Luis González Souza
EU: ¿locuras pasajeras?

Cuidado con hacerle al avestruz. Ni el mundo, ni mucho menos México, pueden desentenderse de lo que está haciendo el gobierno de Estados Unidos: llamémosle, por economía de espacio, locuras electoreras.

Ya son muchos actos del todo irracionales. Y ya comienza a desgastarse la primera explicación. Son actos --se dice-- simplemente para ganar votos en la actual contienda electoral de EU. Aunque sólo fuera por eso, habría que preocuparse, porque el daño es grande; para el mundo y, desde luego, para vecinos como México.

Sólo repasemos las últimas tres locuras. Primero, la ley Helms-Burton puso contra la pared a todo el mundo. Al querer dictarle su política comercial hacia Cuba, lo obligó a reaccionar como gato acorralado (y digno). Luego vino la ley D'Amato, ahora para dictar políticas comerciales hacia Irán y Libia. Por decir lo menos, ambas leyes juegan con fuego. Hasta ahora sólo han concitado reacciones diplomáticas y amagos de represalias comerciales. Pero, en cualquier momento, las locuras de EU pueden desatar reacciones bélicas. Si algo enseñó la historia de las dos guerras mundiales es que, de las disputas comerciales a la guerra, hay un paso muy corto.

De hecho la tercera locura tiene que ver, ya directamente, con la guerra. Nos referimos a las nuevas ``misiones punitivas'' contra Irak. Misiones que muestran al menos dos agravantes, si se las compara con la guerra del Pérsico en 1991. Ahora el ataque contra Irak no encuentra asideros jurídicos. Y, a diferencia de la aparatosa coalición de 1991, en esta nueva aventura el gobierno de EU opera cual ``matón aislado'' y, todavía peor, ``sin propósito alguno''. Dicho esto ni más ni menos que por el ultraconservador diputado Newt Gingrich (La Jornada, 13/IX/96).

¿Por qué el gobierno de EU anda de matón? Ya todos tienen la respuesta: para ganar votos. Dejarlo ahí, sin embargo, sería superficial y, por tanto, riesgoso. La pregunta de fondo es: ¿por qué el electorado estadunidense vota por los matones? O bien, ¿Por qué se requieren cada vez más locuras machistas para ganar el voto de ese electorado?

Porque el electorado de EU está, él mismo, alocado o enfermo de machismo. Obvia, pero esta respuesta ya esclarece bastante más. Ya indica algo de la mayor trascendencia: las locuras machistas de EU, lejos de ser maniobras pasajeras, obedecen --y reciclan-- a una matriz (sub)cultural y, por lo mismo, tienden a convertirse en algo duradero.

Si es así, mejor saberlo y encararlo sin tapujos. Máxime para México, que resiente más directo, las locuras americanas: Iniciativa 187 contra los inmigrantes, a punto de convertirse en ley federal; escalada antiinmigrante de todos modos ya avanzada, primero con la ley antiterrorismo, y luego con la ley del (anti)bienestar social; Enmienda Domenici con la que se quería condicionar ayuda militar estadunidense a la extradición de tal o cual narcotraficante mexicano; ayuda militar de todos modos creciente, aunque luego sirva para presionar más y mejor. Y así, hasta llegar a los recientes ofrecimientos de ayuda, más o menos disimulados, para aplastar insurgencias como la del EPR.

No hay que hacerse, pues, falsas ilusiones. Luego éstas resultan tan caras como la ilusión salinista. Ya es mucho lo que indica que la ofensiva contra México ni es pasajera ni se limita a la cuestión migratoria. Más aún, no se limita a México sino que se extiende al mundo. Lo cual constituye la única buena noticia de todo esto: México tiene harta tela de donde cortar, en términos de alianzas, para frenar tal ofensiva. A su vez, el mundo debería tener en México --por su ubicación estratégica y otras cosas-- un pivote para la desactivación del creciente alocamiento americano.

Pero eso supone varios requisitos. En particular, un gobierno mexicano decidido a reconocer y afrontar el reto. Y, respecto a todos, se requiere un mayor conocimiento de EU. Inclusive a la gran potencia le convendría complementar su conocimiento de sí misma, y evitar así su eventual autocolapso --por miopía extrema-- en una de tantas locuras.

Por ello, la siguiente pregunta útil, imposible ya de abordar aquí, podría ser: ¿por qué el electorado de EU se encuentra alocado o enfermo de machismo? Respuestas fáciles siempre las hay. Lo importante, urgente, es calar hondo.