la seguridad en beneficio de los desempleados; extender, a través del Estado, los mecanismos de protección de la sociedad sobre los ancianos y los niños; multiplicar la educación en todos los niveles escolares, promover la capacitación en relación estrecha con los capitanes de empresa; impulsar programas emergentes en materia de alimentación, transporte, vivienda y ecología.

Cuatro: Transición hacia un nuevo aparato de justicia, que cuente con la fuerza de la sociedad para destruir el poder criminal del salinismo, obstáculo estratégico que se opone ilegalmente a todo intento de transformación.

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``Algo le falta'', dice el tonto del pueblo. ``Sí, ya sé, a ver escribe'', me ordena. ``La transición pacífica sólo necesita un millón de personas en el Paseo de la Reforma, que de la manera más civilizada impongan las demandas de justicia, democracia y libertad. Mientras esto no suceda, seguirá avanzando la transición violenta hacia la guerra civil.'' Tarea: ¿cómo reunir un millón de personas en el Paseo de la Reforma?

8

A veces, cuando todo parece inútil, no es inútil preguntarse por qué.